Pequeña Miss Sunshine

La joyita indie de los Premios de la Academia fue este filme de los debutantes Dayton/Faris que retratan a una familia llena de pecularies personajes.

Como una gran comedia inteligente comienza y como una película esperanzadora termina. Little Miss Sunshine es un canto a la diferencia, a lo verdaderamente auténtico que hay en nosotros y que nos hace ser humanos mediocres y a la vez grandiosos y admirables. El fracaso es la vía a partir de la cual las personas maduran y encuentran la verdadera felicidad.

El párrafo anterior resume en cierta manera la idea de este ingenioso y original filme y que la convierte en una de las grandes comedias de los últimos años, gracias a un guión fantástico de Michael Arndt. La humanidad fracasada y conmovedora de los protagonistas llena de complicidad al filme con el espectador llevándolo hacia una esperanzadora sonrisa final. El trabajo de todo el reparto es sin duda elogiable, destacando a un gran Steve Carell y sobretodo, a esa relación que mantienen abuelo y nieta (la debutante Abigail Breslin y Alan Arkin respectivamente) durante la cinta es sin duda la mayor fuerza de una película completa y que no desfallece en ningún tramo, llegando a momentos memorables.

Para la gente que cree en el camino a la madurez.

Raras veces me acuerdo de comedias que se me queden en la mente. Logro recordar escenas sueltas que me hicieron reir pero simpre me olvido del 90% restante. Litttle Miss Sunshine es una de esas que recuerdo entera. Personajes peculiares, diferentes, contradictorios, políticamente incorrectos.... y una historia que recordarás.

Buenisisisisima!

Con esta película aprendes a no pensarte las cosas dos veces, solo a actuar sin pensar en lo que puedan decir...
Cualquiera puede llegar a sus sueños, sin que nadie te lo impida
Este es el caso de Oli, una niña con grandes valores y mucha actitud y seguridad que a ganado gracias a su abuelo y al apoyo de toda su familia, aunque pueda parecer algo desestructurada y desordenada, unida jamás será vencida!

Todas las vivencias que viven a lo largo del viaje los une, los hace mas fuertes.
También en el caso del hermano ( ahora no recuerdo el nombre ) recién salido del psiquiátrico y con una depresión encima, todo ello desaparece pasando tan solo un par de días con su familia y viviendo las mil y una aventuras.

A disfrutarla y a pensar menos y actuar más, que lo que importa es intentarlo, que con eso ya tienes mucho ganado.

Entrañable, ocurrente, variopinta y vital.
La película que dirigen J. Dayton y V. Faris llama la atención por su ritmo trepidante, por su carácter imaginativa y por su alto calado psicológico pero destaca, sobre todo, por su capacidad de fabulación, por su sencillez narrativa y por su gran expresividad conceptual gracias a la eficacia sorprendente de un guión (M. Arndt) magistralmente concebido.
La cotidianidad se convierte en valor relevante cuando el arte cinematográfico sabe penetrar en su esencia, cuando explicita sus elementos con sobriedad y cuando convence al patio de butacas de que lo que contempla en la pantalla forma parte de la vida de todos.

Además ofrece un valioso perfil de heterodoxia, un latigazo de audacia, una mirada divergente y un crudo sentido de la realidad.
Y no sólo en el ámbito argumental.
También en el formato cinematográfico.

Se trata de una de las cimas de eso que ha dado en llamarse cine indie, sí, hombre, ese tipo de cine al que vienen recurriendo muchas estrellas del firmamento hollywoodiense para darse lustre y conseguir algo de prestigio y de camino a ver si se llevan alguna candidatura en la temporada de premios.
Ya he dejado escrito en esta página en alguna ocasión que no todo lo que proviene del cine indie tiene que estar bien. De hecho, en muchas ocasiones se han estrenado algunos pepinos de muy señor mío, pero este film no es uno de esos casos.
Se trata de una comedia dramática sobre una familia disfuncional, con cantidad de problemas y que se unen en torno a un viaje en el que la pequeña de la familia (una niña regordeta), se presente a un concurso de Misses. Algo tan trivial se convierte en una especie de road movie en el que afloran todos los problemas familiares, que asolan a esa unidad nuclear de la sociedad actual y, si bien no se resuelve toda la problemática, sí que al menos se explicitan y quedan constancia de ellas. No somos perfectos, ningún ser humano lo es y tampoco ninguna familia lo es, pero somos lo que somos y tenemos la familia que tenemos y hay que aprender a convivir y aguantar la cruz que nos ha tocado porque como todo en este mundo, todo tiene sus pros y sus contras, su lado bueno y su reverso tenebroso, toda fuerza tiene su lado oscuro, pero hay que aceptarlo tal y como es. Ése es el secreto de la felicidad.
La meta de ese viaje tan alocado como desesperado es un concurso de misses infantil y no hay nada más perverso que algo así; hacer que pobres niñas compitan entre ellas a ver cuál es más guapas, más pintadas que una puerta y haciendo ver que tienen diez años más de los que tienen es sintomático de una sociedad enferma: de unos padres que vuelcan en sus hijas sus insatisfacciones y de unas niñas que son obligadas a competir como si fueran caballos de carreras. Al final, se admite que la nena no puede ganar, no es la belleza que se espera en esos concursos de mierda pero tiene otra belleza más importante, una belleza interior que se representa en esa unión familiar que se consigue de una familia que se venía desmoronando.
Emotiva, cómica, sorprendente, sensible y tierna, Una muy buena película.