El camino de vuelta

La factoría Fox Searchlight, división "independiente" del gran estudio, sigue ofreciéndonos joyas secretas como ya lo hiciera con títulos como 'Pequeña Miss Sunshine' o la magistral 'Los Descendientes'. Todas tienen un sello común: Las fantásticas interpretaciones de prácticamente todo su reparto. Es aquí donde 'El Camino de Vuelta' sobresale. La naturalidad del elenco al completo (subrayo lo de "al completo") le hacen a uno partícipe durante todo el metraje de todo lo que les ocurre. Cómo madura la interpretación del chaval Liam James a la vez que madura su personaje, Steve Carell y Toni Collette o el buenrollismo que desprende Sam Rockwell. Te sientes un vecino más de esa comunidad veraniega. Empatizas con sus relaciones, sus bondades, sus miserias y sus secretos. Todo se desarrolla con sorprendente naturalidad y resulta también una historia fresca, con las dosis justas de dulzura y amargura, original dentro de su aparente cotidianidad y muy, muy conmovedora. Algo muy de agradecer en los tiempos que corren...

ME GUSTÓ: Sam Rockwell en plan muy "cool" pero sin histrionismos y lo agradable que resulta este paseo de 103 minutos.
NO ME GUSTÓ: Empatizar tanto con ciertos personajes hizo que algunas situaciones me dieran mucha rabia...

El camino de vuelta es de esas películas que sin un gran presupuesto, un gran reparto y sin efectos especiales es capaz no solo de atraparte durante todos los minutos de su proyección, sino que además te ves reflejado en muchos minutos y la haces más personal a pesar de saber que lo que ves no es real.

No hay nada mejor que ver cosas que pueden pasar en la pantalla, para poder simpatizar con los personajes y ponerte en su lugar. Las típicas vacaciones de verano, con ese coche hasta las trancas de maletas, con adolescentes inconformistas con el lugar escogido y en sus burbujas individuales. Si a esto sumamos que la pareja principal la forman dos recién divorciados y que el nuevo cabeza de familia, no traga al hijo de su nueva pareja, ya tenemos el pollo montado. Para más inri, el chaval es muy tímido y retraído y no acepta la situación actual de su familia.

Su "hermanastra" no lo soporta, su madre está muy ocupada con los nuevos amigos y parece que a nadie le importa su figura. Es aquí cuando aparece Owen, un tipo al margen de las normas, las responsabilidades y el mal rollo, dueño de un parque acuático, cuyo lugar se convierte en lugar de escape para el joven Duncan. Aquí no solo se le valora otorgándole un puesto de trabajo, sino que se le respeta. El chaval gana en confianza, se divierte y hace nuevos amigos.

Todas las experiencias vividas por Duncan nos atraparán irremediablemente desde el primer minuto, en especial la parte conflictiva con su padrastro. El poco valor que le otorga al chaval, además de no ser para nada un ejemplo de conducta para este.

A mi me ha resultado una película ideal para la época, la he visto estando de vacaciones y disfrutando de la piscina del hotel, mucho parecido con el protagonista de la historia. Lo dicho, la maravillosa relación entre Duncan y Owen es motivo suficiente para disfrutar de El Camino de vuelta. Muy recomendable.

Los laureados guionistas de Los Descendientes (2011), Nat Faxon y Jim Rash debutan en la dirección con un relato que también tiene su autoría, dejándonos una agradable comedia veraniega y con un reparto eficaz.

La cinta coge claramente un camino marcado por cintas como Pequeña Miss Sunshine o Adventureland, aunque sin dejarnos el inolvidable calado que tiene la primera, ni tampoco la esencia con la que brilla la segunda. Aún así la cinta tiene algún momento esporádico de risas y funciona en los momentos sensibles.

Un elenco que convierte a la propuesta en más atractiva y todos se entregan totalmente al personaje, destacando a Toni Collette y sobretodo al desbocado Sam Rockwell que aporta todo el carisma a la pantalla.

El guión sin duda podría haber dado para un proyecto más notable pero en su paso por cámara se queda en una cinta familiar que funciona y que nos aporta risas y sentimientos. Que hay que decirlo se agradecen.

De nuevo la identidad de este filme con nuestra época nos hace ver la vida con nuevos ojos. Ya ocurrido así con otras peliculas y, de hecho, el parecido de The Way Way Back con, por ejemplo, Little Miss Sunshine es más que llamativo. Ambas películas no solo comparten intérpretes (Steve Carell, Toni Collette), sino una completa lección de vida. En ambas, a la vez, se perfila una crítica similar a las nociones de personalidades bendecidas o condiciones para ser exitosos, y un estilo narrativo suave y dulce matizado por bellas canciones.
Duncan, el adolescente protagonista de esta película sufre su propia crisis, la carencia del rol del padre, la soledad, la timidez, el conflicto con la madre y su nuevo pretendiente sin lograr identificar ni una sola pista de lo que debe o tiene que hacer. Allí es donde aparece Owen (Sam Rockwell) para inyectar un poco de vida en la "aburrida" existencia del joven, para mostrarle que Pac-Man es un juego y que solo hay que divertirse, así no se pase del primer mundo, porque todos los niveles son lo mismo.
Hecha con muchos símbolos de la sociedad actual: la crisis de la familia, de la madre cuarentona, del padre metrosexual, del adolescente inseguro, de la chica calenturienta, de los rollos y basura que escondemos bajo el tapete, The Way Way Back es una bella película para leernos un poco a nosotros mismos y para observar con claridad lo que verdaderamente ocurre en nuestro entorno.

Esperaba una comedia sin mucha trascendencia, de esas de sábado tarde, sin mucho que decir, pero me ha cautivado y me ha resultado tierna, graciosa y con un toque de realidad. Me sorprende el papel de Steve Carell, para bien, y el de Sam Rockwell, para mejor. En su género mejor que muchas otras.