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Pánico en Needle Park

Drama Retrato de un grupo de adictos a la heroína que vagabundea por el "parque de la aguja" en la ciudad de Nueva York. Una de las películas preferidas por el propio Al Pacino de toda su carrera. (FILMAFFINITY)
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Críticas 20
Críticas ordenadas por utilidad
25 de agosto de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El propósito de esta película del director Jerry Schatzberg debió ser el mismo que el de los posteriores Boyle y Aranofski: mostrar las terribles consecuencias de la heroína, pero a diferencia de Transpotting o Réquiem, en Needle Park somos testigos de los devastadores acontecimientos de una forma desgarradamente naturalizada y muda, casi en tono de documental, el director muestra la herida tal y como es, sacando la cámara a la calle para evidenciar más aun el drama de unos personaje sin más deseo y ánimo que el de una dosis para calmar su pánico. El pánico siempre vuelve, y la siguiente dosis vuelve a desgarrar aun más la herida; quizá por lo inevitable de este regreso a la miseria, la película termina como termina.

Mención aparte merecen las interpretaciones de la pareja protagonista, dos actores casi vírgenes que consiguen que la película sea aun más sincera y cruda , una tal Kitty Winn que interpreta de maravilla a Helen, una adicta que pierde la inocencia y la dignidad, y Bobby, un Al Pacino infeliz y tarado que ama a Helen tanto casi como el caballo. Recuerda esta pareja a los nuevos amantes creados por el nuevo Hollywood, Sheen y Spacek en Malas Tierras o Weatty y Dunaway en Bonnie and Clyde pero aquí se nos muestra una pareja vulgar, alejada del mito del asesino alocado y rebelde; he aquí una pareja que emana una amargura que inunda la pantalla.

Junto con las escenas en primer plano de chutes de heroína, la más aterradora de las escenas es la de la sobredosis de Bobby en la habitación de esa prostituta con un bebé, terrible; o en aquella en la que Helen pierde a su nueva mascota que se precipita al mar; al igual que ellos, Helen y Bobby, se han precipitado a un vacio sin salvación.
danicassavetes
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9 de diciembre de 2017
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Estoy haciéndome un ciclo de películas sobre el NYC sórdido de los setenta y esta es una de las buenas (ver mi lista). Estamos ante otra visión tremebunda de esa era, en este caso desde el punto de vista de una pareja que se va hundiendo en el mundillo de la heroína.

Uno de los primeros papeles de Pacino, que aquí se ganó el del Padrino aunque ya abusaba de sus tics interpretativos (se pasó la década mascando chicle y poniendo acentazo), y uno de los pocos de Kitty Winn, que luego hizo El exorcista y de la que nunca más se supo (en la wiki dice que rechazó ser Ripley en Alien -ouch- y trabaja en Broadway). Los dos están muy bien y transmiten perfectamente el proceso de degradación moral y física, aunque sobre todo ella se sale: parece otra en las escenas finales. La narración es más bien fragmentaria, con final abierto y me pregunto si el que escribió Serpico (otra en la lista) se inspiró en ella o es simplemente una característica del cine de esta época.

La película retrata de forma casi documental un ambiente y un barrio con la mirada del momento y su ya clásica ración de escenas sórdidas e incluso muy sórdidas (la del perrito, brutal, la de ella volviendo de un aborto, las varias de los picos). En ese sentido, y puesto lo que me ha impulsado a verla es The deuce, me hizo darme cuenta de una cosa que le falta a la serie: la heroína. En The deuce que yo sepa no sale nada del tema, cuando está claro que en ese momento y lugar había una plaga de yonkis, muchos de los cuales se prostituían para obtener su dosis. Entiendo que haber sacado ese aspecto del negocio del sexo habría roto un poco el relato del empoderamiento tan para los gustos actuales, pero ahora mismo lo veo como un fallo. Sobre todo porque en los setenta era una obsesión: de lo que llevo visto, lo tratan French Connection (perspectiva del gran narcotraficante), Serpico (del poli de narcóticos), Shaft (lúdica y negra) y esta (la de los usuarios y pequeños traficantes).

Muy recomendable.
Zapatterson
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29 de marzo de 2020
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Hay películas que no soportan muy bien el paso del tiempo. Otras, sin embargo, mantienen su capacidad de impactar y de emocionar, por muchos años que hayan pasado desde su realización. Este es el caso de "Pánico en Needle Park" ("The panic in Needle Park" 1971, Jerry Schatzberg), la cual a punto de cumplir los 40 años de existencia, y 20 años más tarde desde que la vi por primera vez, me ha vuelto a transmitir las mismas sensaciones que entonces.

Bobby (Al Pacino) es un drogadicto y traficante de heroína que se gana la vida como puede en las calles de Nueva York. Un día conoce a Helen (Kitty Winn), una buena chica que acaba de tener un aborto, y con la que comienza a tener una relación. Poco a poco el pánico (así denominan a la falta de droga en las calles) se va adueñando del grupo de drogadictos que pululan por Needle Park, llevando a algunos de ellos al límite de su resistencia física y anímica.

