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La carta

Drama. Cine negro La fría y calculadora esposa del propietario de una plantación de caucho en Malasia asesina a un hombre, supuestamente en defensa propia. Pero, de repente, aparece una comprometedora carta cuyo contenido echa por tierra la versión de los hechos de la protagonista. (FILMAFFINITY)
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Críticas 43
Críticas ordenadas por utilidad
27 de septiembre de 2012
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una mujer mata a tiros a un extraño que ha intentado sobrepasarse. Ella alega legítima defensa y todo parece claro, pero pronto aparece una carta que puede demostrar que existía un vínculo entre los dos.
Trama de misterio y suspense, dotada de un ritmo pausado, pero no lento, eficaz, con momentos de puro cine, que ofrece el sublime William Wyler.
Maneja con buen pulso el suspense, desvelando los entresijos paulatinamente y jugando minuciosamente con el contenido de la carta, mostrando la calma del personaje principal, para finalmente tambalear su estabilidad y plasmar el sentimiento de culpa que atormenta su conciencia. Tormento magníficamente reflejado en los ojos del rostro de Bette Davis, capaz de ser fría y fuerte, al tiempo que débil y apasionada.
Relato que va más allá del misterio, para sumergirse en los sentimientos y los actos incomprensibles que desatan la pasión y los celos.
Jon
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4 de mayo de 2012
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viendo "La Carta" puede uno comprobar dos cosas:

(1) Que Bette Davis se tenía bien ganado el sobrenombre de la Reina de Hollywood. Y es que, simplemente con observar su mirada, ya te sientes hechizado.

(2) El inmenso talento de William Wyler como director. Su trabajo, sin llegar a lo sublime en esta ocasión, sí que lo roza. No en vano está considerado uno de los mejores artesanos de la época dorada del cine (y la palabra 'artesano' no supone aquí ningún tipo de menosprecio sobre su talento).

Nos encontramos ante una historia sencilla, bien ambientada, con la duración ideal (90 minutos) y con unas interpretaciones de carácter. Mención especial para James Stephenson y su papel de abogado defensor de Leslie Crosbie (Bette Davis); antológico. Desgraciadamente, moriría al año siguiente de rodar la película tras sufrir un ataque al corazón.
Kinetoscope
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28 de abril de 2020
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con este temita de la pandemia invierto mi tiempo en ver pelis que tenía pendientes. Esta era una de ellas. La novela de Sommerset no me pareció especialmente atrapante cuando la leí en su momento. Pensé que el film podía resultar otra cosa, estando presentes Bette Davis y el gran Wyler detrás de cámara. En resumen, más de lo mismo. No pasa de un seis, la historia en si no ayuda mucho, y Bette por momentos sobreactúa, se ve ello palpable en dos o tres secuencias cuando al llorar extiende primero el brazo cual diva de antaño. Rescato a James Stephenson sobrio y elegante en el rol de abogado. Lamentablemente falleció al año siguiente. El aspecto medular de mi crítica lo expongo en el Spoiler a fin de no develar un detalle importante de la obra.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
wilfredo
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9 de octubre de 2014
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La carta de William Wyler es un drama de cine negro notable y digno de ver en la filmografía del director. Dirigida con un ritmo gradual y con un estilo insidioso que se basa en las mentiras y la ocultación, es una magnífica obra del director con excelentes interpretaciones y una trama absorbente que juega con la falsa inocencia y la lealtad, concluyendo un trabajo que es de los más remarcables de William Wyler. Realizada de modo irresistible tiene un resultado portentoso que gustará a todos los cinéfilos clásicos.
La fotografía en blanco y negro es confortante gracias a unas espléndidas imágenes que llevan a cabo una labor magistral y estéticamente inspiradora al estar repleta de detalles. La música de Max Steiner es dramática y emotiva en las escenas oportunas, acompañando el film con sonidos agradables y melódicos en una encantadora tarea que además es reconocible. Los planos y movimientos de cámara completan un sobrio y elegante trabajo técnico mediante el uso de los generales, reconocimiento, subjetivos, avanti, retroceso y detalles.
Las actuaciones son fulgentes y están repletas de carácter. Como protagonistas Bette Davis está radiante en un persuasivo papel y James Stephenson trabaja con autenticidad, siendo notables los acompañamientos de Herbert Marshall, Frieda Inescort y Gale Sondergaard entre otros. Emplea para estos la dirección artística unos vestuarios elegantes e impolutos que marcan la alta clase social a la que pertenecen los protagonistas, al igual que los decorados que te transportan in situ.
El guion, escrito por Howard Koch y basado en el teatro de W. Somerset Maughan, es insidioso y desde luego implacable al exhibir una trama perniciosa que es llevada de un modo soberbio y que arrolla con un argumento incitador al estar plagado de mentiras y ocultaciones, añadiendo con ello más intriga a un final sustancioso que turba al público con mucha efectividad. Esto se lleva a cabo con una narrativa conspiradora y clásica que es impecable y oculta en las constantes manipulaciones de la protagonista, creando una atmósfera turbia que absorbe al espectador de un modo inmejorable.
En definitiva, la considero una obra imperecedera y esencial tanto en la filmografía del director como en el séptimo arte en general, ya que es provocadora en una trama insana que atrapa al público mucho abierto y talento cinematográfico. Recomendable por su dirección, guion, interpretaciones, fotografía, música, planos, vestuarios y narrativa que hacen de La carta, un film de visión obligada para todos los cinéfilos clásicos exigentes que no se conforman con cualquier cosa, sino solo con el mejor cine.
Elcinederamon
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24 de noviembre de 2020
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
380/21(20/11/20) Buen melodrama creado en la época dorada de Hollywood, dirigido por el perfeccionista William Wyler y hecho a mayor gloria de la gran diva Bette Davis, componiendo unos de esos roles que tan bien encarnó de femme fatale. Mezcla ágil de cine negro, drama y cine judicial, para un relato bastante simple en su argumento, pero que hace atractiva la realización wyleriana, creando halo de misterio, clima denso y húmedo (propio del lugar asiático Singapur, con ese ambiente colonialista british, y eso que fue rodado en estudio en Hollywood), componiendo por momentos una atmósfera cercana al terror, con un manejo sofisticado de sombras y contrastes lumínicos (gracias en gran medida a la ayuda de la cinematografía de Tony Gaudio, responsable de la cámara en “Robin de los bosques”), y esto asistido por un elenco de excelentes actuaciones, con además de la protagonista, unos formidables Herbert Marshall (Herbert Marshall también apareció en la versión de 1929, en la que interpretó al amante que fue asesinado por Leslie), como el confiado esposo y James Stephenson como el elegante y moralista abogado. Film que formó parte de la trilogía de films que Wyler había realizado con el protagónico de Bette Davies (la anterior fue Jezabel en 1938 y el film posterior a La carta fue La loba –The Little Foxes- en 1941), éxitos que catapultaron a la fama a la Davies como villana. Aquí el guión de Howard E. Koch (“Casablanca” o “El sargento York) se basa en la obra de teatro de 1927 homónima de W. Somerset Maugham derivada de su propio relato corto de 1924, publicado en "The Casuarina Tree" colección de cuentos ambientados en la Malasia británica de los años 20. Obra filmada por primera vez en 1929, por el director Jean de Limur. La historia se inspiró en un escándalo de la vida real que involucra a la esposa del director de una escuela en Kuala Lumpur, quien fue condenada en un juicio por asesinato después de matar a tiros a un amigo en abril de 1911, finalmente fue indultada. La película obtuvo siete nominaciones a los Oscar (director, actriz principal, película, edición, música original, fotografía y actor secundario), se quedó sin premio alguno, el de mejor película fue para "Rebeca".

