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Trainspotting

Drama Mark Renton, un joven escocés de Edimburgo, y sus amigos son adictos a la heroína, lo que significa que viven fuera de la realidad, en un mundo aparte. Dentro del grupo hay un psicópata alcohólico y violento, un joven desesperado, un mujeriego con un conocimiento enciclopédico sobre Sean Connery y un entusiasta de las caminatas y de Iggy Pop. (FILMAFFINITY)
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Críticas 245
Críticas ordenadas por utilidad
29 de agosto de 2018
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Una película que no te puede dejar indiferente, una experiencia audiovisual, para ser sobre las adicciones es muy entretenida y te hace sentir en carne propia la adrenalina de los protagonistas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Caro
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9 de octubre de 2018
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Estoy que no me la creo, pero esta ultima fue la 4ta vez que vi Trainspotting, y me sigue sorprendiendo, y cada vez me gusta mas. Es algo por demás curioso pero cada que la veo, descubro algo nuevo, algo que no había notado anteriormente, ya sea por la gran potencia e ingenioso trasfondo que puede ocultar una sola frase, pasando por todos esos increíbles y numerosos detalles técnicos que te dejan pensando, "Como demonios hicieron eso!!?" hasta esas geniales actuaciones, que ni parecen actuaciones, mas bien parece que estamos viendo a personas reales en una especie de documental bizarro.

Y esta vez no quisiera explayarme mas, a pesar de que siempre hay mucho de que hablar sobre esta película también ya mucho se ha dicho sobre ella, y mis palabras no harán mas que afirmar todas esas alabanzas ya dichas. Así que no me queda mas que decir, solo que si no la has visto te estas perdiendo una de las mejores obras que el arte cinematográfico nos ha regalado, y si ya la has visto, que esperas para verla de nuevo! Te aseguro que descubrirás algo nuevo y genial esta siguiente vez que la veas!
RHRoland
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29 de octubre de 2018
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Son pocas, muy pocas, las imágenes más aterradoras y descarnadas del mundo de la droga, desde el punto de vista del consumidor diario de heroína, que las que da la película de Danny Boyle. Tal vez, Gus Van Sant o el cine quinqui en España fueran un anticipo muy ilustrativo de ese mundo que, descrito en otro tono, época y ambientes distintos, aunque no tanto como pueda parecer, se encuentren a una altura semejante en cuanto a mostrar la realidad esclava del consumidor, sin tabúes ni barreras. Años más tarde y para televisión llegaría otra cosa absolutamente imprescindible en forma de serie llamada 'The Wire'. Otro calco exacto con un enfoque todavía más amplio de ese mundo marginal y viciado. Todas ellas comparten la misma visión autodestructiva y pesimista, dejando un margen exiguo para las segundas oportunidades de quienes caen en las redes de ese mundo.

'Trainspotting', además de adentrarse de manera abrupta y en algunos momentos con auténtica náusea en el subidón de caballo, no obstante, tiene una gran diferencia: sabe seducirnos y vendernos como algo divertido la introspección continua hacia el nirvana que comparte su personaje protagonista. Una mirada justificativa a sus hábitos y acciones, de la que cuenta sus peripecias entre un pico y el siguiente o entre una recaída y la posterior. Muchas son sus virtudes y una de ellas, la que puede pasar más desapercibida y no se puede saber en el momento, es su resistencia al paso del tiempo. Con su lema 'piensa como vives y vive tan deprisa como puedas', su poder de transgresión de entonces no se ha visto superado por el paso del mismo a diferencia de otras que, habiendo tenido también la ocasión y la capacidad de saltarse los cánones establecidos, parecen marchitarse, y mas de veinte años después de su estreno (veintidós para ser exactos) sigue intacta para los que la vivieron entonces y para las generaciones presentes y futuras supondrá una revelación.

'Diane tenía razón' -reflexiona Renton en un momento dado, el personaje que interpreta Ewan McGregor- 'el mundo está cambiando, la música está cambiando, las drogas están cambiando, hasta los tíos y tías están cambiando. Dentro de unos años no habrá ni tíos ni tías, solo gilipollas.' Puede que sí. O puede que no. Disquisiciones de apariencia superflua con más calado del que parece, en un momento de lucidez de un adicto a la heroína, en cualquier caso. Lo que es un hecho objetivamente cierto es que Danny Boyle dio su salto de calidad al mercado internacional con esta cinta producida en 1996, adaptada de la novela de Irvine Welsh (quien tiene un pequeño papel, dicho sea de paso) sobre un grupo de chavales que vive al límite, al límite que le marca su adicción.

No hay nada que destacar porque todo es destacable, con potente ritmo y muy entretenida con su ágil narración y agudos diálogos. Una condena seria hecha con bastante humor negro sobre la vida del drogodependiente, y con cuanta credibilidad aportan sus excelentes protagonistas de unos personajes desarrollados con escrupulosa minuciosidad. El mencionado Renton es el hilo conductor, el exponente básico del que no cree en la vida tal y como la concibe el resto. No cree en ella, luego no la quiere. No la acepta. Fuera convencionalismos y rutinas que acaben suponiendo llegar al mismo punto de autodestrucción del individuo, solo que más lento y menos placentero. 'Yo elegí no elegir la vida', menciona.

