La casa del caracol

Entretenida e incluso interesante en algunos tramos, película de terror, quizás con componentes fantástico, quizás no.
Tiene como mejor aval su plano técnico, con exquisita fotografía, lograda ambientación y unas entusiastas interpretaciones.
En contra, que para quienes hemos visto mucho cine, el factor sorpresa no lo es tanto y la resolución de la cinta, el quid de la cuestión, se ve venir por vista y oída en anteriores filmes de parecido pelo. Claro que en su defensa hay que decir que no es cosecha de algún guionista que también ha visto muchas pelis, sino que se trata de la adaptación de una novela por parte de la escritora de la misma. A ella habría que preguntarle si sus referencias son las que supongo.
Se agradece no obstante el que el cine español toque esos componentes atávicos, ancestrales, del horror hispano, pero ocurre que el desarrollo va dando tumbos, con momentos de intensidad dramática e incluso toques de humor, junto con otros farragosos, que no convencen por su indefinición.
En suma, buen intento pero resultado fallido para mi gusto.

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Lo que más llama la atención de esta obra es que está llena de clichés. Y los clichés a veces funcionan, por eso la película tiene momentos que pueden atrapar al espectador y logra su objetivo: crear un ambiente aterrador. Pero esos momentos son escasos y se limitan al primer tercio de la película. No sé si es por querer abarcar demasiados palos, pero a partir de cierto momento pierde el rumbo y el interés que se pudo sentir desaparece. Y acaba en un final que lo mejor que se puede decir de él es tramposo.

En cuanto a las actuaciones, sólo el personaje de Javier Rey supone un esfuerzo interpretativo, que el actor de Noia defiende bien, llevando sin problema el peso de la película. El resto de personajes, planos, no dan para lucirse a ninguno de los actores, por lo que queda la impresión de que grandes actores y actrices como Paz Vega, Elvira Mínguez o Pedro Casablanc son desaprovechados.

Hoy ha muerto el gran Antonio Gasset Dubois, así que no me resisto a dejar para el final una cita suya: "No os dejéis engañar y sobre todo gozad con la independencia: vuestra opinión es sagrada y la contraria, también".

Esta película es un thriller psicológico de poca monta, rodado con cuatro duros en un pequeño pueblo. El film quiere ser más de lo que es, se notan las ganas, pero no puede.

Yo habito en un pueblo muy vivo, con gente dinámica y moderna, y creo que la mayoría de los pueblos son así. Este pueblo que presentan de gente mayor, siniestra, deforme y garrula, me parece sacado de los 70 más que del siglo XXI.

El caso es que creo que la idea principal podría haber funcionado, pero que la trama no está bien dirigida para dar el campanazo final, de forma que el desenlace se muestra de forma torpe y torticera.

La actuación de Paz Vega tampoco es que sea brillante. Más bien mediocre tirando a mala. La chica es mona y aún tiene tirón entre los espectadores, pero no aporta nada destacable.

Para los más cinéfilos, guiño en mi título a la película de Tom Tykwer, "Corre, Lola, corre" (1998). Para el resto, hay que esperar al final. Mientras tanto os cuento que "La casa del caracol" es el debut cinematográfico de Macarena Astorga, cosa que se nota. Se trata de un thriller psicológico, no llega a terror aunque a veces parece que lo intenta, que vendría a ser un cruce entre "El resplandor" (1980) y "¿Quién puede matar a un niño?" (1976), más la sombra del hombre lobo o algo parecido por ahí. La película gira sobre el concepto del Vimero, pero no hay que ser un experto folclorista para darse cuenta de que esta figura se la han inventado, no existe. Y esto no es lo peor sino que lo es en tanto que se ha construido de una forma tan poco lógica, aleatoria y superficial que trasluce su inexistencia histórica. El Vimero no está hecho de la materia de la que nacen los mitos.

Dicho esto y a pesar de todo, el visionado de "La casa del caracol" no resulta desagradable. De hecho tiene un toque a las viejas películas de Paul Naschy, el fanterror tardofranquista, que hace que resulte atractiva. No en vano está ambientada en 1973 aunque tampoco se han lucido en este apartado, ni en las localizaciones. Este paisaje soleado y mediterráneo no es el marco más adecuado para este tipo de relatos sobrenaturales. Lo siento pero para esto no hay nada mejor que la España oceánica, desde Galicia al País Vasco. En cualquier caso, la directora maneja con cierta soltura la intriga pero llego un momento en que no sabe continuar o bien es que estaba vendida de antemano, como creo, de tal forma que acabamos adivinando todos sus trucos salvo ese desastroso final (SPOILER). Lo mejor, esa persecución de la bella Luna Fulgencio en plan Caperucita Roja.

Comencé a ver la película sin grandes expectativas, ya había leído algunas críticas y simplemente quería distraerme un rato, el reparto me parecía atrayente y poco más. He de decir que, para mí, fue una grata sorpresa, me mantuvo pendiente toda la película y, aunque tiene muchos puntos previsibles no me despejaba de la pantalla. Las actuaciones me han parecido muy acertadas y la atmósfera de la película también. Lo que menos me gustó es el final, pero salvando eso me ha gustado la película.