La película sorprende al espectador por su realismo y crudeza. No se omiten detalles del día a día de los adictos por muy escabrosos que sean, ya que éstos resultan fundamentales para entender su desesperación, cuando les falta su dosis de droga durante un tiempo prolongado. También se refleja a la perfección como su moral se va degradando progresivamente, hasta hacer cualquier cosa por dar a su cerebro la heroína que éste les reclama.

El guión, escrito por Joan Didion y John Gregory Dunne, relata de forma magistral la evolución de los dos personajes principales. Bobby nacido en Nueva York, siempre ha sido un delincuente de poca monta que aspira a ser alguien importante en el mundillo de la droga y que cree que puede controlar el uso de la heroína. Helen, por su parte, es una chica de pueblo, que en la gran ciudad descubre este mundo desconocido hasta entonces por ella y que se encandila del desparpajo y labia de Bobby.

Jery Schatzber, en éste su segundo largometraje como director, consigue introducir al espectador en la vida de sus personajes, utilizando para ello dos recursos principales. El primero es las calles de Nueva York, rodando una gran cantidad de escenas en exteriores de la gran urbe americana, de la misma forma que lo había hecho John Schlensinger, un par de años antes, en esa obra maestra y canon del cine independiente americano que es "Cowboy de medianoche" ("Midnight cowboy", 1969). El segundo recurso que usa el director es usar la cámara como si fuera el ojo de uno de los vecinos del barrio que, desde la ventana o apoyado en la puerta de casa, observa las idas y venidas de este grupo de personajes en su batalla diaria por conseguir su dosis de droga o, en sus mejores momentos, ejerciendo la labor de mercachifles de la preciada sustancia.

Respecto a los actores, decir que esta película fue el trampolín que llevó a Al Pacino a su papel más famoso un año después en su siguiente película. Me refiero por supuesto al Michael Corleone de "El Padrino" ("The godfather" 1972, Francis F. Coppola). Su Bobby es un dechado de naturalidad, siempre con la sonrisa en los labios y el chicle en la boca, pero con ese tono oscuro, el cual sabes desde el principio que está a punto de aparecer en cualquier momento. Más llamativo aún es el caso de Kitty Winn, la cual está espléndida en la que también era su segundo largometraje. Su labor como una Helen dulce y desprotegida la llevó a ganar la Palma de Oro a la mejor actriz en el Festival de Cannes de ese año. Sin embargo, lo que prometía ser una carrera meteórica como actriz, reafirmada dos años más tarde por su labor en "El exorcista" ("The exorcist" 1973, William Friedkin) finalizó en 1978. Desconozco los motivos, pero ese mismo año contrajo matrimonio, lo cual puede ser la razón de haber abandonado su carrera cinematográfica.

No fue "Pánico en Needle Park" la primera película norteamericana en hablar de la adicción a la droga. Ya en 1955 Otto Preminger había tratado este tema en "El hombre del brazo de oro" ("The man with a golden arm"), pero de una forma bastante menos directa que la película que nos ocupa. Igualmente, un año más tarde Nicholas Ray nos había contado la historia de otro adicto, en este caso debido a un tratamiento de salud experimental, en "Más poderoso que la vida" ("Bigger than life") con un excelente James Mason en la piel del enfermo que se hace adicto a la cortisona, recetada por su médico para intentar aliviarle de una enfermedad congénita.

Es "Pánico en Needle Park" una película dura, pero muy recomendable, tanto por su alto nivel cinematográfico, como por su labor disuasoria para todo aquel que sienta tentaciones de jugar, aunque sea levemente, con algo tan peligroso como la heroína.

Gabriel Menéndez Piñera
https://historiasdelceluloide.elcomercio.es
Celuloide
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10 de agosto de 2023
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En estos tiempos de romantización de las adicciones gracias a las series (por favor, 'Suburbia') y a muchas canciones trap o 'urban', conviene señalar que el mundo de la droga puede ser un infierno... para los pobres. Esta película del fotógrafo Jerry Schatzberg es la vida demostración de la realidad de esta tragedia, con secuencias casi de documental en las que llegamos a dudar si los actores son profesionales o yonquis de verdad, muy al estilo de nuestros filmes de navajeros de los setenta. No, no hay música, solo gritos en los pisos, martillos en las calles y coches pasando todo el rato. Al Pacino está bien, como siempre, pero es Kitty Winn quien transmite toda la verdad de sus abismos. Se llevó la Palma en Cannes, pero no hay una maldita foto del momento. En pequeños papeles, unos debutantes Raúl Juliá y Paul Sorbino.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ojka
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31 de diciembre de 2005
9 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un jovencísimo y desconocido Al Pacino brilla tanto que Ford Coppola pone sus ojos en él para interpretar al eterno Michael Corleone. Imagínense.
ATRACO_PERFECTO
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