Forajidos

Una de las mayores virtudes del cine negro es su propia autoconciencia, su capacidad para vislumbrar sus propias limitaciones argumentales a través de la constante repetición de códigos. Todo ello desembocó en una serie de repeticiones esquemáticas que podrían llegar a cansar hasta al más ávido seguidor del género. Por esta misma razón se buscaron alternativas tanto estilísticas como estructurales para explicar unas tramas que empezaban a mostrar síntomas de agotamiento. Esto supuso la aparición de una serie de films noir que, aún manteniendo su espíritu y concepción originales, conseguían sorprender por su audacia y riesgo.

Este es el caso de Forajidos, película que ya sorprende por su abrumador, contundente y sorpresivo inicio y que desmonta toda concepción sobre el protagonismo inherente del anti héroe. Si los estilemas propios del género marcan habitualmente la trama como un descenso a los infiernos del protagonista y la aparición de un “buscador de la verdad” que se encargará de buscar la solución al problema creado, es en este caso cuando el buscador se erige en hilo conductor de la trama relegando al presunto protagonista a un papel lateral.

El film se articula en una ambilicada estructura de flashbacks en forma de pirámide invertida que, literalmente, mueve la trama tanto en sentido horizontal como vertical y que acaba configurando un elaborado juego de pistas y a su vez traza un panorama amplio del submundo criminal.

No sólo la estructura resulta la única novedad, ya que hay una cierta recuperación de la dualidad ciudad-campo contrastándolos de forma obvia pero funcional. La ciudad sigue siendo un mundo oscuro y perverso, mientras el campo supone el descanso, un refugio destinado a la redención.

Todo ello sin descuidar los tópicos clásicos del género, brillando con especial fuerza un blanco y negro de carácter preciosista por su fuerte contraste de luces, una presencia femenina poderosa que confiere a Ava Gardner una aura de femme fatale casi indestructible por ninguna circunstancia y como colofón un juego de espejos entre desenlace y punto de partida, un colofón ejemplar que desgrana con eficacia los conceptos de pecado y retribución.

Forajidos supone una vuelta de tuerca, un intento original y a la vez arriesgado no sólo de impedir la defunción del género, sino de imprimirle nuevos bríos y de otorgarle una categoría que lo aleje de la serie b para demostrar que también el noir puede ser de calidad.

Amiguitos, me parece, bueno, estoy seguro, que magnificáis el cine en blanco y negro de una manera completamente hiperbólico en general y a esta "Forajidos" en particular. Lo curioso de estas alabanzas es que si fuera la supuesta obra maestra que la inmensa mayoría insiste que es, entonces porqué cuando se estrenó en 1946 la critica la maltrató hasta calificarla de serie B, además de ser desdeñada por el gran público. Si existe esta diferencia generacional tan pronunciada, será mejor que por lo menos desconfiemos sobre la calidad de un filme por muy cine negro o antiguo que sea.

El que nos ocupa maneja los tópicos convencionales aunque con alguna novedad señalada como la narración no lineal por medio de flashbacks o un protagonista difuso. No está mal, aunque lo que más engancha es el tándem, algo tramposo de Burt Lancaster y la bellísima Ava Gardner. Qué cara pone Virginia Christine, que también es mona, cuando a su novio en la ficción le presentan a la vampiresa. Es más, la trama, aunque desvaída y forzada, consigue mantenerse de pie pero a costa de adulterarse con una serie de recursos entre toscos y equivocados (SPOILER). No pasa el corte.

Inconmensurable.

Una de las mejores películas de cine negro que he visto en mi vida, y quizá el mayor impacto que me ha deparado este maravillloso género desde ese hito que atendía al nombre de Detour.

Tras uno de los arranques más deslumbrantes de la historia del cine, no me cabe la menor duda, hasta su retorcido final, el recital es constante.

