Pequeñas mentiras sin importancia

Salvando la magnífica escena inicial, un destello de gran cine, poderosa e impactante, el punto de partida es malo. Que un supuesto grupo de amigos dejen a un amigo grave en el hospital para irse de vacaciones... no es el mejor punto de partida para la empatía.
A ese punto de partida le sigue un retrato de pequeños burgueses egoístas, con sus problemas de clase media que no importan demasiado a nadie, personajes cargados de tópicos, alguno de ellos repelente a morir, todo ello durante unos interminables 150 minutazos y desaprovechando al que seguramente es el personaje que más simpatía despierta Ludo.
Una pena, Canet demuestra que sabe filmar, hay cosas interesantes pero el conjunto......

'Pequeñas mentiras sin importancia' es una película dramática que cuenta la historia de un grupo de amigos entre los 35 y los 40 y algo más, que tienen por costumbre reunirse cada verano para disfrutar de las vacaciones juntos. Max y Vero, uno de los matrimonios, pone su casa en la playa y los demás poco más que su presencia. Este verano uno de los amigos, Ludo, sufre un accidente de tráfico, tras una juerga llena de bebida y droga, y tiene que permanecer en la UCI de un hospital de París, mientras sus amigos deciden marcharse dos semanas de vacaciones.

La estampa es la típica en las pelis de amiguetes con cierto poder adquisitivo, pero no por ello cansino: desde el matrimonio con dos hijos, que forman Max (François Cluzet) y Vero, que lleva tiempo anclado en la rutina hasta la chica con alergia al compromiso, Marie (Marion Cotillard), que huye cada año al Amazonas como buscándose a sí misma, pasando por el casado Eric que no para de ligar con toda chica que se acerca o por el amigo que vive obsesionado por su ex pareja que lo ha abandonado por otro hombre. También cabe la historia del homosexual tapado, casado y padre de un hijo pequeño, que se siente atraído por uno de sus amigos... Nada nuevo en el paraíso. Incluso, el hecho de olvidarse del amigo postrado en una cama de hospital suena a algo ya visto.

Sin embargo, en sus más de 154 minutos de duración, la película cuenta con algo que realmente engancha. Desde el principio el variopinto grupo resulta atrayente. La radiografía de la sociedad occidental actual, con sus miedos al compromiso, su 'aburrida' rutina matrimonial, sus dificultades para entablar ya no sólo una relación amorosa, sino una relación de amistad auténtica, dotan al producto de grandes dosis de verosimilitud. El verano es un tiempo de disfrute, y eso se nota a la hora de filmar... playa, barco, casa de madera, jardín, comidas al aire libre... Todo fluye en el típico ambiente veraniego y lo necesariamente soterrado, bien escondido en esa coartada de vacaciones, acaba aflorando poco a poco en forma de reproches, lágrimas, contradicciones, miedos, ansiedades.

Buena historia, bien contada y bien interpretada. Todos los personajes tienen su parcela de 'lucimiento', destacando a unos inspiradísimos François Cluzet, Marion Cotillard y Benoit Magimel, especialmente brillantes en sus respectivos roles. Los momentos cómicos vienen de la mano de un 'irascible' Max, incapaz de asumir su rol de anfitrión, desconectar de su trabajo y enfrentarse a un 'problema' inesperado que no sabe cómo manejar, que brinda al espectador un cierto contrapunto ante los momentos más dramáticos.

"Pequeñas mentiras sin importancia" (cuyo título original no es ese, para variar) es, a priori, otra comedia coral de esas que se llevan mucho ahora. Pero desde el impactante inicio de la historia, hay un sabor diferente en la trama, algo que te engancha sin que te des cuenta. Probablemente ese algo sean sus personajes, la mayoría bien construidos y sobre todo coherentes.

La película es una exaltación de la amistad. Pero no de esa amistad estúpida que nos venden desde Hollywood, de amigos que no se traicionan y que darían la vida, no. Es una exaltación de la amistad de verdad, de gente que sufre, que miente, que traiciona, que es egoísta, que aprecia a un amigo aunque solo sea por no sentirse solo, pero que al fin y al cabo es amistad. Me gusta eso. Me gusta que alguien sea valiente y nos hable de la amistad de forma adulta, sin moralinas.

Lo que ocurre nada más comenzar la historia (que no diré para no desvelar nada) funciona como hilo para conocer y desnudar poco a poco a sus personajes, hasta un final en el que los vemos tal y como son, como personas de verdad y no superhéroes de cine.

Algo de malo tendrá esta historia, ¿no?. Habrá quien se queje de que algunos personajes están desdibujados y alguna que otra trama es poco creíble. Pero por lo que he dicho, y por su gran banda sonora, no seré yo.

Para este tipo de películas recomiendo "Reencuentro" de Lawrence Kasdan. Pero esta no está nada mal. No llega a su altura, pero sí que está bastante por encima de la media de este tipo de films.
Con diálogos cuidados, buena estética y la convicción de que el director sabe lo que quiere contar, Guillaume Canet trata temas universales, como la fragilidad humana, tratando los sentimientos reprimidos que todos llevamos dentro y que tanto nos cuesta sacar al exterior, esas pequeñas mentiras, pero que en situaciones de alta tensión emocional acaban por salir, provocando una reacción en cadena en los demás individuos que nos rodean. Mentimos y nos mentimos a nosotros mismos para mantener los hilos de la amistad. Si nos dijéramos las verdades... estaríamos solos.
Todo ello Canet lo cuenta a través de un grupo de amigos acostumbrados a reunirse todos los veranos y que ha ido viendo como han ido madurando (por lo menos algunos de los protagonistas) año a año, incluso aumentando la familia con las nuevas generaciones. Se mueve en las interioridades de los personajes con un buen tono de humor. Dos horas y media que pasan sin darte cuenta. Con un entorno y una banda sonora que combinan de maravilla, y que la hace todavía más atractiva. Un mensaje de carpe diem para toda una generación que se está olvidando de los pequeños placeres de la vida. En un reparto muy coral destaca François Cluzet (como el mayor y más responsable del grupo, no exento de cierto toque de locura).

Totalmente recomendable.

Mis gustos en películas han ido evolucionando y me gustan mucho las películas que cuenten una historia, lo importante no es si los protagonistas son pedorros franceses de clase media, o si hay una escena en la que se ve como disfrutan en el agua o si alguien se va de vacaciones dejando a su mejor amigo entre la vida o la muerte en el hospital. Lo importante es que la historia esté bien contada, los personajes bien definidos, los actores, sensacionales y que la historia te pueda hacer reir o emocionarte o ambas cosas. Puede hacerse una gran película que hable de personajes del mundo profundo o tipos acomodados con sus problemas.
Muchas de las cosas que se dicen sobre esta película pueden ser ciertas. Un final exageradamente lacrimógeno, puede ser, una actitud de los personajes difícilmente creible con su amigo puede ser, he de reconocer que no me identificaba demasiado con la actitud de ellos en el momento final, pero esas actitudes y situaciones existen y lo importante es que me lo crea mientras veo la película y me lo ha hecho creer.