Regreso a casa

Y Y sus zapatos de tacón
Y su vestido de domingo
Penélope
Se sienta en un banco en el andén
Y espera que llegue el primer tren
Meneando el abanico

La película me ha recordado tantísimo a la canción de Serrat: la señora que recuerda y recuerda y espera a su antaño amado, y cuando este regresa no sabe reconocerle...

Es una idea maravillosa, y una película extraordinariamente bien llevada, con dramas los justos y emotividad bien dosificada.

Me gustó mucho la Casa de las dagas voladoras (2004), me pareció ingeniosa, muy colorida y con una historia detrás llena de fuerza y emotividad. Esta es otra cosa. Es claramente una historia de la China moderna, de amores en tiempos de revolución cultural, de la dureza de la vida en los años más salvajes de la intensidad represiva.
Es sensible y delicada, tiene fuerza y expresividad, y cuenta una historia pequeña pero importante. La amnesia sirve de metáfora para apreciar cómo ha evolucionado la China revolucionaria hasta convertirse en modelo de capitalismo centralizado que es ahora mismo. Una amnesia autoimpuesta, forzada, para no reconocer las bestialidades del sistema y para poder pasar página de manera colectiva de la manera más eficiente y rápida.
Como toda forma de imposición forzada la revolución cultural no sirvió para nada. Para imponer una forma de dominación de las personas y una forma de opresión política, social, personal, y cultural que tenía un solo propósito: domeñar cualquier forma de disidencia y cualquier atisbo de contestación.
La otras perspectiva es la historia amorosa, delicada y sensible, entre dos seres humanos que por encima de todo se quieren y aprecian. Y también de cómo la enfermedad del olvido hace estragos en dicha relación.
Me ha gustado mucho el papel que hace la actriz Gong Li como Feng Wanyu, la esposa de Lu Yanshi. El profesor Lu Yanshi es interpretado por Chen Daoming. La hija es interpretada por Zhang Huiwen. La actriz es delicada y sabe apreciar los matices, el profesor es más plúmbeo, más plano, menos colorido y tonal.

Al igual que con las personas que padecen enfermedades mentales (graves), cada avance lleva a un punto donde se retrocede provocando frustración. Curiosamente esta obra tiene la misma dinámica.

Los primeros 20 minutos nos engatusan planteando un drama dentro de un contexto. Este, la revolución cultural china, tiene un casi nulo acto de presencia en el resto de la obra. Paso atrás.
El eje es la enfermedad de la protagonista y la reacción de su marido, los cuales nos dan grandes y emotivos momentos. Paso adelante. Pero que se tornan repetitivos y excesivos a lo largo de la cinta. Paso atrás.

Esta realizada de forma muy elegante, cada plano o secuencia desprende que hay talento tras la cámara. Por si fuera poco a esto ayuda un trío protagonista con actuaciones excepcionales. Paso adelante.

Un problema es que según pasan los minutos, ese sentimentalismo, esas ganas de llegar al corazón del espectador, se quedan por el camino llegando a ser incluso indiferente el destino de los protagonistas. Paso atrás.

Se deja ver, esta bien hecha e interpretada, tiene emotivas escenas (y el final), pero su repetitivo y en ocasiones casi nulo ritmo lastran lo que pudo ser.
Como el protagonista, esta obra te provocará seguir intentando ver los minutos pero puede llegar a provocar una gran frustración.

Lu Yanshi es un profesor que fue deportado al noroeste de China, al desierto de Gobi, al llegar la Revolución Cultural. En 1979 regresa a su casa, como millones de deportados a partir de 1975 cuando se produjo el fin de aquel cruel período de la historia de China, y se encuentra con que su mujer, Feng Wanyiu, no le reconoce; año y medio antes de su regreso sufrió amnesia psicógena debido a un traumatismo psíquico muy fuerte.

Zhang Yimou parte de la novela 'El criminal Lu Yanshi', de Yan Geling (la misma autora que le sirvió de base para rodar 'Las flores de la guerra') para dirigir esta película que convierte en un drama tremendo.

En este filme se expone la brutalidad vivida por el pueblo chino durante el período de la Revolución Cultural, donde hasta los hijos eran obligados a delatar a sus padres, entre otras cosas, en una primera parte temporal que sirve de presentación. En la segunda, en la que se narra el regreso del protagonista a su hogar, se convierte en el nudo de la historia. La tercera y más breve de las tres se deja como desenlace.

Dramón, como he escrito anteriormente, en el que hay poco que destacar a parte de la intencionalidad, conseguida, de compungir al espectador, si bien Yimou sigue demostrando su valor como narrador con la cámara y las interpretaciones de Gong Li y Chen Daoming resultan convincentes, porque ante todo se antepone el triste argumento, sin dejar ninguna salida, ni otra entrada, a la desdicha que supone la pérdida de memoria de Wanyiu (fiel e incansable en el amor a su marido durante toda la ausencia de este) y el amor que le profesa su esposo, primero queriéndola recuperar como pareja y luego, resignado, amándola tan solo asistiéndola, cada vez más a su lado, al mismo tiempo que la demencia de ella avanza.