1492: La conquista del paraíso

En esta bella película del inglés Ridley Scott con el personaje de Cristóbal Colón, italiano, representado por el francés Gérard Depardieu, conocemos los preparativos y la emocionante aventura de un navegante supuestamente soñador, cuya ambición no es ganar dinero, sino crear un Nuevo Mundo y un lugar en la Historia. Pero el Viejo Mundo no puede dejar de inmiscuirse en el proyecto de todas las maneras posibles, lo que no impide la deslumbrante y bella naturaleza del mundo nuevo y, como siempre, humana complicación. Una película que resuelve mejor la plasticidad y colorido de las imágenes, incluyendo la belleza de una reina Isabel de Castilla y Aragón (Sigourney Weaver) que, sorprendentemente, está siempre sola y toma solitaria sus decisiones. No parece una película histórica, pero sí emocionante por su significado. El "Almirante de la Mar Océano" fue, sin dudas un buen navegante, pero un gobernante sin brillo aunque lleno de buenas intenciones.

Hoy he visto por primera vez esta película. Tras hacerlo y, con las impresiones que me había causado y mis opinión personal perfectamente formada, he pasado a echar un vistazo en internet a las opiniones de "profesionales y aficionados".

Tal y como esperaba, muy dispares y, sobre todo, críticas destructivas.

Cuando llevaba media hora de película, ya pasé a cambiar el chip sobre lo que cabría esperar de ella. A nivel histórico y documental es ¿deficiente?. Para responder a esa pregunta, antes hay que plantearse otra: ¿Pretende la película ser un documental?, la respuesta es "No". Me molesta especialmente lo relativamente fácil que parece atravesar un inmenso océano desconocido rodeado de un personal a bordo de lo más selecto. Pero ya he dicho que pronto cambié el chip sobre la película. Y si a ciertos niveles pudiera ser más precisa y, cómo de grave es eso para el resultado final, que lo juzgue cada uno, pero la película que tenemos ante nosotros es una elegía metafórica. Una oda a los espíritus que contra viento y marea, se mueven detrás de un sueño, de una visión y que, pagan cara su osadía pero abren nuevas vías para la humanidad. Al final de la película, por si el espectador todavía no se ha dado cuenta, el diálogo entre Colón y Sánchez lo deja claro, por si te has perdido por el camino, como parece que tantos críticos y espectadores se han perdido, pese a todo.

Con todo y con eso, no digo que sea un film de primer nivel, pero sí recomendable. Entrando a lo detalles técnicos, decir que fotográfica y visualmente (con todo lo que ello engloba), la película es una gozada. La banda sonora de Vangelis, tan elogiada en las críticas que he leído, no pasa de ser una banda sonora y punto. No es tenga que reprocharle nada en particular, pero no hay nada que el músico no hubiera hecho ya lustros antes. No trasciende. En cuanto a recreación técnica, la escena del montaje de la campana es muy convincente.

Podría entrar mucho más en detalle, pero con lo dicho que es suficiente para expresar mi opinión personal.

Los de mi generación recordamos esta película por la banda sonora de Vangelis, que además ganó un Oscar, pero pocos son los que la han visto o la recuerdan. El protagonista es el borracho gordinflón de Gérard Depardieu, cuando era un actor de moda y reconocido prestigio, y antes de que se hiciera ciudadano ruso para pagar menos impuestos llevado por su codicia.

Una guapísima Ángela Molina tiene un papelito diminuto como esposa de Colón. Fernando Rey también tiene otro papelito. Sigourney Weaver hace de reina Isabel, bordando el personaje debido a su fuerte personalidad. Al resto no los conoce ni el Tato.

La película es un pelín larga, pasando de las dos horas y cuarto, y llega un momento en que se hace monótona. Lo bueno es que culturiza. Nos enseñaron en la escuela que Colón descubrió América, pero no que ni siquiera llegó a pisar la parte continental. Ni la frustración de llegar a unas tierras que para nada eran la China de Marco Polo, ni encontraron las especias y el oro que buscaban.

Yo me he quedado con ganas de más. Una segunda parte donde los Reyes Católicos empezaran a recepcionar las riquezas de Las Indias, y a organizar toda la conquista.

Es una de las pocas películas que reveo.

Hasta la llegada a América está rodada como nunca por este mago de las imágenes y de los sonidos confabulados. Presencié parte de su rodaje en Cáceres y es una de las mejores películas del cine español, que también intervino España en su producción.

En su final se desperdiga porque el paraíso se conquista nada más encontrarlo. Ahí debería terminar. Al pisar tierra.

El tratamiento de la luz, la ambientación, la elección de decorados es un ejemplo a estudiar. Todos los actores están soberbios pero nunca Fernando Rey fué tan hondo e intenso. Ni Sigourney Weaver, haciendo de Isabel la Católica, estuvo tan deslumbrante. El plano de la presentación de su personaje pasa directamente a mi Historia del Cine.

La elección de Costa Rica como paraíso al que llegan es otro acierto y es muy divertido que a donde llegan es a una playa del Pacífico por las cercanías de Manuel Antonio, que es de lo más hermoso que tiene la hermosísima Costa Rica. La belleza del plano bien se merece estos anacronismos geográficos. Cosas del cine.

Una gozada rodada buena parte en España. Purísimo cine español.

El envoltorio es tan lujoso como siempre: esa fotografía pictórica que parece sacada de "Los duelistas", los planos marinos con filtros anaranjados (tan Bruckheimerianos), el uso de los humos para crear ambiente, el excelente vestuario, la BSO de Vangelis...

¿Y los actores? Pues salvando la papeleta.

Pero la historia no engancha. Sea como sea, el film se atasca una vez se descubre América, degenerando en un clon de "La misión" con escenas de escasa hondura dramática.

Para cuando llega el final, la película se ha hecho pesada. Y es una pena. Pero no parece que sea culpa de Scott. No. Es culpa de unos guionistas que han enfocado la historia erróneamente, haciendo que se vuelva cansina y aburrida.