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Balada triste de trompeta

Comedia. Drama. Thriller En 1937, en plena guerra civil, tropas republicanas irrumpen en un circo, durante el espectáculo, con el objetivo de reclutar a sus empleados para luchar contra las tropas nacionales. Mucho tiempo después, en los últimos años del franquismo, dos payasos (Carlos Areces y Antonio de la Torre) luchan por el amor de una atractiva trapecista (Carolina Bang). (FILMAFFINITY)
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Críticas 346
Críticas ordenadas por utilidad
26 de febrero de 2012
28 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Cómo no! Los inicios de la película tenían que ser en plena guerra civil.

Real como la vida misma que vestidos de payasos, de funámbulos y de domadores se enfrenten a las hordas nacionales.

El personaje de Santiago Segura espada en mano va cortando cabezas por aquí y por allá cual espadachín experimentado en el arte de la espada.

El niño con once años no se parece en nada (absolutamente en nada) al adolescente de quince y muchísimo menos al adulto de 47.

El exceso de violencia y secuencias sanguinolentas demuestra un gusto rayano en lo patológico por parte de un director que me sorprendió con "El día de la bestia" y con "La Comunidad" y que me aburrió soberanamente con el resto de títulos suyos que he visto.

El personaje del payaso gracioso, un perfecto hijo de puta. El payaso tliste, un gggggilipollas redomado. La trapecista, una calientapollas consentidora. Tres personajes situados en el polo opuesto de sentimientos de empatía.

El payaso tliste cuando va escaparse del hospital no se viste con la ropa que tendría en la taquilla, no, lo hace con la bata hospitalaria para ir enseñando el culo por la calle, evidentemente.

Las secuencias finales son repetición de las de "La Comunidad".

Demasiada música de tensa expectación para los últimos quince minutos.

¿Pero esto qué es? ¿Comedia? ¿Comedia negra? ¿Comedia dramática?
Con el payaso maltratador no creo que muchas mujeres se hayan reído.

Váyase usted a tomalpolculo, señor De la Iglesia, pero que no le guste, que los demás nos reiremos.
BAKUNIN
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18 de diciembre de 2010
39 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si esto es de lo que Alex de la Iglesia habla en sus discursos.... mal vamos!!!

El cine es algo más que una sucesión de escenas visualmente atractivas. El cine para mi es un buen argumento, ritmo al contar la historia, diálogos creíbles o al menos inteligentes, y todo ello se puede envolver en un envoltorio visual más o menos personal.

En este caso, tenemos justo lo contrario. Alex de la Iglesia trata de llamarnos la atención con un envoltorio que no guarda nada de nada en su interior.

La ilusión de ver esta película se ha transformado en una gran decepción, no solo por la película, sino por comprobar como críticos de renombre en este país se pliegan ante una propuesta sin ningún sentido cinematográfico.
blazco
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19 de diciembre de 2010
32 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
El amor y el circo. La unión de estos temas nos dejado una de las más bellas obras maestras de la historia del cine, "Freaks" (Tod Browning, 1932). "Balada triste de trompeta" se mira en ella y en muchos otros filmes. Es un trabajo tarantiano en cuanto a referencias y capacidad de síntesis. Y es, sin dar muchos rodeos, la mejor película que ha rodado Álex de la Iglesia desde "El día de la bestia" (1995), estando a sólo una ligera distancia del segundo mejor film del realizador vasco, la subvalorada "Muertos de risa" (1999). "Balada triste..." es además un ejemplo de cine excesivo, barroco, pero potente, con una narrativa que juega a los dobles sentidos y le sale todo a pedir de boca. Un film personal, intransferible y único: si se intentase repetir no funcionaría. Una desgarradora fábula en la que el amor y el fatalismo se dan la mano: Gilliam mataría por haberla filmado. Browning la aplaudiría. Tarantino la degustó, y premió, en Venecia.

Desde sus títulos de crédito, "Balada triste..." sienta las bases de lo que vamos a ver: un ejercicio de estilo tan rocambolesco y propio de su autor como enriquecedor. No hay término medio: se ama o se odia. Pero desde su prólogo, puedo decir que me hipnotizó. Esas imágenes oscuras, esa extraña belleza y una historia anecdótica convertida en tragedia universal. Jamás pensé que iba a decir que Carlos Areces es un gran actor, pero su creación es portentosa. Antonio de la Torre nos tiene tan bien acostumbrados que parecería absurdo destacar su papel: pero su entrega hacia su personaje le acerca, inesperadamente, hacia la de un Ledger con el rostro mal pintado. Está gigantesco. Si Carolina Bang tuviese algo que no fuesen unas buenas tetas, es decir, si tuviese talento, la cosa quedaría incluso más redonda. Afortunadamente arropan los secundarios: desde un fantástico Segura hasta el personaje de Sancho Gracia. Aquí hay calidad en cantidades equiparables a los michelines de Areces.

