Noé

Ésta película está muy bien hecha y muy bien interpretada, pero a mí me deja con un rescoldo de insatisfacción bastante grande. Insatisfacción porque de un posible hecho real, yo no creo en él, el guionista nos ha presentado unos hechos de una fantasía tal, qué lo ha convertido en un cuento para niños. Yo soy muy respetuoso con las creencias de los demás, pero lo de Noé y su Arca es uno de los muchos cuentos qué hay escritos en la Biblia. Pero vamos a hablar de la película que es lo que nos ocupa. Cómo he dicho antes, la película es buena en cuanto a interpretación de actores, muy buenos todos, y en cuánto a fotografía y paisajes. Me atrevería a decir qué Crowe hace uno de sus mejores papeles después de Gladiator. Jennifer Conelly tanto de lo mismo, quitando Casa de Arena y Niebla. A Emma Watson la he visto poco, pero en Regresión de Amenabar me gustó mucho. Aquí en Noé me ha confirmado qué es una buena actriz. Y qué voy a decir de Anthony Hopkins, pues que haga lo qué haga sale con sobresaliente de su actuación. Yo la película no la voy a recomendar, pero reconozco que una familia toda reunida se lo pasaría bien viéndola. Ahora eso sí, el hecho del film tiene más de cuento que de otra cosa.

Una película mucho más filosófica de lo que parecía en un principio. Noé no decepciona ni en su trama ni en su contenido visual. Por lo tanto no cabe duda de que podríamos estar hablando de una cinta que se encuentra muy por encima de lo que han vendido de ella desde que se estrenará allá por el 2014. Tampoco se puede calificar a Noé como un trabajo sobresaliente, pues si bien su mayoría resulta ser bastante satisfactoria, no todo me parece tan acertado. El prólogo nos cuenta muy brevemente las claves para que entendamos la historia que veremos a continuación. Tal vez podamos pensar que en un comienzo todo va demasiado deprisa y que los sucesos que salen parecen algo acelerados. En parte es así, pero eso es porque el metraje sabe que va a superar las 2 horas de duración y lo que trata de hacer es no alargar más las cosas. Pese a esto se puede decir que el espectador se entera perfectamente de todo cuanto ocurre. Los efectos poco a poco van apareciendo con mayor frecuencia, y para qué negarlo, estos son lo suficientemente realistas como para gustarnos. Los escenarios que se nos presentan no hacen menos y nos meten bien dentro de la proyección. Llama la atención ese constante cambio de lugar como si estuviéramos en un videojuego. Los paisajes desérticos y secos de los primeros minutos, los cubiertos de vegetación con todos esos árboles y plantas que se asemejan a los de una selva tropical y por último ese océano cuyo fin la vista no logra alcanzar. Las actuaciones son muy pero que muy buenas, un Russell Crowe que no tiene nada que envidiar a otros papeles más relevantes y llamativos que ha realizado, una Jennifer Connelly 100% metida en su personaje, una Emma Watson encantadora de la pena que te da y un Anthony Hopkins que pese a su corta participación no defrauda. El punto flaco del visionado se halla en la parte intermedia, que es en la que están preparando el Arca, porque en dicho transcurso no pasa absolutamente nada de suma importancia y se hace algo aburrido. La mejor versión de las interpretaciones la verás en el último tercio cuando los ánimos estén caldeados y la tensión sea máxima. El desenlace es algo predecible, pero eso no impide que sea bonito. La film gracias al buen trabajo del reparto logra llevarte hacia su terreno emocional y de tal manera te hace comprender el significado ético y moral que trata de reflejar. Para los que pensaban que la destrucción y la creación no podían de ninguna de las maneras ir juntas, esta película será toda una lección. Pierde algo de interés en determinado pasaje, pero dicho inconveniente no la llega a estropear. Lo mejor sin lugar a dudas radica en el mensaje que transmite, que es muy bello y real. Un mensaje que las personas deberíamos aplicarnos en los tiempos que corren.

Como seguidor de la sensibilidad de Aronofsky y fan de su "La Fuente de la Vida", cuando me enteré de que iba a adaptar "Noé" me quedé un poco estupefacto. Me esperaba más bien una "melgibsonada", casi obsesiva en el fanatismo.

Pero ya desde el principio queda claro que lo que vamos a ver es más bien una recreación tremendamente personal de la figura bíblica, que no del relato en sí. El Noé que se muestra es más bien un personaje torturado y obsesivo, "aronofskiano" al límite, y con una finalidad muy distinta a la estándar del personaje bíblico (véase spoiler).

¿Dónde falla la peli? En todo lo demás. La mezcla de lo épico, lo fantástico, lo bíblico, lo dramático, lo solemne y lo ridículo por momentos hace que al final no deje un buen regusto. Por mi parte, habría hecho una película más sobria, más Werner Herzog, y menos espectacular, menos Roland Emmerich.

Así que lo normal es que este cóctel no le guste a casi nadie.Supongo además que a los más fanáticos religiosos les resultará hasta ofensiva.

Eso sí, hay un montón de detalles originales que resultan sorprendentes y que, bien explotados, podrían crear su propio género de "biblia-ficción" en el futuro.

Mega producción americana, con todo lujo de detalles, imagen y sonido, efectos especiales y buenas interpretaciones de Russel Crowe por encima de todos.La historia de Noé, desde el punto de vista del gran Darren Aronofsky.
Pero que quieren que les diga, se queda todo en muchos dólares y poca esencia.Me gustan las películas de carne y hueso, historias cotidianas, donde se mezclan lo bueno y lo malo, el llanto y la alegría, el drama y la comedia.Pero esto de Noé, reconozco que no es lo mio.Ademas, solo pensar en ese arca copado hasta las trancas de animales, y ese olor que debía ser penetrante y denso, y dan ganas de no volver a verla nunca más...

No me gustan los héroes bíblicos. No me gusta la Biblia. No me gustan las religiones presididas por un dios huraño, cruel y sanguinario, que se divierte machacando a sus criaturas. Dicho esto, es fácil saber por qué me ha disgustado Noé. Por un lado, y tal vez sin querer, es el estudio psicológico de un demente, un peligroso psicópata que oye voces y, cuando no las oye, deduce que se trata de una señal y es capaz de enmendar la plana a su creador. Es un ser insufrible y megalómano, que se da a la bebida por no poder llevar a cabo la barbaridad que le pide su locura. Por otra parte, se acerca al relato de ciencia ficción en su concepción de los Vigilantes y determinadas escenas de masas, que me han recordado más bien a las fallas valencianas. El problema de Noé, la película, es que se toma demasiado en serio a sí misma y carece de ese punto de locura que ilumina clásicos como Los diez mandamientos, en que todo es tan exagerado que acaba por absorber al espectador. Pero Aronofsky es un autor y ha de dejarlo bien claro, aunque esté filmando una mamarrachada. Claro que a mí tampoco me gustó Cisne negro, de modo que... Russell Crowe hace lo que puede con su personaje, así como el resto del reparto. Mención especial para Anthony Hopkins, obstinado desde hace años en caer en el ridículo, con su composición de Matusalén, el buscador de bayas. Y vaya si las encuentra...