Haz click aquí para copiar la URL

La cruz de hierro

Bélico Segunda Guerra Mundial (1939-1945). En el frente oriental, un escuadrón de soldados alemanes, capitaneados por un duro oficial, se enfrenta a las temibles hordas del ejército ruso. El pelotón germano está liderado por el respetado sargento Steiner (James Coburn), pero también tendrá que hacer frente a las decisiones ambiciosas y suicidas del capitán Stransky (Maximilian Schell), un aristócrata prusiano recién llegado al frente que busca ... [+]
<< 1 7 8 9 10 15 >>
Críticas 72
Críticas ordenadas por utilidad
25 de abril de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué pasaría sin juntásemos un director violento con una película bélica? El resultado sería este impresionante y violentísimo film bélico dirigido por Sam Peckinpah. El primer guión fue escrito por el prestigioso escritor Julius J. Epstein (Casablanca), basado en la novela de Willi Heinrich, que curiosamente no terminó de convencer al director. Fue entonces cuando se precisó la ayuda del propio director acompañado de Walter Kelley y James Hamilton para reescribir el guión.

La historia está ambientada en plena Segunda Guerra Mundial, cuando Alemania luchaba contra Rusia en el frente oriental. Un escuadrón liderado por el duro y rebelde sargento Steiner, deberán cumplir las órdenes del capitán Stransky, un oficial prusiano cuyo único interés es ser condecorado con la famosa cruz de hierro para regresar lleno de honores a su hogar y poder mirar de frente a su familia.

'La cruz de hierro' se trata de la única incursión de Peckinpah en el cine bélico, y de uno de los alegatos antibelicistas más feroces y agresivos jamás filmados. La relación entre los dos oficiales está basada en el odio, cosa atípica e inusual en el cine Peckinpah. Uno de los grandes aciertos del director es que éste logra que el espectador deteste la guerra sin necesidad de hacer ideologías de ningún tipo. Pero en esta historia no es violencia todo lo que salpica, también hay sitio para la compasión y la ternura simbolizadas en un niño ruso. El guión está cargado de frases lapidarias en contra de los altos mandos y de la guerra, pero aquí el argumento no es lo realmente importante, lo verdaderamente interesante son las estremecedoras imágenes de amputaciones de miembros de soldados rusos, explosiones, bombardeos, acribillamientos, todo filmado y narrado con la habitual violencia y el brío del director.

