War Horse (Caballo de batalla)

Un caballo cambia de manos a lo largo de una guerra. Predecible desde el primer instante, una historia de separación y reencuentro que se hace demasiado larga. Soluciones improbables a problemas imposibles,

Los escenarios, la buena fotografía y la cantidad de gasolina gastada para filmar al caballo trotamundos no justifican las 2 horas de tedio que pasas frente al film. Sobra metraje para contar la historia equestre. Dos escenas son también las de acción en todo este metraje de rebuscadas buenas intenciones. Una película más para las navidades pasadas que para estas fechas. No voy a destripar la película ni a dedicarle más tiempo de lo que se merece, pero hay propuestas actuales y en dvd que pueden cubrir perfectamente el espacio de la misma, o lo que es lo mismo: habiendo películas más interesantes que siempre te dejas por ver, recomiendo invertir ese tiempo en las mismas. Altamente recomendable solo para amantes de los equinos y de las casualidades exageradas, nada más que añadir.

A los 20 minutos ya se veía que esta película tenía poco por dónde ser cogida, y que si su desarrollo me hacía temer el final, éste superó todas mis espectativas. No hago ningún comentario adicional, quien la haya visto sabe de qué hablo (le haya gustado o no), y quien aún no lo haya hecho, que se prepare... Desde luego, el tío Steven le echa un par a esos dos minutos finales que no dudo que pasaran a la historia del cine, aún no sé en qué sentido. Spielberg nos ha ofrecido a menudo finales con sobredosis de glucosa, con momentos delicados para páncreas juguetones o perezosos; pero siempre que lo hacía tenía una lógica y un nervio innegables: esa despedida de E.T. y Elliot; esa retórica pregunta del soldado Ryan a la tumba de su capitán... en fin, melodrama magistral. En cambio, con este final me da la sensación de que tío Steven se ha vuelto perezoso, o lo ha subcontratado con algún ayudante de dirección.
Bueno, una vez repuesto del trauma por ese final "fordiano", diré qué es lo que no me gusta de
War Horse: casi todo. Para empezar, es superflua. Las escenas bélicas son prescindibles después
de "Sin novedad en el frente", "Senderos de gloria", "Cuatro de infantería", o la más reciente "Largo domingo de noviazgo". Después de éstas, filmar algo nuevo sobre la charcutería de las trincheras no es que sea difícil: es casi imposible; además, las escenas de trincheras son malas a rabiar. Pero bueno, diremos que sí hay una escena que nos ofrece, desde el punto de vista militar, un aspecto didáctico necesario para comprender el horror de la I.G.M., que además está bien filmada. Me refiero a la carga de caballería sable en mano sobre un campamento alemán, supuestamente desguarnecido, pero que en un extremo tenía una compañía de ametralladoras dispuestas a enseñar al ejército inglés que una cosa era cargar contra los zulúes en la guerra de los bóers, y otra diferente asimilar las nuevas armas de principios del S. XX, contra la que las tácticas bélicas heredadas de las guerras napoleónicas sólo podían oponer la carne de cañón de una generación de la juventud europea.

Pero me estoy yendo de la película. Si como filme de guerra no funciona, el resto de la historia es igualmente prescindible, impropio de su director y casi indigno de un telefilme. Comento alguna escena en el Spoiler.

No quiero dejar de referirme a un aspecto particularmente irritante: el del doblaje. ¿Qué es eso de
que ingleses, alemanes y franceses hablen todo el tiempo el mismo idioma (el español del doblaje),
incluso entre sí, con acentos de sus propios países?. Lógicamente hablan en castellano los que lo hacen en inglés (eso es el doblaje), pero ¿por qué hacer hablar a los franceses en español con acento de Pierre Nodoyuna?, Y a los alemanes igual. Ya sé que puede haber sido (aunque lo dudo) una imposición de la distribución-exhibición española, pero ¿no habíamos quedado en que los americanos son los dueños del tinglado?. Pues asuman ellos este sinsentido...

No tengo otra explicación para este film tan absurdo, sin pies ni cabeza, una historia sin sentido e incluso irrisoria, que fue nominada al Oscar a la mejor película, quizá por los milloncitos que desembolsa Spielberg.
Nada en ella llama la atención, no puede engancharme una historia de un jovencito que quiere tanto a su caballito que es capaz de alistarse al ejército para estar cerca de él (me parto de risa).
En cuanto a las interpretaciones, no puedo destacar nada, ni siquiera decir un comentario positivo, porque son tremendamente deleznables, forzadas y falsas. No hay emoción, ni sentimiento por ningún lado.
Considero este film como un borrón importante en la carrera de un director majestuoso, una persona que nos ha regalado varias de las mejores películas de la historia del cine, ahora nos sale con esta basura, de la que solamente es rescatable la impecable fotografía.

Mi nota: 3.33

Y eso que el Rey Midas de Hollywood tiene varias películas en su filmografía que podrían llevarse ese galardón (para mi gusto) como Amistad, Hook o Loca Evasión pero es que este Caballo de Batalla me ha parecido tremendemante mala, se lleva la palma.

Cierto que la fotografía está bien, que la banda sonora de John Williams no está mal, que la ambientación y los efectos especiales son buenos pero es que la historia no hay quien la soporte. ¡¡¡Por qué ha necesitado más de 2 horas para contar esta historia tan mala que casi no puede ser catalogada como telefilm!!!

Señor Spielberg, recuerdo que cuando ud. estaba en la cresta de la ola con películas como Tiburón, Indiana Jones, E.T. y demás, se vanagloriaba diciendo que hacía las películas que como espectador le gustaría ver... pues vaya peliculita se acaba de marcar. O sus gustos han caído o es que ya no tiene proyectos atractivos (secuelas aparte).

En definitiva, la historia, lo que realmente importa en una película, en este caso apesta. Ya puede adornarla con todo el presupuesto que quiera pero en este caso ha fallado pero de largo.

Espero esta película quede como un borrón en el historial del Rey de Hollywood. Espero que no haya vendido su reino por un caballo cual Ricardo III del siglo XXI.