Roman J. Israel, Esq.

Dan Gilroy asombró al mundo con Nightcrawler en 2014. Y no es para menos, ya que la cinta protagonizada por un excelso Jake Gyllenhaal es una de las películas más rompedoras y brillantes de los últimos años.
La cosa no le sale tan bien a Gilroy sin embargo con Roman J. Israel, Esq., que es una cinta correcta, elegante, con momentos inspirados o cargados de emoción (el final), pero que se ve lastrada por una narrativa poco ágil y una historia que, siendo realistas, tampoco es la repera en bicicleta. Hay partes directamente aburridas, otras que confunden y otras que sí son emotivas, como decíamos más arriba, pero la mezcla nunca termina de funcionar realmente como debería. Carmen Ejogo, en un personaje encantador, y un notable Colin Farrell (fabulosa la recuperación de su prestigio en los últimos años, después de demasiado tiempo siendo continuamente infravalorado) acompañan muy bien a quien es la gran estrella de la función, y el responsable directo de que suban el interés y la nota de la propuesta entera.
Sin duda, lo mejor de la película es Denzel Washington. El oscarizado intérprete de Training Day es uno de los mejores intérpretes del mundo, y nunca o casi nunca decepciona. En este caso, realiza una composición del personaje principal absolutamente extraordinaria, convirtiéndolo en un ser digno de lástima y que se gana el corazón del espectador a pesar de hacer también algunas cosas muy cuestionables. Wahington lo reviste de una humanidad enternecedora y clava cada uno de los matices de la personalidad (¿Asperger?) de Israel.
En definitiva, una película correcta, aunque no llega a notable.

Lo mejor: Denzel Washington, superlativo como siempre y muy por encima del nivel general de la cinta.
Lo peor: La narración no es precisamente hábil ni demasiado atractiva.

Apenas para un Oscar nos muestra acá Denzel de cómo se actúa, impecable actuación.

Fuera de este detalle, nada nos brinda la cinta básicamente, por culpa de un guión un tanto complicado más que complejo, aunque a ratos la figura de Israel cae irremediablente en lo complejo y absurdo gracias al a menudo e incoherente guión...

La moraleja ,,,viva el dinero, el mejor "principio" y "peor" decisión..,De lo recurrente y absurdo a lo trágico, creo q a Dan Gilroy le quedo grande la tragicomedia si acaso un 5 de 10.

Breve cine crítica: Roman J. Israel, Esq.

Una excelente actuación del estupendo actor Denzel Washington.
Lamentablemente la película no acaba nunca de levantar el vuelo, dejando a su desarrollo huérfano del interés. Provocando inclusive momentos de aburrimiento.

5 de 10.

Tras un promisorio debut con la sólida película ‘Nightcrawler’, ahora narra la historia de un peculiar abogado, película que ha potencializado gracias a la nominación al Oscar obtenida por su protagonista Denzel Washington.

Cuando su mentor y socio cae en coma, Roman J. Israel (Denzel Washington), un abogado portentoso, idealista y con un fuerte compromiso social, ve trastocada su vida, debiendo decidir entre prestar labor social como activista sin una remuneración a cambio, o dejarse seducir por una gran firma de abogados que lidera George Pierce (Colin Farrel), un joven y ambicioso abogado.

Tras relacionarse con una activista de nombre Maya Alston (Carmen Ejogo) que le solicita su colaboración en su organización sin fines de lucro, Roman es contratado por la firma de Pierce, quien lo pone a cargo de los casos socialmente mas comprometidos, hasta que Roman se ve en una inesperada encrucijada que le hará cuestionarse sus principios.

La película arranca con una ritmo lento e incierto, en una larga presentación del personaje y sus ideales que demora y no permite al espectador involucrarse en una historia que tarda en arrancar, priorizando el estudio del personaje al que Washington le pone el cuerpo.

Pero cuando la trama ha avanzado y de pronto se introduce una historia que lleva al relato hacia los terrenos del thriller este se vuelve más efectivo y sólido, de tintes psicológicos que ponen al anacrónico abogado en una disyuntiva que altera todo su ser y que lo lleva a traicionarse a si mismo y sus ideales, y dejando suspendido el discurso del filme.

Irregular en su narrativa, la película se sostiene por la sólida interpretación de Washington, más allá de cierto subrayado en las conductas cotidianas de su personaje, un relato que se queda a medio camino entre ser un filme se temática social y un thriller policial.

http://tantocine.com/roman-j-israel-esq-un-hombre-con-principios-de-dan-gilroy/

Roman J. Israel Esq. encaja perfectamente en esa última situación. Con una idea a priori atractiva y un personaje con potencial, uno espera que, de repente, algo lo deslumbre. Pero no, ese momento nunca acaba de llegar.
Denzel Washington interpreta a Roman J. Israel, un abogado defensor idealista y con vocación cuya vida cambia drásticamente cuando su socio y mentor muere. Eso lo obliga a abandonar su trabajo de años en el estudio jurídico de su socio y a buscar un nuevo empleo para sobrevivir. En esa situación, su vida comienza a girar en torno a dos nuevos conocidos: Maya (Carmen Ejogo), una joven luchadora por la igualdad de derechos, y el ambicioso abogado George Pierce (Colin Farrel), antiguo alumno y amigo del fallecido que acaba contratando a Roman para su empresa. Lo que ambos ven en él es talento, voluntad, determinación e integridad. El protagonista parece un tipo brillante, un hombre raro y con escasa inteligencia social, pero que posee unas cualidades profesionales admirables, como su prodigiosa memoria. Sin embargo, su forma de proceder rara vez es acertada, Roman es torpe en todo lo que hace, falla constantemente e impide que lo veamos como el sujeto maravilloso que supuestamente es.
Curiosamente, Denzel Washington logró con este papel una nominación al Óscar a mejor actor en la pasada edición de los premios. Su interpretación es buena, sí, pero el personaje no tanto. Supongo que los académicos habrán valorado que es uno de los papeles en los que Denzel logra perderse por completo en su personaje, aunque no será uno de sus trabajos más recordados.
Roman J. Israel Esq. no impacta, no conmueve y por momentos, en sus largas dos horas y pico de metraje, ni siquiera entretiene.