Sin duda, es una película que me impactó mucho a primera vista, que fracasó en la taquilla americana y en Europa fue un éxito estruendoso. 'La cruz de hierro' es unos de los últimos trabajos de Peckinpah, quien rechazó su continuación prefiriendo dirigir una road movie sobre camioneros haciendo gala de esa exageración típica en el último tramo de su obra.
Angel Lopez
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
26 de julio de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una magnífica película bélica que por una vez se nos presenta desde la perspectiva de los soldados alemanes. Buenos actores y escenas de acción excelentes, con las inevitables "camaras lentas" marca de la casa Peckinpah, en una historia bélica con personajes ambiciosos y mezquinos (el capitán que persigue a toda costa la ansiada Cruz de hierro del titulo, inmejorablemente interpretado por Maximilian Schell) y otros sufridos y pasotas (el veterano cabo que desprecia a los mandos del ejercito interpretado por James Coburn). Asi pues, el choque entre estos dos personajes tan dispares en su concepción de la vida y el ejercito sera inevitable...
En la parte negativa, y en mi opinión, claro, está el "intermedio" con el protagonista en el hospital que resulta excesivamente rarito.
En fín, como en las mejores películas bélicas, al final el mensaje que le queda al espectador es que la guerra es una estupidez.
Dexter
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
24 de agosto de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Profunda y acertada producción británica de soberbio carácter antibélico que tiene la particularidad de entremezclar con gran maestría el heroísmo y la injusticia que caracterizaron en buena medida a las batallas "cuerpo a cuerpo" acaecidas en el " Cul- de-Sac" en el que se convirtió el llamado Frente Oriental para los alemanes durante el aciago año de 1943. No tardaremos en darnos cuenta de la profundidad psicológica que el genial director estadounidense Sam Peckinpah otorgó a cada uno de los muy detallados personajes. La ambientación es muy realista y convincente,nauseabunda mezcla de lodo y chatarra que sin duda ayudará a alborotar nuestra curiosidad que al sonido de peculiares tonadas infantiles embadurnadas de imágenes bélicas de archivo servirán como agridulce abreboca para conocer las azarosas andanzas del experimentado pelotón del aguerrido y honorable Sargento Steiner, un alto y canoso personaje que seguro será el nuevo héroe de muchos desde el primer momento,sentimiento totalmente contrario al que nos despertará su aristocrático y petulante nemesis de inexplicable mayor rango. De mi parte les aviso que de una vez vayan descorchando el delicioso vino Mosel 1937 y esperen el momento de la "demarcación" en una obra muy bien lograda.
Adrianofilmes8
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
14 de enero de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde la óptica alemana aborda Peckinpah el asalto al género bélico y más concretamente a la Segunda Guerra Mundial. Lo hace a su más puro estilo: presentando toda la crudeza de la guerra, desde el campo de batalla hasta las trincheras, desde lo meramente visual hasta el lenguaje utilizado, desde las decisiones tomadas hasta el comportamiento expresado.
Esa crudeza también es mostrada por sus antagónicos personajes protagonistas. El primero (James Coburn) es un sargento un tanto indisciplinado, preocupado más por su tropa y al que no le interesan en absoluto los laureles que le puedan traer su valentía mostrada en el combate. El segundo (Maximilian Schell) es un oficial cuyos intereses se mueven exactamente en dirección opuesta. Su única meta es conseguir todos los méritos posibles ante sus superiores aunque sus decisiones cuesten vidas, para así conseguir su ansiada cruz de hierro.
Enseñar las miserias del alma humana, cobardía incluida, en situaciones precarias como las que conllevan las guerras son un claro denominador común del género bélico. Por eso, en esta película, esas miserias son parte importante con la actitud de los personajes y su incidencia en los hechos que concluyen en un poderoso final.

Curioso, como último apunte y aunque no tenga nada que ver con el desarrollo de la película, que un director estadounidense como Sam Peckinpah decidiera, en su única cinta bélica, afrontar el reto desde el lado alemán.
John Dunbar
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
15 de enero de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Todo es accidental, accidental por las manos. Las mías, las otras, todas sin mente...de un extremo a otro, y ninguna funciona. Ni funcionará jamás. Aquí estamos, en la tierra de nadie, tú y yo...".
En uno de esos momentos que encoge el alma oímos las descorazonadoras palabras del sargento Rolf Steiner, un soldado implacable que sabe lo que es ver caer a un compañero en el barro, un soldado dispuesto a destruir al enemigo, pero no por la patria, las condecoraciones, o los acomodados oficiales a los que ha de obedecer...sino por sus hombres. Únicamente por sus hombres.

Año 1.943, 2.ª Guerra Mundial. Los soldados alemanes resisten atrincherados en el frente Oeste de Taman donde se ven hostigados por las fuerzas soviéticas, las cuales avanzan sin descanso. El curtido pelotón de Steiner resiste la ofensiva, soportando los bombardeos y el progreso del enemigo, anclado en una tierra donde lo único que persevera es la hostilidad, la violencia, el plomo y la sangre, y las esperanzas por ganar la contienda son cada vez menores. No así, para los soldados no hay nada más y con el tiempo ese se ha acabado transformando en su hogar, y más para Steiner, un hombre que vive de, por y para la guerra.
Por el contrario, el recién llegado al frente capitán Stransky, un oficial prusiano, causará tensión entre los soldados, sobre todo por su animadversión hacia Steiner. Este militar aristócrata, hipócrita y oportunista no desea mancharse las manos combatiendo, lo que desea es tener sobre ellas la Cruz de Hierro, condecoración (primero prusiana, luego alemana) otorgada por méritos y actos de gran valor en el campo de batalla.

