Bienvenidos a la casa de muñecas

Qué difícil es ser feo, adolescente, incomprendido, comparado, insultado, ignorado, distinto, enamoradizo, friki....La prota de esta peli (que da cierta grima por cierto), cumple todas esas cosas y sin embargo no se siente alguien inferior. Muchas veces ignora a los que se meten con ella, otras veces toma ella misma el papel de “acosadora” (amigo, hermana...). Estamos ante un personaje un tanto extraño y difícilmente empatizante con ninguno de nosotros; aunque el tema que subyace de cómo vivir en un mundo siendo distinto/a es interesante y al que más o al que menos, le toca en algún aspecto, no está especialmente bien desarrollado en esta película. Tema interesante, pero falto de profundidad.
Ante este personaje central aparentemente enclenque sobre el que se mueve todo el film, se nos muestran una cantidad de ideas que flotan en la sociedad, pero de una forma un tanto irreverente y en ocasiones diría que frugal. Así, aparecen diseminados de una u otra manera: violación, pederastia, acoso, homofobia, drogas...
Todo este cóctel suena bien y a priori podría pensarse que estamos ante un gran película de fuerte contenido social y de cierta calidad. Sin embargo, muy lejos queda esto de la realidad; estamos ante un producto carente de ritmo, con personajes tan frikis como ridículos en la mayoría de los casos, y con una supuesta gracia-humor que no se ve por ningún lado.
En definitiva, muchos ingredientes pero una mala mezcla. Algo parecido a un bloody mary con exceso de tabasco.

Me hablaron de esta película como un buen acercamiento al, desgraciadamente tan en boga, acoso escolar. Al principio parecía serlo, pero al cuarto de hora la cosa degenera en un sinsentido poblado por el más variado muestrario de frikis. Los personajes acaban siendo caricaturas de sí mismos y el guión es tan incongruente que lo que en principio se presenta como pobre víctima, resulta ser una despreciable personita cuyo egoísmo y falta de sensibilidad lo convierte en un elemento repulsivo. Nada en las relaciones entre los chavales del instituto tiene ni pies ni cabeza. La familia de la protagonista resultaría difícil de creer incluso en una comedia grotesca, y casi todos los personajes resultan contradictorios. La historia termina de modo ininteligible porque no cuenta nada coherente, se mezclan violencia, pedofilia, drogadicción, sexo, marginación, carencia de autoestima, incomunicación familiar y mil temas, sin orden ni concierto; aunque habrá quien hable de interpretaciones y planteamiento abierto. En realidad, la película es caótica y está bastante mal narrada, en ningún momento el comportamiento de los personajes tiene una lógica, ni aun poniéndose en la piel de adolescentes descerebrados.

Humor negro y surrealista que no evita, sin embargo, cierta semejanza con la vida real y con el calvario que sufren ciertos preadolescentes en todos los institutos y escuelas de todas las ciudades, por no cumplir los cánones de carisma y belleza establecidos por esta sociedad a veces demasiado cruel y competitiva cual jungla.

Es la primera película de Solondz que veo. Estoy de acuerdo con los anteriores críticos en que decepciona un poco. Viendo los primeros minutos te das cuenta de que las situaciones son demasiado exageradas como para resultar creíbles y sentirse mínimamente identificado con la protagonista. Así que, llegado a cierto punto de la película, o la quitas o cambias el chip y te tomas la película como una comedia en plan "Malcolm" en la que a todos los personajes les falta un hervor y te ríes de las perrerías que sufre la pobre chica. Fue así como pude disfrutarla, sin tomármela en serio.

Profundos, además. Y no hablo precisamente de la estúpida chabola de la protagonista, sino del cubil donde "convive" con lo menos parecido a unos familiares.
Y es que, con una hermana que se asemeja a una ninfa y no deja de revolotear como una imbécil irritando al personal, una madre con menos sesera que todos sus hijos juntos (o así lo demuestra con ese comportamiento), un tipiquísimo hermano que, además de presuntuoso, es hipócrita (quizá de los pocos personajes que se salvan de la quema), y un padre, que sustituido por una estatua mediaría la misma función, uno no puede esperar más.
Eso sin olvidar a la protagonista, claro, una neurótica de remate a la par que enferma mental. De espanto, vamos.

Lo peor de todo, es que ni dándole tropecientas vueltas hallo el cinismo por ningún lado. Tampoco ningún tipo de acidez, excepto la mia. Estomacal. Después de tragarme esta hez de hora y media.
Lo único que hallo es demencia y una estupidez catatónica reflejada en diálogos de auténtico pavor, totalmente vergonzantes y situaciones bochornosas.
Para colmo, la única relación que tiene la protagonista con un ser humano normal, la arroja por el retrete sin saber por qué. Solondz también podría haber arrojado por ahí el guión.
Eso sin contar los momentos sumamente previsibles que, sumados a todo lo anterior, conforman una cinta de auténtico sonrojo.

Por si todo ello no fuera poco, verla acompañada de mis mayores les habrá hecho pensar que viven con una especie de psicópata de veintitantos al cual, en breve, tendrán que acompañar al psiquiátrico más cercano.
Además, lo que en Happiness sustentaba en mayor parte el interés de la cinta, la inteligencia narrativa, aquí se ve disipada entorno a un relato torpe y poco trabajado.
Señor Solondz, tómese un descanso en alguna institución mental. Por el bien de la humanidad.
Un abrazo.