"Balada triste de trompeta" no es sólo un filme sobre la Guerra Civil, ni sobre payasos tristes y felices; no es sólo una comedia negra, ni la vilapidan sus momentos irregulares; tampoco un canto de amor al cine, ni al circo. De hecho representa ese amor como uno enfermizo y parasitario, que termina con todo. El amor envenenado, el contraste y el núcleo, neutral, esperando recibir su influencia. Y cuando han pasado noventa y tantos minutos del nuevo trabajo de Álex de la Iglesia, tan excesivo como valioso, llega una secuencia final en la que dos personajes, sentados, se ríen entre lágrimas. Y las luces se entienden, y los espectadores del circo rompen en aplausos. Cuando llega todo esto, lo sabes: has visto una película que ha merecido tu tiempo. Fantástica.
Caith_Sith
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16 de diciembre de 2010
33 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo siento, Álex, esta vez no ha podido ser. Tenías todo a favor: Antonio de la Torre y Areces perféctamente casteados; un Roque Baños apoteósico. ¿Qué pasó?
Creo que nadie te dijo la verdad; eres un gran director pero no eres Fellini, Berlanga ni Buñuel. Eres Álex de la Iglesia y... Jorge Gerricaechevarría. Por eso, porque dejaste a tu guionista talismán, la película no funciona. Vuelve a casa, vuelve. Espero que no te den ningún Goya, ni que te mientan y te digan que la peli es buena. No te harán ningún favor.
elchicodelvideoclub
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14 de febrero de 2011
28 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Notable película de Alex, con un ritmo a lo Tarantino (o viceversa, quizás las de Tarantino tengan un ritmo a lo de la Iglesia).

La película no es una obra maestra ni una excelencia, esto hay que puntualizarlo, pero sí notable y digna de verse. Pero sobre todo quiero hacer mención de la honestidad que tiene su director en la vida y en sus obras. Cualquiera que lo oyese ayer en su último discurso al frente de la Academia de Cine de España se dará cuenta de que Alex de la Iglesia tiene los pies muy bien puestos sobre la realidad, tiene prospectiva y no se atrinchera, como hacen otros, contra los signos de los tiempos. Por esto ha dicho bien claro que no podemos, la gente del cine, no podemos ir contra Internet y los internautas, que cada vez son más en el mundo y somos casi todos en el mundo, porque eso sí que sería anacrónico y fuera de lugar.

Alex de la Iglesia, con gran visión y comprensión del futuro y del presente entiende que los gobiernos no son quien para perseguir a los internautas por bajarse películas gratis de Internet, puesto que gracias a esto hacemos famosas su películas y las podemos ver, analizar, propagar y conservar desde cualquier lugar del planeta; en lugar de reducirse su conocimiento a un público selecto, por lo general de un número pequeño de países de Occidente, que puede comprarse una entrada de cine o un vídeo. En cambio, así, descargándolas libremente, la podemos ver cualquiera, pasársela a otros amigos y convertirla en una obra mundialmente famosa y de la que se hable por los siglos de lo siglos, ya gente de Corea, de Japón, de Argentina, de Canada, de Finlandia, de Rusia, de Egipto, de Sudáfrica, de Australia o de Nueva Zelanda. ¿Y además? ¿Quién o qué aficionado o profesional del cine no se descarga películas gratis de Internet de la más diversa procedencia o autores? Quien diga que no, MIENTE. Exactamente igual que quien diga que nunca miente, MIENTE DOBLEMENTE. Como Alex de la Iglesia sabe esto como el que más, él ha preferido no mentir y ser coherente.

Yo, por ejemplo, si no fuera por este invento magnífico de Internet, jamás podría haber visto todas las películas de Alex de la Iglesia, o de Tarantino, o de Kurosawa, o de Mamet. Pues ni pagando las habría conseguido, mientras que cualquiera de manera gratis, desde su casa y gracias a la red de Internet y de los internautas podemos descargarlas, verlas, gozarlas, conservarlas, propagarlas y eternizarlas.

He dicho (y espero que no me censuren esto que pienso aquí en Filmaffinity, porque sería una enorme hipocresía que aquello que todos-toditos-todos hacemos, no se pueda decir porque suena mal a algunos oídos delicados y que no tienen los pies puestos sobre una realidad social y global que ha cambiado muchísimo de 25 años atrás para acá gracias a Internet).
pezpozo
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