La película, articulada en torno a varios flashbacks, es una de las maquinarias de precisión más antológicas que se hayan filmado nunca, y está como mínimo a la altura de El Abrazo Del Asesino, la otra salvajada que he visto de Siodmak, un tipo al que voy a comenzar a incluir desde este mismo ya en mis oraciones.

Curiosamente, ni Lancaster ni Gardner están especialmente brillantes, aunque por supuesto hacen un buen trabajo, y el tipo que investiga el caso no es un dechado de carisma.

Es una película de guión, ante todo, el gran desaparecido hoy por hoy junto a Bin Laden, y construida, claro está, con el material con el que se forjan los sueños.

Alfombra rojiblanca, por favor.

Primer papel del gran Burt Lancaster, con protagonismo incluido y éxito en taquillas, es un actor que le tengo un especial afecto, ya que me gusta sus trabajos (impagable en “El fuego y la Palabra, Trapecio, Veracruz..” aunque tiene muchísimas actuaciones para el recuerdo), aquí encarna al “Sueco” un boxeador retirado tras una lesión en su mano derecha, juntado con los delincuentes del lugar rompe con todo por culpa de la bella Kitti (Ava Gardner), hasta llegar a inculparse de un delito que no cometió, como el robo de joyas, que le hacen pasar tres años en la cárcel.
Pero lo mejor (como si hubiese algo malo) el comienzo, donde dos hombres buscan al “Sueco” y este es avisado por el compañero de trabajo que lo quieren matar y vienen a por él, su contestación “estoy harto de huir”.
No tenemos que olvidarnos del gran papel que realiza un secundario de lujo, que aquí ejerce de protagonista Edmond O’Brien “El hombre que mató a Liberty Valance, Grupo salvaje o La Condesa descalza por el que ganó un Oscar como secundario, además de muchísimos films que tiene a sus espaldas.
Todo esto dirigido excelentemente y con maestría por un Robert Siodmak, después de este film, vista la química entre ellos colaborarían en dos películas más “El abrazo de la muerte y El temible Burlón”

Los primeros diez minutos de "Forajidos" (brillante traducción del "Killers" inglés, ahí queda mi ironía...) es lo mejor que he visto en mucho tiempo y probablemente sea uno de los mejores inicios de cualquier película en la historia del cine. Ya estaba avisado y confieso haberme topado con una maravilla. El nivel es tan alto en su arranque que es difícil, casi imposible, que se pudiera mantener ahí arriba los minutos que el mismísimo Hemingway suscribió. Sin embargo la vida del caótico "Sueco" se empieza a trazar en una serie de flashbacks con las dosis necesarias para hacerla interesante, su final ya lo conocemos, enorme lastre si se es realista, pero no la del resto de personajes que lo rodean, en especial Ava Gardner, terrible femme fatale... Hasta yo hubiera sucumbido ante ella, aparece poco pero cuando lo hace lo ocupa todo, ponerse de rodillas y dárselo todo siempre sería poco, ¿el botín de un robo?, limosnillas con tal de estar a su lado.

La historia, como algún usuario ha anotado, tampoco es extraordinaria, en aquella época el cine negro contaba con los mejores guionistas posibles y si había algo por lo que destacaba la industria era por contar con buenas ideas. Mucho de lo que se vendía era mejor, mucho mejor que la vida del sueco. Pese a ello le meto una nota elevada, por ese impresionante inicio, inolvidable, y por aspectos técnicos que hasta el menos versado como yo es capaz de ver. Las escenas finales con la Gardner exhibiéndose en cada fotograma son para no olvidar, el flashback del mismísimo atraco a la fábrica es sencillamente brillante, y en general el claroscuro que tan bien maneja Siodmak aumenta el interés de la película. Incluso me atrevo a decir que si no fuera por eso, si sólo miramos la figura central de Lancaster, queda en fuera de juego en muchas ocasiones.

No es una obra perfecta pero su contundente expresionismo la hace más que notable.