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Copland

Thriller. Drama Babitch (Michael Rapaport), un policía de Nueva York, conduce de noche de vuelta a casa cuando es atacado por dos individuos. Intenta atraparlos, pero cuando le apuntan con una pistola, instintivamente, dispara y los mata. En un instante, el puente se llena de policías, que comprueban que los agresores no tenían ninguna pistola, y deciden actuar por su cuenta. Todos viven en un barrio de Nueva Jersey donde el sheriff, el bonachón Freddy ... [+]
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Críticas 60
Críticas ordenadas por utilidad
28 de mayo de 2012
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos cuentan en el prólogo de la película que un grupo de policías logró crear su propia ciudad en las afueras de New York, lejos de la hiperactividad de la gran orbe, viviendo el gran sueño americano de un modo plácido y sereno. También dicen que Freddy Heflin, un héroe local que rescató a una joven de una muerte segura, nunca pudo ser policía a causa de una sordera propiciada por tan noble acto, por lo que cumplía el perfil idóneo para ser el sheriff de Cop Land.

Un accidente, un doble homicidio involuntario será la mecha que encienda la historia de este buen policíaco. James Mangold consigue crear una atmósfera creíble, cautivadora. La intriga es notable, inmiscuyéndose en las lagunas del sistema, repleta ésta de agentes policiales corruptos cuyas manos están manchadas de sangre. El cuerpo de asuntos internos, junto al carismático sheriff local, serán los artífices de arreglar el honor mancillado, de luchar por el respeto a la ley.

La historia tiene sus límites, aunque explota sus virtudes. No es una obra maestra, pero sí tiene destellos de grandeza. James Mangold ya daba indicios aquí de ser un cineasta seguro, de calidad (exceptuemos 'Noche y día'), sabiéndole sacar todo el jugo posible a un reparto de auténtico escándalo: Robert De Niro, Sylvester Stallone, Michael Rapaport, Harvey Keitel, Ray Liotta, Peter Berg, Robert Patrick o Noah Emmerich. En fin, notable película.
The Motorcycle Boy
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17 de julio de 2012
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda una de las mejores películas de los años 90. Ya que el film tiene unos actores de lujo (desde Robert De Niro, pasando por Sylvester Stallone, Ray Liotta, Robert Patrick etc.) guión sensacional, banda sonora muy adecuada, que hacen de este film una gran película de las grandes.
Se nota que es de las mejores del director James Mangold, por lo guay que es, porque la peli engancha desde el principio manteniendo el interes en todo momento, por lo que merece la pena verla si no lo has hecho ya, ya que es muy recomendable si te gusta el cine de polis con actores tan buenos como conocidos.
Gryzor
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12 de junio de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca he creído que Stallone sea mal actor. Para las películas que ha hecho me parece que se ha ajustado con nitidez a los ropajes del héroe que ha deseado hacer. Sin embargo, esta es una de esas películas donde uno puede decir que el viejo Sylvester se acerca al territorio de la interpretación meticulosa y regulada por el arte, no por las limitaciones propias.
Seguro es de las películas que todos los detractores de Stallone deben ver. Rodeado de un casting impresionante Stallone se atreve a figurar como el que más sabe llevar a los espectadores por el camino de que hay formas de obrar moralmente correctas no importando la corruptela que rodee la tierra de policías, este Copland que seguro todos hemos reconocido alguna vez en nuestros países.
Valetamayo
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19 de mayo de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
James Mangold, un director que nunca me ha parecido interesante (más allá de alguna que otra cinta interesante), realiza aquí su, hasta la fecha, mejor película y por ende uno de los mejores trabajos de Sylvester Stallone alejado de sus roles típicos de héroe de acción impasible en un thriller policiaco con aroma a western clásico donde la policía acaba convirtiendo una parte de New Yersey en su corralito particular. Tal es así que la corrupción llega a cotas incontrolables gracias también a contactos con la mafia. Dejando a un lado la parte del guión que es, sin lugar a dudas, el eje fundamental, la película es el botón de muestra de que Stallone, en una época cuya filmografía iba cuesta abajo y sin frenos, demostraba que era un actor que podía demostrar que tenía la madera necesaria para conseguir un rol ajeno al músculo, más cercano a lo que la crítica aplaude y no cruje. Sin ir más lejos tuvo que engordar 15 kilos para alejarse del físico musculoso al cual nos tenía acostumbrados y dejar la acción de puñetazos y mamporros a un lado para adentrarse en una historia donde lo que prima son las dotes interpretativas y no el físico. Por así decirlo, se quitó el disfraz de pétreo e impasible héroe de acción para enfundarse la piel del héroe anónimo y cotidiano, una especie de vaquero que su moral le pide (y obliga) a hacer lo correcto siempre, a costa de ser el hazme reír de los demás. Una forma muy clásica de conjugar el cine del oeste con el policíaco con aroma a clásico.

