Harry Potter y el cáliz de fuego

Empezaré esta crítica diciendo que esta cuarta parte de la saga "Harry Potter" fue la primera que vi en el cine, y la verdad es que no me decepciono en absoluto, más bien al contrario, me pareció una de las mejores entregas de esta mágica saga. Y eso que el director de esta no es el gran Chris Columbus, que tan hábilmente dirigió las dos primeras películas, que como ya sabemos de sobra a estas alturas, fueron todo un éxito.
El caso es que no todos los films de "Harry Potter" suelen estar a la altura (este no es uno de ellos) ya que algunos suelen ser más entretenidos que otros, quizá sea por el jodido cambio de director, aunque afortunadamente el de este no es alguien que sea muy conocido que digamos, pero si que supo rodar bien esta continuación.

A partir de esta cuarta película empece a ver todas las demás entregas de "Harry Potter" en el cine, así que no tengo mucho más que decir sobre la calidad de ellas, pues ya lo he dejado claro antes.

Una de las cosas que más me gustan de las pelis de "Harry Potter" es el ambiente, rodada indudablemente en el Reino Unido, ya que dónde si no se conseguiría ese ambiente tan oscuro, y que tanto mola (sin duda uno de los muchos aspectos guay de esta saga)

Esta cuarta entrega, es la más dinámica de todas las cintas del mago. Este "Cáliz de fuego" posee tres pruebas donde encontrarás acción trepidante cada segundo de ellas. Un dragón, un lago y un laberinto tendrán el placer de ver al Harry Potter más espontáneo y menos perspicaz que en las anteriores. Se abandona el misterio que afectaba a los personajes principales de las antecesoras y descubren la adolescencia. Esa parte de la vida en la que se empiezan a despertar las hormonas. Por eso, también, es la más personal, el reflejo perfecto se puede ver en las escenas antes y/o durante el baile. Las calabazas, los celos, la inseguridad, todos los sentimientos que florecen a esa edad se pueden ver en el trío principal.
La trama se consolida mucho más, por fin se le da un aspecto físico al Señor Tenebroso Voldermort y comienza la lucha entre los dos enemigos. Ralph Fiennes en su papel breve, pero brillante nos muestra a un antagonista muy bien definido y maravillosamente perverso y oscuro.
La dirección cambia, otra vez, y en este caso Mike Newel, y otra vez, se puede ver claramente el cambio. Mucho menos oscuro que Alfonso Cuarón y menos familiar que Columbus, su trabajo es de notable alto. Un director muy inglés donde se observa notoriamente su punto fuerte, la comedia romántica.
Como adaptación es simplemente infiel por completo al libro, pero no te arrepentirás de verla.
Por cierto, en esta entrega es imposible no enamorarte de Emma Watson.
Con la cuarta película, llega la nostalgia, saber que no podrás ser participe de algo tan maravilloso como debe de ser un rodaje de este tipo, ya comienza a ser parte de tu vida esta saga y que para poder vivir en ese mundo mágico solo puedas ver estas maravillosas películas del joven mago.

La cuarta entrega de Harry Potter no decepcionó. Casi tan oscura como su predecesora pero con la novedad de la aparición de aquel que no se puede nombrar. Ralph Fiennes interpreta a Lord Voldemort. Había muchas ganas de ver al villano, y su esperada aparición colmó todas las espectativas, sin duda lo mejor del film.

Luego está Copa Internacional de Quidditch que tampoco me dice mucho, aunque es entretenida y tiene un final soberbio.

Mike Newell (Donnie Brasco) se ocupó de la dirección, y a pesar de que cumplió con las expectativas, quedó algo lejos de la de Alfonso Cuarón.

Nota: 6,9

Tras el enorme salto cualitativo que supuso la película de Cuarón, "El prisionero de Azkaban", respecto a las dos primeras entregas de la serie, Newell aborda el nuevo proyecto, "El Cáliz de Fuego", centrándose más en los elementos que hicieron de la tercera parte la mejor de todas: personajes más adultos, historia más seria (esto hay que agradecérselo a la autora de los libros), bromas menos infantiles, pérdida al miedo de mostrar sangre y muertes, y un elenco de secundarios apoyando a los actores principales que como en todas las películas de la saga no desmerece de ellos.

El Torneo de los Tres Magos sitúa a esta entrega como la más espectacular en cuanto a efectos especiales se refiere, superando en guión y desarrollo a las dos primeras pero un pasito por detrás de la tercera. Y es que su excesiva duración hace que muchas escenas resulten inconexas y se pierda un poco el espíritu del libro, la esencia de su trama.

Por otro lado supone el debut en la saga del renombrado (aunque en esta película no pueda nombrársele) Ralph Fiennes, en el papel del tenebroso mago Voldemort, y que se revela como todo un acierto de casting. El trío de aprendices de mago (con sus pelitos a lo pijo) van incrementado sus aptitudes interpretativas hasta un mínimo en el que son capaces de expresar emociones y cumplen por tanto con sus papeles. Gary Oldman se echa en falta al limitarse su actuación a unas pocas frases dichas por su cara generada por ordenador.

Gracias a ese puente que fue "El prisionero de Azkaban", la saga se aleja del infantilismo de las dos primeras partes y nos lleva a un nuevo terreno que será el que domine tanto esta como la quinta entrega.

Alfonso Cuarón sólo dirigió la anterior, una verdadera lástima que no aceptara terminar la realización del resto de esta serie, aunque he de reconocer que Mike Newell nos vuelve a transportar a la magia de las dos primeras de Columbus, aunque con una pequeña gran variante, los chicos crecen y con ellos el guión, y el gran acierto de su autora, J. K. Rowling es que su serie avanza desde la despreocupación propia de la niñez hacia asuntos cada vez más maduros y escabrosos.

Espléndida como todas, llenas de color, humor, magia, compañerismo y amistad, y en esta empiezan las hormonas a dispararse y aparecen los primeros amores, lo que aún le da más encanto a esta saga. Un 9, y a favoritas, merece verse una y otra vez cada cierto tiempo para recuperar también la magia en nuestras vidas.