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Hemingway y Gellhorn (TV)

Drama. Romance Narra el apasionado romance y tormentoso matrimonio de Ernest Hemingway (Owen) y la hermosa corresponsal de guerra Martha Gellhorn (Kidman), que siguió al aventurero escritor durante la Guerra Civil española (1936-1939). Testigos de la historia, cubrieron todos los grandes acontecimientos bélicos de la época, pero no pudieron sobrevivir a la guerra que los enfrentaba. (FILMAFFINITY)
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Críticas 20
Críticas ordenadas por utilidad
22 de febrero de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Algunos usuarios han definido esta película como una especie de caricatura de Hemingway. Una afirmación que no niego, pues Cliven Owen más que al autor de “Adiós a las armas” o “¿Por quién doblan las campanas?” recuerda, más bien, a una especie de Groucho Marx algo brutote, viril y juerguista que no se echa atrás a la hora de jugar a la ruleta rusa con un Robert Duvall convertido en un militar ruso, pescar un pez espada o de correr hacia los fascistas fusil en mano a campo abierto. Y no solo en el físico podría hallarse alguna similitud con el genio del humor, pues incluso su modo de escribir, mecanografiando de pie y arrojando los folios con desdén parecen sacados de alguno de los títulos del simpar trío
Sin embargo, tanto Owen como Kidman, que con mucho oficio encarna a una Martha Gellhorn cínica, apasionada y excéntrica, lejos de mancillar la figura de los míticos corresponsales de guerra, logran cautivar nuestro interés durante dos horas y media. Una distracción que lejos de ser un vano pasatiempo, es un magnífico acicate para investigar sobre sus vidas y también, y especialmente, sobre la España que les ayudó a convertirse en mitos.
Mesonikis
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29 de agosto de 2012
8 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es un placer ver a Nicole Kidman haciendo este tipo de películas. Su expresión y su conjunto son un deleite. La fotografía me ha parecido muy buena. Para los que no somos unos eruditos es realmente interesante, no he despegado los ojos de la pantalla a pesar de lo larga que es. A Hemingway le ponen tal y como era, perdido por el alcohol, pero con una vida muy intensa y llena de coherencias entre su mente y sus actos.
edusam12
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30 de septiembre de 2013
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Antes de ver esta película, telefilme, teleserie, miniserie —o como se quiera llamar— no tenía ni idea de quién era Matha Gellhorn. Sabía que el maestro Hemingway había estado casado en cuatro ocasiones, pero más allá de Hadley, su primera mujer que aparece retratada en la novela París era una fiesta, debo reconocer que desconocía la identidad de sus otras tres esposas.

En Hemingway y Gellhorn, ella brilla con luz propia. No se limita a ser una gran mujer a la sombra de un gran escritor y supuestamente un gran hombre, sino que en demasiadas ocasiones le da una patada en el culo al valiente y aventurero escritor norteamericano. Como si una mujer no pudiera. Como si una mujer no pudiera superar a nada menos que un Premio Nobel.

Lo principal que exijo de un biopic es que sea real, lo más real posible. Nunca sé si se cumple esta premisa, porque no tengo ni tiempo ni ganas de tirar de hemeroteca para conocer todos los detalles de la vida de los personajes que me fascinan. Para eso están los biopic, para que me lo cuenten de forma rápida, aunque no por ello deberían alejarse un solo centímetro de la verdad.

Si asumimos que la película Hemingway y Gellhorn es verídica, entonces resulta fascinante descubrir la vida tan interesante en la que se embarcaron sus protagonistas. Desde España hasta China, ambos pretendieron estar en los principales conflictos de la época en la que les tocó vivir. Ambos fueron apasionados, valientes y obstinados, y ambos trataron de trasladar sus vivencias a la máquina de escribir de la forma más honesta posible. Sin embargo, mientras que él es un escritor inmortal, reconocido mundialmente por sus novelas y relatos, ella ha pasado a la historia en un papel mucho más secundario. Quizá porque su talento con la máquina de escribir no fuera tan grande, o quizá porque muchas mujeres se han visto relegadas a un segundo plano por su mera condición de mujeres.