La cinta ya te engancha e intriga desde su ingenioso inicio, ello en una noche vemos una toma de seguimiento al siniestro cielo nublado que deja entrever una luna llena lóbrega (utilizada a modo circular en el desarrollo), vemos sobre un letrero estamos en Singapur, nos abrimos paso entre trabajadores de una plantación tumbados en sus hamacas, tras lo que vemos la puerta de entrada de un bungalow colonial, tras lo que oímos un disparo, sale de la vivienda tambaleante un hombre, cae al suelo y tras él una mujer empuñando una pistola que junto a él descarga las balas de modo frío. El misterio sobre el porqué de los hechos los relata la ‘disparadora’, Leslie Crosbie (Bette Davies) acusando al muerto, Hammond, de querer abusar de ella y de ahí su defensa de su honor. Pero su relato gélido a su abogado Howard Joyce (James Stephenson), parece demasiado calculado, dejando entrever que quizás no dice toda la verdad. El esposo Robert (Herbert Marshall) la cree sin mácula, apoyándola cariñosamente. Pero la aparición de una carta hace que la versión pétrea de Leslie se agriete.

Es un film donde lo que se trata se hace de modo superficial, los abusos sexuales, la infidelidad, el amor puro, la ética profesional, el sentido del deber, el perdón, todo esto se aborda con sentido lineal, sin ahondar. Aquí lo que prima es el pulso de Wyler para crear un tono de thriller angustioso que va oprimiendo a los protagonistas poco a poco hasta provocar un halo siniestro claustrofóbico, desembocando en un final aparatoso (spoiler*) por mor de la censura imperante que debilita el conjunto.

El director trata con esmero la figura de Bette Davies, ensalzando su rostro, su mirada de ojos saltones, con su potente expresividad, haciéndonos empatizar con su situación tensa y ambigua. La Davies tenía gran don para encarnar a personas complejas en su egoísmo malsano, a lo que ayudaba su particular físico con esos ojazos y faz delgada, ella es el motor de esta cinta, consigue atraparnos en su telaraña de mentiras que termina explotando; Herbert Marshall dando vida al marido de Leslie, crea a un tipo noble, bueno y a la vez demasiado confiado, lo hace emitiendo haciéndolo creíble en su nivel calzonanazos; James Stephenson es maravilloso como el decente leguleyo envuelto en una red de engaños que se puede llevar por delante sus principios morales por tal de impedir el dolor a un amigo, lo hace desprendiendo reflexión y sabiduría; Gale Sondergaard encarna a la asiática esposa de Hammond, enigmático rol que apenas dice unas palabras en ‘chino’, solo se expresa con su planta y mirada torcida de villana draculiana, muy sobreactuada, además de error de casting que entre tantos asiáticos de figurantes ella sea una caucásica mal maquillada dando el cante. Llama la atención que en la historia original es escrita como “gorda, no muy joven, con una cara ancha”, además de no ser la esposa, si no su amante; Ejemplo de rol asiático en el film es Sen Yung como Ong Chi Seng haciendo de secretario del abogado, metido en mediador de la obtención de la carta, con el que se deja ver por parte del letrado cierto colonialismo condescendiente hacia su empleado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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