Reina de corazones

Amor maltrecho, amor tóxico. Película danesa que desmonta los patrones de poder en las relaciones personales, sexuales. La mujer ocupará el puesto que tantas veces ejerció el hombre.

La narración no busca una atmósfera es más una película de acciones, una especie de thriller sexual porque huye del drama en la narración, aunque finalmente es una película dramática. Ayuda a ello la localización de la acción, casi en exclusiva en la casa familiar en el campo, de líneas muy geométricas, minimalistas y cristalinas pero sin luz, en una especie de eterna penumbra, un eterno "sans soleil". Lo único que rompe esa linealidad es el árbol frente a la casa, con ramas sin hojas y retorcidas en un maremágnum de sinapsis que evocan y son el reflejo de cómo funciona el cerebro de la villana de la casa de al lado. Me recordó a la importancia metafórica en otro sentido del árbol de Elena de Andrey Zvyagintsev .
Colores fríos y b.s.o. que incluye a Steve Reich, según se dice aquí, y una especie de música electrónica pero no el mítico Phaedra de Tangerine dream p ej. y por su relación con Fedra, ya que no busca como digo una atmósfera o más bien, no la consigue, se limita a mantener el interés del espectador a través únicamente de la acción. En realidad es Tainted love la canción que resumirá la acción y, por lo tanto, la música más relevante de la película.

No es Fedra, la protagonista no se suicidará por despecho buscando venganza ni el chico es el imperturbable Hipólito ni mucho menos el padre es Teseo. Tampoco el argumento es una critica al abuso sexual o es cine social, es un abuso de poder, el delito sin duda más repugnante de todos y que siempre acaba en drama o arrasa con todo y genera un odio permanente en el que lo sufre, pero aquí cambiando los roles. El principal problema es que la evolución de los personajes tiene agujeros en el guion, no hay una continuidad dramática pero sí de acción que hace que la película no pierda interés. A destacar su protagonista Trine Dyrholm que sostiene la película en algunos momentos cuando parece que empieza a flaquear.

¿Se puede mezclar un drama familiar con un thriller psicológico y que resulte una obra maestra? ¿Se puede combinar soberbiamente a Haneke con Hitchcock? La respuesta es sí, y el cine danés lo ha demostrado con la portentosa “Reina de corazones”, la cual se sustenta en el trabajo colosal de dos señoras del cine sin paliativos: May el-Toukhy a la dirección y la gloriosa Trine Dyrholm en la interpretación. El resultado es radicalmente sublime, una obra maestra incontestable.

La mejor actriz danesa (y la más prolífica porque es difícil acercarse a dicha cinematografía sin su participación) borda quizás el papel más complejo de su carrera profesional. Ella es una abogada danesa de éxito, vive en una mansión de lujo junto con su marido (un profesional de la medicina de reconocido prestigio) y sus dos modélicas hijas gemelas. Pero algo inesperado va a causar un vuelco definitivo en sus vidas: el hijo adolescente fruto de una relación anterior de su marido tiene que ir a vivir con ellos. Es un joven problemático, adicto a los líos y auténtica carne de cañón. Asumirlo en tan pija familia no es sencillo, pero… lo más inesperado es que Annie, la triunfadora protagonista, comienza a interesarse carnalmente por el joven. A partir de ahí, la trama se va a complicar hasta límites insospechados que tensan al espectador de principio a fin con la precisión de un reloj danés en este caso.

El guión de la propia cineasta danesa de origen egipcio es absolutamente electrizante, una joya sin un pero que va tensando los nervios del espectador hasta el paroxismo final, en el que la huella de Alfred Hitchcock llega a ser evidente, como no lo es menos la de Michael Haneke en el desarrollo inicial de la relación entre ambos. Porque el film incomoda y mucho a lo largo de su extenso metraje que, sin embargo, resulta liviano como una pluma y deja al cinéfilo con ganas de más.

La música de Jon Ekstrand resulta aún más perturbadora e impresionantemente estética la fotografía de Jasper Spanning. Todo parece haber sido elegido con sumo gusto y una inteligencia sublime. Por eso resulta tan descomunal esta cinta.

Con cierto retraso con respecto a otros países se estrena al fin “Reina de corazones”, que en Sundance hace un año fue distinguida con el premio del público. Es una interesante película danesa dirigida por May el-Toukhy, que también es responsable de su guion junto a Maren Louise Käehne, y que le proporcionó a su protagonista, Trine Dyrholm una nominación a los premios europeos como mejor actriz del año gracias a una compleja interpretación.
La pena es que al espectador que le dé por leer su sinopsis o algunos comentarios (una vez más volvemos a lo mismo), se le destripe innecesariamente la sorpresa que puede tener el desarrollo de la misma. Y da coraje, porque hay cosas en ella que están muy meditadas, sobre todo sus personajes y la evolución de los mismos, así como su banda sonora, que a medida que va avanzando el film, va teniendo más cabida, o su fotografía, que aprovecha tanto el entorno donde está rodada, así como los diferentes tonos cromáticos tanto en exteriores como en interiores.


La dirección, que está más lograda que el guion, es otro de sus aciertos, así como el casting central de los personajes, no solamente su notable protagonista femenina, sino el joven Gustav Lindh como Gustav o Magnus Krepper como Peter merecen que se les destaque.


Es un film atípico, curioso, para un público adulto, con más virtudes que defectos, que creo, destaca más aún si tenemos en cuenta la raquítica y previsible cartelera. Que por cierto, también obtuvo el Dragon Award en Göteborg al mejor film nórdico. Y estas distinciones o premios, en el fondo, han servido de apoyo, no para recaudar ríos de millones, sino para facilitar el acceso a más países, ya que no se trata de ningún producto comercial al uso. Así pues, ya que la hemos recomendado y hemos destacado lo positivo de ella, pasamos al “spoiler” donde también señalaremos lo que no nos ha gustado, o mejor dicho, lo que no nos ha convencido tanto de ella.

"Reina de corazones" es una de esas películas que te dejan pensando en ella tras varios días de haberla disfrutado, te hace pensar, debatir tras verla, te deja con mal cuerpo y está francamente bien hecha.

Me gusta, en general, el cine europeo, y el cine nórdico siempre me ha llamado la atención. Me encanta ver cómo se se desenvuelven estas sociedades que parecen tan perfectas y cuadriculadas en su rutina diaria, sus costumbres, su cultura, la forma de relacionarse y sociabilizar.

Aquí he descubierto a una enorme actriz con el nombre de Trine Dyrholm. Ella es la reina de corazones del título, dueña y señora de su vida, un personaje y un actuación que nos hace ver a un tipo de mujer la primera mitad de la película y otra completamente distinta en la segunda mitad. Si al comienzo vemos a una profesional ama de casa y amante esposa perfecta acabamos descubriendo que está totalmente podrida y da verdaderamente miedo porque este tipo de personas no se detienen ante nada ni nadie con tal de no ser descubiertas y perder su estatus.

Junto a ella tenemos aun joven sueco llamado Gustav Lindh, quién le hace frente a la veterana actriz danesa bastante bien. Con él nos pasa todo lo contario que con ella, empezará en la película como un delincuente pero acabaremos sufriendo con él por la telaraña en la que se ha visto atrapado. Él es una auténtica víctima de esta depredadora.

Junto a ellos dos y un poco más deslucido pero correcto está el veterano actor Magnus Krepper como marido de ella y padre de él.

Merece muchísimo la pena, es lenta, se cuece a fuego lento, todo va pasando por un motivo y tiene su por qué, hay que tenerle paciencia porque la recompensa es maravillosa.
Un saludo,
Tess

Como suele ser habitual en mí, llegué tarde a la película y empecé a verla cuando ya llevaba una hora empezada. Esto lo menciono porque leí críticas diciendo que la película en su primera hora es aburridísima, tipo telefilm y no sé qué más, algo que me hace gracia porque, después de terminar la película, fui a buscarla en la web de RTVE para poder ver el principio que me había perdido, y resulta que, conociendo el final, toda esas escenas que me había perdido, escenas familiares, idílicas, por no decir bucólicas, etc... me parecieron cargadas de nostalgia y con un significado muy triste. (*) Si la película hubiera empezado contando la historia al revés, quizás no habríamos tenido tanto suspense, pero sí habríamos conseguido entender mejor al chaval y el por qué de su decisión final.

Recientemente vi el documental de Mary Kay Letourneau, "Memorias de un escándalo", donde una amiga suya comentaba que el abuso sexual que sufrió Mary Kay y que nunca comentó ni mucho menos trató con terapia seguramente habría influido en su forma de ver la relación que tuvo con Vili Fualaau. Es decir, que un abuso sexual posiblemente no afecte a tu carácter ni a tu personalidad (cuántas personas felices vemos por ahí que en realidad son víctimas de abuso sexual infantil, por ejemplo) pero sí a la psique, ésa soterrada en lo más profundo del cerebro (siendo los primeros recuerdos que se forman, es natural que así sea) y que domina y controla nuestros pensamientos y comportamientos de manera inconsciente y, a la vez, poderosísima. Seguramente ése sea el caso de la protagonista del filme que nos ocupa.

Las actuaciones son increíblemente soberbias. Me encantó sobre todo la escena del cara a cara entre el marido y la mujer después del viaje a la cabaña. Se ven a ambos de perfil, en penumbras... Con cada frase que pronuncian,
aparece el perfil del interlocutor en tinieblas, con primeros planos fijos y ricos en detalles para que no nos perdamos ni un gesto y nos sumerjamos en la ambientación, muy tenebrosa y llena de suspense, expectantes por conocer cómo será la reacción de la mujer (¿saldrá cara o cruz?) que será determinante en los acontecimientos que devenirán a partir de ese instante.

Y también sentí el gran poder de atracción que surgió entre ambos. La directora se detenía en detalles, en gestos, creaba una atmósfera idílica... En definitiva, que conseguía hacerme sumergir completamente en la situación, pudiendo empatizar tanto con el uno como con la otra.

Lo cierto es que no sé si la volvería a ver. Me había metido tanto en la película gracias a esas portentosas actuaciones y la ambientación, que me quedé con un mal cuerpo que me siento como si hubiese acabado de ver "gore" real... Esa película sirve para remover conciencias, para enseñar las consecuencias del abuso sexual infantil (educa mejor una película de muy buena calidad que unos vídeos educativos de bajo presupuesto)... Pero es demasiado cruda para considerarla una película que uno vería una y otra vez sólo por placer estético. Habría que ser masoquista, vamos. Es una pena porque realmente es muy buena, la calidad que derrocha es de sobresaliente.