Es distinta y supongo que ya se puede hablar de atemporal. Una verdadera experiencia sin sobrepasar esa línea. Cada vez que uno la ve, es como uno de esos fantásticos subidones que Renton describe. La buena noticia es que aquí no hay dependencias ni 'monos' que superar. Tampoco redenciones.
John Dunbar
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27 de mayo de 2019
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Hay tanto que hablar sobre esta película, que uno no sabe por donde empezar... Me atrevo a decir, que es una de las mejores obras de cine del siglo XX. Tiene un argumento increíblemente realista , apoyado notoriamente por las grandes interpretaciones de McGregor, Carliyle, Bremmer y Lee Miller, al mismo tiempo, las historias que les surgen a los protagonistas enganchan al espectador hasta el final de la trama, donde conduce al publico a una profunda reflexión sobre el valor de la vida. Si hay que poner un "pero", la actuación de McKidd alias "Tommy" me parece mejorable. Enhorabuena Sr. Boyle, ¡es un genio del cine!
SoroLuna69
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21 de julio de 2019
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Con un estilo cinematográfico muy llamativo, a modo de videoclip noventero, y usando una importante carga de humor negro para contarnos el drama de la juventud de la Edimburgo de la década de los noventa, donde las drogas causaron enormes problemas entre su población, Danny Boyle presenta el segundo filme de su carrera con la adaptación a la gran pantalla de la novela de Irvine Welsh Trainspotting.

Mark Renton (Ewan McGregor) forma parte de un grupo de veinteañeros escoceses sin oficio ni beneficio. Sus vidas son un peligroso combinado de mentalidad nihilista y desesperación, que en cualquier momento puede hacer llegar la desgracia a sus insignificantes existencias debido a la adicción a la heroína que comparten entre sí. Conoceremos a diferentes amigos y conocidos de Renton, como Sick Boy (Jonny Lee Miller), un tipo bastante pedante y experto en películas de James Bond interpretadas por su compatriota Sean Connery. A Spud (Ewen Bremner), un chico algo rarito pero de buen corazón, lastrado por su adicción a las drogas y a sus pequeñas acciones de delincuencia. Tommy (Kevin McKidd), el único de los amigos con un estilo de vida saludable junto a su novia Lizzy (Pauline Lynch). Y Begbie (Robert Carlyle), quien de vez en cuando aparece junto a ellos pese a superarles en edad, y que es todo un torbellino violento a punto de arrasar al más mínimo momento. Sólo la aparición de la joven Diane (Kelly Macdonald), actuando como conciencia de Renton, junto a la ayuda de sus padres (James Cosmo y Eileen Nicholas), harán que el joven protagonista decida dar un cambio radical a su vida de drogadicción y ausencia de objetivos. Pero no será tan sencillo como él cree.

Danny Boyle nos cuenta la historia de estos jóvenes, centrándose en Renton, con un estilo visual muy potente. Es capaz de contarnos situaciones tan duras como el síndrome de abstinencia de un heroinómano, o su previa sobredosis, no con momentos que busquen la lágrima fácil y la obviedad, sino mostrándonos en el primer caso una verdadera pesadilla (con el fantasma del VIH asomando) y, en el segundo, de una manera difícil de catalogar, pero al mismo tiempo sumamente atractiva (el uso de la canción de Lou Reed, Perfect day, nunca tuvo tanto sentido como aquí).

Las actuaciones están a gran nivel en su mayoría. Los personajes creados por Welsh están estupendamente retratados por el plantel protagonista, donde destaca un por entonces desconocido Ewan McGregor, quien lleva el peso de gran parte del filme con total soltura, aportando bastante encanto a un personaje que, en otras circunstancias, podría resultar absolutamente odioso. Gracias a Mark Renton el actor escocés comenzó a labrar una exitosa carrera cinematográfica, con la posibilidad de interpretar pocos años después a un personaje tan importante dentro del cine comercial como era Obi Wan Kenobi en la segunda trilogía de La guerra de las galaxias.
Danny Boyle es, probablemente, junto al Guy Ritchie pre-Madonna, el cineasta británico con el estilo visual más marcado, así como en lo que significa el ritmo en sus películas. Por tanto, no podemos dejar de mencionar a quienes han disfrutado con esta Trainspotting, la influencia que generó después en films de Ritchie como Lock, stock and two smoking barrels (1998) o Snatch (2000).

Existen también otras adaptaciones de novelas de Irvine Welsh que, de algún modo, han pretendido imitar el estilo impuesto por la película que estamos tratando. Es el caso de filmes como Filth, el sucio (Jon S. Baird, 2013), también situada en Edimburgo, cargada de humor negro y situaciones relacionadas con la droga, pero con un aspecto mucho más sombrío y pesimista en su conjunto final. Y, evidentemente, no podemos olvidar la secuela de esta Trainspotting, con T2 (Danny Boyle, 2017). Un grato regreso de gran parte de los personajes principales, en un filme que es una verdadera oda a la nostalgia, la amistad y las raíces de cada uno.

En definitiva, estamos ante un gran filme. Entretenidísimo, cargado de estilo propio y que se pasa volando. Sus personajes enganchan, y el devenir de la historia sorprende al no encasillarse únicamente en un género dramático con mensaje de denuncia ante la situación de aquella Edimburgo de finales del siglo XX. Pero para conocer en qué problemas se ha metido Renton, aconsejo encarecidamente que nadie se pierda esta película.
Pedro_MG
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