Adivina quién

El humor racista no tiene cabida en Adivina quién porque no aparece por ningún sitio. Lo que sí muestra son unos diálogos de patio de colegio entre blancos y negros que no pasan la frontera de lo políticamente correcto. No sabemos si estamos ante un episodio del príncipe de Bel-Air o ante siete vidas en plan hamburguesero. De los actores no se libra ninguno.

Al nuevo guapito blanco seguramente lo contratarán tras este tocho para actuar en algunas pelis de acción cutre, allanándole el camino para que un par de años después encarne a algún héroe romántico en cualquier súper producción aunque el tío sea un paquete. Y dependerá de su actuación en la peli de gran presupuesto y de la acogida entre las niñatas estadounidenses su posterior ubicación en el mundo del cine. Y si no al tiempo. Ahora mismo me vienen a la memoria Harrison Ford y Ben Affleck. Yo colocaría al capullín de figura de cera a la entrada de cualquier puti brasileño.

Sobre los actores de color no voy a lanzar ninguna pulla. Son malos por sí solos. Y no puedo aceptar que esta obrilla pachanguera destinada al público americano sea un remake de la obra maestra Adivina quién viene esta noche. Algo tan cutre no puede ser remake de nada, bueno... quizá de Los albondigas en remojo o de Gertrud. Éso sí.