Ahora no es momento de resolver esa incógnita, sino de hablar de la película. Y para ello habría que comenzar diciendo que aquellos que busquen una gran película, no la vean. No es de lo mejor que se puede ver en pantalla. Tampoco hay ningún aspecto, cinematográficamente hablando, que merezca destacarse especialmente. Las interpretaciones no están mal, pero por ahí he leído que falta química entre los protagonistas. Es probable. A Ernest Hemingway lo interpreta Clive Owen, mientras que de Martah Gellhorn se encarga la australiana Nicole Kidman, que me parece demasiado guapa y sofisticada para las fotos que he visto de la auténtica Gellhorn. Pero bueno, quizá esto sea lo menos relevante.

Lo mejor de la película es la historia que cuenta, tanto la que transcurre en diferentes escenarios y guerras del mundo (España, China, Noruega, Cuba, EE.UU) como la propia historia y guerra que surge entre los dos protagonistas, y a la que no supieron hacer frente (no olvidemos que, después de Gellhorn, Hemingway tuvo una cuarta esposa). Las escenas en las que Hemingway aporrea la máquina de escribir con pasión y disciplina son realmente inspiradoras. Gellhorn se siente impresionada por el escritor norteamericano porque es capaz de levantarse a escribir a las seis de la mañana después de una noche de juerga y alcohol sin que sus capacidades literarias mengüen lo más mínimo. También descubrimos a un Hemingway valiente e interesado por conseguir un mundo mejor. Pero igualmente se retrata el lado oscuro del escritor: machista, mujeriego, amante de la fiesta y en ocasiones de trato rudo e insoportable. Es en ese terreno donde Gellhorn le saca toda la ventaja. Igual de valiente y comprometida con las injusticias sociales que él (o más que él) es capaz, sin embargo, de entregarse fiel y comprometidamente en su relación de pareja, sin condiciones, cosa que a Hemingway se le hace mucho más difícil.

Sin embargo, es él quien ha pasado a la historia. Seguro que no seré el único que no sabía quién era Martha Gellhorn antes de ver esta película.

Firmado: El Club de los Imbéciles
yago
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22 de octubre de 2015
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Es de las películas más interesantes que he visto últimamente. Un drama de larga duración que acapara la atención del espectador de principio a fin. Todas las pelis de Philip Kaufman tienen un sello personal. Es un director de primera categoría que ha realizado grandes dramas de temas profundos e intensos. Recomiendo a a los cinéfilos que no se pierdan ni un film suyo. Esta estupenda obra ensalza a los republicanos españoles en su lucha contra el fascismo. El lado bueno de los norteamericanos me ha dejado tristes recuerdos del sufrimiento de Madrid. La pasión que pusieron algunos de ellos al ayudar a la República es algo que debemos agradecerles. En cuanto al retrato que hacen Clive Owen y Nicole Kidman de Hemingway y Gellhorn, es perfecto. La dirección ya queda dicha y el guión y la puesta en escena son magistrales, Las dos horas treinta y cinco minutos que dura esta película pasan volando. En definitiva, se trata de una revisión histórica que merece la pena revivir.




























gellhorn
ferdinand
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29 de enero de 2019
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A veces el sello HBO no pare tan buenos productos como Juego de Tronos o Westworld y eso se ve con este filme televisivo de buen presupuesto, pero escaso en ideas y de débil guión. Eso no desmerece la buena ambientación y la original idea de intercalar imágenes originales de los años 30 con la inclusión de los protagonistas en esos metrajes y a pesar de la extensa duración, por alguna razón, logré verla sin lanzar ningún bostezo. En el campo actoral, HBO contó para los roles protagonistas con la participación de dos estrellas contrastadas: Clive Owen (Hijos de los Hombres, Closer) y Nicole Kidman (Aquaman, Los Otros). Y no dio en el clavo la productora. En algunos momentos ambos se ven un tanto acartonados, como en piloto automático, sin alguien que les rija correctamente. No digo que lo hagan mal (el Sindicato de Actores les concedió el premio a ambos), pero no están cómodos en sus personajes y la química no fluye en abundancia entre ellos, siendo lo mejor de todo cuando discuten. Por lo demás, la película se ve atrofiada por la floja dirección de un experimentado Philip Kaufman (Quills, Elegidos para la Gloria) que sólo se centra en contar la historia a base de rondas de ginebra, ahora escribo, rondas de ron, sexo, rondas de martinis, un poco de historia de la Guerra Civil española, rondas de whisky, sexo, rondas de vodka, fiestas, rondas de cognac, machismo exacerbado... Pero se queda sólo ahí y no manda nada en la cinta. Lástima, porque los actores daban para más aparte de unas cuantas rondas de alcohol y otros menesteres.
Siferval
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