La película empieza de muy potente. Una persecución y un asesinato de dos chicos negros a manos de un policía blanco en el puente George Washington, que une Nueva York con New Yersey. Un puente reconvertido en símbolo de impunidad, icono de como la jurisdicción política, policial y social acaba en un lugar para convertir la policía corrupta en un elemento intocable. En esta escena logramos ver hasta dónde llega la manipulación, corrupción y destrucción de la ley y orden. Y en medio de todo este podrido entramado se encuentra Freddy, el personaje interpretado por Stallone. Debido a un accidente donde se quedó sordo al salvar a la chica de sus sueños no puede acceder a ser policía. Tal es así que acaba convirtiéndose en el sheriff ninguneado del pueblo. Un héroe a fin de cuentas pero que por su condición inocente y pura en contraste con la corrupción podrida de sus vecinos es objeto de burla y ninguneado por el resto de policías. Cinematográficamente hablando es como si los protagonistas de las películas de Frank Capra o Howard Hawks, héroes de condición y espíritu acabaran conviviendo con los personajes que surgen de la mente de Quentin Tarantino. El bien contra el mal en estado puro. La inocencia de una forma de vida contra lo sórdido de lo corrompido.

“Copland” es un título coral con un reparto de lujo, cargado de apellidos realmente potentes (Harvey Keitel, Ray Liotta, Robert De Niro, Robert Patrick, Peter Berg, Janeane Garofalo, Michael Rapaport, Annabella Sciorra, Noah Emmerich, etc.) y con actuaciones muy solventes que si bien es cierto no todos son importantes ni todas las historias sin igual de interesantes puede decirse que los aciertos de unos compensan los fallos de otros. Por la sencilla razón de que todos, en mayor o menor grado, son una especie de piezas de un puzle que ofrece en su conjunto una mancha gris que tapa el blanco de la condición humana. Mangold trabaja de forma concienzuda, serena, sin altibajos en una historia potente y sumamente eficaz. Sobre todo por ver como la manipulación, el dominio, el control, la corrupción y el asesinato por parte del líder de todos ellos, Ray Donlan (Harvey Keitel en su salsa), es sorprendente precisamente por saber que Asuntos Internos, representados por un competente De Niro y que ofrece una actuación que recuerda a sus tiempos gloriosos, no puede tocarle debido a temas de jurisdicciones y leyes inquebrantables.

- continúa en spoiler -
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
claquetabitacora
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15 de diciembre de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una noche cualquiera en Nueva York un policía joven llamado por sus amigos “Superboy”, se mete en un lio al confundir la explosión de la rueda de un coche de dos chavales negros que iban metiendo miedo con un cepo como si fuera una Uzzie con un disparo, y les hace estrellarse contra él perdiendo los dos chavales la vida. La poli actúa, que es una mierda de policía, ya que juegan con drogas y tienen a basura en el cuerpo, para solventar el problema del chaval que tiene buenos contactos y meten un subfusil en la cabina del coche. Los de la ambulancia protestan porque saben que quieren meterles una “bacalá” y lo mejor que se le ocurre a los polis que circulan por el puente donde se ha sucedió el accidente es contar que “Súper Boy” se ha tirado al río en un descuido y la gente se escandaliza. Pero “SuperBoy”, bien interpretado por Michael Rapapot, no está muerto. Lo llevan de tapadillo a Garrison, en Nueva Jersey, al otro lado del río Hudson, en una ciudad de policías donde el Sheriff Eddie (interpretado por Sylvester Stallone), lleva la calma a una ciudad modesta de poco más de 1000 habitantes. Eddie quedó sordo cuando joven por salvar a una chica que calló al río en un coche y eso le impidió ser policía, pero es tan honesto y bonachón que merece una estatua en la plaza del pueblo en cuestión.

Ahora empieza una trama de polis corruptos que se quedan parte de las mercancías de las drogas, que se dan venganza entre si y que demuestran tener muy pocas dotes como servidores de la ley. Lo mejor de todo es que Eddie es el que ve como en el asiento trasero del coche de uno de los peces importantes del percal a “SuperBoy”. Guerras internas empiezan a desestabilizar una trama donde todos conocen que este chico está vivo y oculto. Se entierra un ataúd lleno de lo que fuese y “SuperBoy” está viviendo como puede escondido por los actores Robert Patrick y Harvey Keytel que hacen una buena interpretación como policías, pero… ¿Quién se puede olvidar de un gritón y displicente Ray Liotta? Él sabe secretos y hay rencillas con Keytel que parece odiar al poli que lleva la investigación de la muerte de los negros (interpretado por Robert De Niro), y que le extraña no hallar el cuerpo del poli suicidado. Stallone aquí hace el mejor papel de su carrera como actor al dar vida a un sheriff medio sordo, algo gordo y bonachón que no deja de pensar en la chica a la cual salvó del río y vela en las disputas con su marido que también es del cuerpo de policía y que sabe de la trama, pero que no quiere aceptar que igual lo mejor es acabar con el poli que ha simulado su suicido.

Por ello el personaje del marido debe morir. Estos “grandes y honestos” policías lo dejan morir en una trifulca con un delincuente cuando podrían haberle ayudado. Porque no pueden tener a “SuperBoy” ahí, defendido por alguien que les impida matarlo ya que se ha convertido en una carga. Eddie investiga y es ayudado por sus dos inferiores más que se muestran leales a él. Descubre una buena trama de polis corruptos y quiere mostrar al poli interpretado por De Niro. Pero este lo echa de su oficina con cajas destempladas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
axlyerin
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