Con una sobresaliente carrera a sus espaldas donde facturó joyas del "western" ("Grupo Salvaje", "Pat Garrett y Billy, "el Niño" ") y del "thriller" de acción ("La Huida", "Quiero la Cabeza de Alfredo García"), a Sam Peckinpah le fueron ofrecidos varios proyectos cinematográficos de aires mucho más comerciales, hecho que no le agradaba demasiado, pues si algo odiaba era venderse a los grandes estudios, tales como "Superman" o el "remake" de "King Kong". En un primer momento colaboró en el guión de esta última y estuvo cerca de dirigirla, si no hubiera sido por las peleas que se trajo con los productores, que para él era una constante, con lo que finalmente el rodaje pasó a manos de John Guillermin.
Así fue como trabajó junto a James Hamilton y Walter Kelley en el guión de lo que sería su próximo film, basándose en la novela "The Willing Flesh" de Willi Heinrich, decidido a involucrarse por primera y única vez en el bélico, rodando con producción británico-germana en tierras yugoslavas. El libro, como era lógico, estaba basado en sucesos reales acaecidos durante la guerra, al igual que el personaje de Steiner. A finales de los '70, cuando las películas sobre el Vietnam iban a ganar popularidad, gracias a "Los Chicos de la Compañía "C" " o "Apocalypse Now", Peckinpah se centró en la 2.ª Guerra Mundial y, además, dándole protagonismo no a los americanos, como tantas veces se había hecho, sino al bando enemigo, el alemán.

Tras un prólogo de imágenes de archivo donde un sonriente Hitler manda a sus jóvenes aguerridos a una muerte casi segura, el director, destinado a hundirnos de cabeza en un escenario creíble y atroz de contienda bélica, no desarrolla una trama como tal, más bien parece coger su cámara y mostrarnos los horrores de la guerra, de manera directa y sin concesiones, haciéndonos acompañantes de esos hombres atrincherados lejos de sus hogares y más que habituados al barro, a la sangre y a la muerte. El punto clave del film es el cinismo de los personajes, su ambigüedad y sus reflexiones con respecto a la situación que están afrontando.
Para Steiner, paradigma del duro e impasible soldado teutón, no hay nada de honor en la guerra, no siente aprecio por su patria, ni por sus oficiales, ni por las ropas que viste, ni siquiera por la maldita cruz que con tanta avidez anhela Pransky; para él sólo es un pedazo de hierro cuya valía no puede compensar el horror de la batalla. Peckinpah se parte el espinazo por mostrarnos los combates de la manera más realista posible, sirviéndose de su querido "slow motion" y una cruda ultraviolencia, haciendo gala de un brutal lirismo y un tono antibelicista que se ve aderezado en muchas ocasiones por un aguzado humor negro y un halo de cierta extrañeza, el cual alcanza su máxima en momentos cuasisurrealistas como el paréntesis argumental donde tenemos a Steiner recuperándose en el hospital o cuando éste y su pelotón asaltan la casa ocupada por aquel destacamento femenino enemigo.

El mítico James Coburn vuelve a unirse al director logrando en la piel de Steiner una de las mejores interpretaciones de su carrera y contando a su diestra con el también legendario Maximilian Schell, quien encarna a su antagonista. Otros como James Mason, David Warner, Igor Galo y Klaus Löwitsch, redondean un esforzado reparto que acabó extenuado a las órdenes de ese Peckinpah al que siempre acompañaba su alcohol y su irascible temperamento.
Pese a su irregularidad, su extenso metraje y su pobre acogida en la taquilla americana (bueno, es que la que le hacía la competencia era "La Guerra de las Galaxias", nada menos), "La Cruz de Hierro" se ha ganado a pulso el ser una de las obras bélicas más importantes jamás realizadas, de gran influencia para cineastas como Quentin Tarantino, John Woo o Stanley Kubrick, algo que sin duda se nota, y laureada por el mismísimo Orson Welles, quien la consideró la mejor película de guerra desde "Sin Novedad en el Frente" (¡!), ahí es nada.

Dos años después, el director Andrew McLaglen realizó una bastante mediocre secuela llamada "Cerco Roto", con diferentes actores interpretando, sin embargo, a los mismos personajes.
Aun sabiendo de sobra que Richard Burton es un gran actor, su Rolf Steiner jamás se podrá equiparar al de James Coburn.
Chris Jiménez
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 7 8 9 10 15 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow