¿Y eso, virgen por qué?

Pues porque es una crítica hecha por una persona que no sabe prácticamente nada sobre la serie americana de Netflix. De hecho, mientras la veía iba preguntando a un amigo que sí había visto la de Netflix para saber si tal detalle u otro aparecía o no en ella. (*)

Por no saber, no sé siquiera si hay algún actor chino en la de Netflix o si es una serie caucásica. Así que imaginaos lo virgen que soy.

Ahora bien, mis impresiones:

-Es una serie muuuuuuuuuuy larga, muuuuuuuuuuuuuuuy densa... llena de infinitos diálogos... bueno, mejor dicho, de infinitos monólogos, sobre todo los de la Comandante. Yo me lo vi todo entero, no adelanté nada, pero la verdad es que me estaba durmiendo y desesperando a ratos. Creo que los flashbacks eternos de la Comandante no son tan imprescindibles, sobre todo si la intención era que empatizáramos con ella y la quisiéramos, porque conmigo no funcionó en absoluto, es más, le cogí manía por PESADA.

-Esperaba una serie más científica, la verdad. El final fue bastante bluff. Era interesante el planteamiento de "La física no existe", y todas esas cosas inexplicables... Pensaba que jugarían con las posibilidades de la física cuántica, pero... (**)

-Las actuaciones son realmente buenas. Me quedo con una en concreto: cuando la Comandante (siendo joven) está en casa de su padre y se larga a llorar a la luz de la luna. Impresiona lo real que se ve su actuación.

-Existe química entre todos los personajes. Hay un par de personajes que no consigo quitarme de la cabeza... Son Shen Yu Fei y su "marido" Wei Cheng (entrecomillo porque no parecen en absoluto pareja). Voy a spoiler para explicarlo: (***)

-Pese a la decepción con el final, lo cierto es que el final está muy bien hecho, está bien cerrado. Obviamente deja la puerta abierta a una continuación (total, la serie es sólo del primer libro de la trilogía), pero a pesar de ello la sensación que me deja es de que es autoconclusivo, lo cual me parece una decisión por parte ¿del escritor? ¿de los productores? acertada y respetuosa con los espectadores.

-Al menos la serie toca un palo que me gusta mucho: la paradoja de Fermi. Una de las hipótesis más aterradoras de dicha paradoja era la posibilidad de que los extraterrestres fueran "malos" y que era mejor que no supieran de nuestra existencia. Pues bien, la serie juega con esa posibilidad, y lo mejor es que lo hace desde una perspectiva muy realista, sin dar falsas esperanzas ni jugar con las expectativas: simplemente, la situación es la que es, y o te adaptas o mueres. Muy genial.

-Y ya lo último a decir: me ha gustado que la serie no fuese un alegato contra el ser humano por motivos ecologistas. En un momento dado me pareció que iba a ser así (con los reportajes ecologistas de la joven reportera de mano de Pan Han) y estuve a punto de quitarla, pero luego, ya al final, quedó claro el porqué y, sobre todo, dejó clara la idea de que el ser humano es valioso y merece la pena luchar por la supervivencia de nuestra especie. Eso me gustó, un mensaje raro en un mundo lleno de gente que se odia a sí misma y se autodenomina una plaga que debería desaparecer enteramente de la faz de la Tierra...

Creo que es una serie que yo volvería a ver. Estaría bien que hicieran temporadas para los otros dos libros. A ver qué tal. Ahora me da miedo ver la de Netflix, porque, ya se sabe, las comparaciones son odiosas.

Confieso que me he puesto a verla cuando la echaron por Paramount Network porque después de ver el impresionante rescate de la pareja formada por Sara Jorge y Ammar, el que llevaba la sudadera de ASES Jiu Jitsu, durante el incendio de Campanar, me obsesioné un pelín con ese deporte. En plan, por qué justo el Jiu Jitsu y no la capoeira o algo así, y si tal vez el ser campeón de Jiu Jitsu pudo haber influido en que lograran salvar sus vidas, etc... No sé, tenía el Jiu Jitsu todo el rato en mi cabeza, no me lo podía quitar de encima. Jiu Jitsu, Jiu Jitsu, Jiu Jitsu...

Esperaba que, viéndola, pudiera llegar a comprender algo más sobre ese deporte. Quién sabe, ¿y si Ammar llegó al Jiu Jitsu precisamente por haberla visto?

Pero me temo que quizás me haya equivocado y perdido el tiempo. Una película con estética de videojuego muy marcada, además de que parece un videojuego en sí pues el 90% del tiempo están peleando todos contra todos, casi ni duermen ni beben ni nada. Me pregunto qué es lo que fascinará tanto a los fans del cine de acción y artes marciales. Qué es lo que verán en esas infinitas secuencias de patadas, golpes y sangre a raudales. ¿Será algo hipnótico, algo zen, les ayudará a meditar? Así como algunos se relajan con el murmullo de las hojas de los árboles, ¿otros sólo serán capaces de relajarse con los pim pam powwww?

Además es muy gore. Me daba asco ver cómo morían todos. ¿También será terapéutico para algunas personas mirar cómo a otros les rebanan el pescuezo, cómo vomitan sangre, cómo estallan en mil pedazos sangrientos sus cabezas, etc...? Pues vaya, no lo entiendo, pero si me estás leyendo y es tu caso, no lo dudes, ve y ponte esta película. Te ayudará a dormir plácidamente :o)

En fin, mucho me temo que habrá que buscar material sobre el Jiu Jitsu en otra parte.

Pues sí, soy una más de los que están sorprendidos por la excesiva buena nota que tiene esta película.

A ver, yo la vi en su momento, hace muchísimos momentos, vamos, en la época que hizo furor y tal. Lloré a mares, claro (está diseñada para eso). Luego, por curiosidad, vi la película original, la japonesa, que ni recuerdo la verdad. ¿Y qué se me quedó de ese visionado? Pues los largos planos pausados de Hachiko siendo amado, Hachiko siendo idolatrado, Hachiko siendo llorado, etc... Hachiko, Hachiko y más Hachiko.

A ver, yo agradezco que no sea como el bodrio infumable de Marley & Me, en que el perro es únicamente una excusa para contar la historia de una familia humana (o lo que sea, la verdad es que era tan aburrida que no me enteré de nada, demasiado poco perro para lo que prometía). Pero es que lo de Hachiko ya es llevarlo al otro extremo. Es que no recuerdo absolutamente nada de los humanos, ni siquiera de Richard Gere, sólo recuerdo los larguíiiiiiiiiiisimos y pomposos planos de Hachiko encima de un pedestal (o lo que fuera) mientras la nieve y las lágrimas caen a su alrededor.

"Está basada en una historia real". Ahá. Entonces haced un documental, ¿no? Habría sido realmente interesante conocer la historia de Hachiko, el trasfondo social, las opiniones de etólogos, sociólogos, e incluso opiniones discrepantes del discurso oficial... Eso sí que habría molado cantidubi. Pero, en su lugar, sólo tenemos una historia a tope de azúcar, artificialmente lacrimógena, con grandes dosis de idealismo y que levanta como mínimo sospechas acerca de la veracidad de lo que te están contando.

Yo lo siento, pero una película así es para niños pequeños que tienen problemas para entender el mundo que les rodea. Incluso ponérsela a un niño normal sería una ofensa a su inteligencia, le podría generar un grave trauma al sobreentender que se la ponen porque sus padres creen que él no da para más. Por favor, hacedme caso.

Además, está muy feo hacer llorar a alguien. ¿Quiénes os creéis que sois?

Muy bien escogida la película, ahora que el tema de las estafas amorosas está tan de boga con el caso de los hermanos de Morata de Tajuña. La verdad es que no me esperaba para nada ese giro brutal del argumento.

Me puse a verla por mero aburrimiento porque las historias de suspense, desapariciones, asesinatos, etc... me parecen aburridísimas, pero es que no había nada mejor que ver en la TV (cómo echo de menos Password, con Cristina Pedroche). Y la verdad es que la malísima interpretación de los personajes -sobre todo el de la mujer del protagonista- me hicieron pensar, por enésima vez: "Otra vez una película francesa de mèrde". No sabía si tomármela como una película de suspense o un intento de comedia costumbrista. Un horror. Encima contaban cosas que a mí me la sudaban por completo (*) El personaje de Joseph es por igual y por completo irrelevante y absurdo. Entiendo que haya que desviar la atención del hilo principal para despistarnos, pero es que lo único que se consigue es hacer perder el tiempo al espectador. Muy mal llevado por parte de los guionistas.

Pero cuando llegamos a "Amandine"...

De repente, todo un nuevo mundo se abre ante mis ojos. Un país, una sociedad, unas costumbres, unos valores totalmente distintos a los de la Francia rural que se nos habían estado enseñando hasta ahora. Curiosamente, siendo tan distintos a nosotros los veo como más cercanos, empatizo brutalmente con ellos, incluso cuando comenten un acto delictivo que para nosotros los blancos europeos supone un gran estrago, pero para ellos es una forma de obtener su sustento para poder vivir y cumplir sus sueños... (**)

Hay un gran contraste entre la Francia rural, siempre neblinosa, oscura y fría, y la África moderna, muy soleada, colorida y llena de vitalidad, que me fascina y se queda en mi memoria.

Sólo por eso es que le doy una puntuación bastante alta, porque el giro de guión es muy bueno y la puesta en escena todavía mejor. Lo demás no es tan bueno, los detalles de la historia son bastante naif (***), da la sensación de que los guionistas no querían trabajar demasiado, que bastante habían hecho ya con montarse ese giro de guión y adiós muy buenas, a dormirse en los laureles.

Pero bueno, a lo que iba... Es que a veces, cuando recibo uno de esos correos de estafas nigerianas, pienso en la persona que hay detrás. ¿Qué pasaría si le escribiera a esa persona en vez de al personaje? "Hola, sé que este es un correo de estafa nigeriana, ¿por qué no me cuentas sobre ti y qué es lo que te lleva a hacer esto? Me gustaría conocerte, y si llegamos a ser amigos, podría ayudarte en algo".

Y el final de esa película me hace pensar que algo parecido es lo que ha ocurrido. A su manera, claro está.

No había llorado tantísimo con un filme en mucho tiempo como con "Los Reyes".

En principio querían grabar a los skaters del parque Los Reyes, el parque más antiguo de la ciudad de Santiago de Chile, para hacer un retrato de sus vidas y tal. Pero les parecía aburrido centrarse tanto en el humano -además de que a los skaters les incomodaba un poco que les grabaran tan a la cara-, lo consideraban demasiado antropocentrista, así que cuando, de repente, conocieron a los perros que rondaban el parque, pensaron que podían ser un gran vehículo para mostrar el día a día en el parque al que iban los skaters.

Y así fue: aunque los perros son los absolutos protagonistas, entre escena y escena podemos escuchar conversaciones veladas entre skaters -ya relajados y acostumbrados a esos camarógrafos obsesionados con los perros- hablando sobre sus problemas personales, reflejando lo que el documental en principio pretendía: la pobreza y falta de oportunidades de cierta clase social en Chile.

Y lo mejor de todo es que, al ser un par de perros los que nos introducen en el filme, esa realidad llega a ser accesible a un público mucho mayor, ya que ¿a quién no le gusta ver a un perro hacer el tonto? Y si son dos, mejor. Y si resultan ser callejeros -en España es muy difícil ver perros callejeros-, el interés es todavía mayor. Y si encima los camarógrafos se toman la molestia de hacer zooms detallistas a sus orejas, sus morros, sus patitas, etc... es que el deleite es todavía mayor. Nos encanta ver lo peluditos y bonitos que son los perritos (y los gatitos, claro, pero eso ya para otra película).

Fútbol y Chola son tan auténticos -qué otra cabe, si no- que es irremediable que te lleguen al corazón. Madre mía, qué escenas se nos plantan delante. Fútbol, el abuelete, se cansa de estar al sol y se va a la sombra. Chola, su niña adoptiva, alocada y traviesa, se percata de ello, se levanta también y le sigue para tumbarse de nuevo a su lado. Fidelidad en el estado más puro.

Uno podría pensar que, si sigue a un animal, el que sea, se aburrirá mucho, igual que si viese un documental de la 2. Nacer, crecer, comer, aparearse, morir. Pero nada más lejos de la realidad. El animal vive la vida a tope. Tiene su propio universo, su macro y microcosmos particular. Fútbol tenía las piedras y a Chola. Chola tenía las pelotas y a los caballos, mulos y bicicletas. Ambos tenían los rayos del sol y las moscas a las que espantar. Pero, sobre todo, se tenían el uno al otro. Y eso les bastaba para ser felices.