Los Dardenne no se arrugan, cogen el toro por los cuernos y entran a matar. Vaya par de... hermanos.
Con su estilo de siempre -tomas largas, ausencia de insertos y fueras de campo dónde pasan más cosas que en una temporada de Juego de Tronos-; los divinos calvos realizan la película definitiva sobre nuestro tiempo. La estábamos esperando, un particular Ladrón de Bicicletas para los hijos de la diáspora postcrisis.
Que fácil y que dificil a la vez, un filme sencillo que no aburre, despojado y pleno. Se pasa en un suspiro, emociona sin trucos fáciles. Aquellos que desertaron de películas anteriores del dúo, no se dejen llevar por los prejuicios. Ésta es distinta, profunda sí, pero también luminosa.
¿Y qué decir del personaje protagonista?

El documental cuenta la peripecia de Toback y Baldwin que buscan en Cannes financiación para un remake de "El último tango...".
La película está a la altura de clásicos del "cine dentro del cine" como "Cautivos del mal" o "La noche americana". Críticos, financieros, actores y directores se reúnen y dan la visión más completa del negocio del cine que he visto nunca.
Avi Lerner, productor de las joyitas que Nicky Cage nos regala cada tres meses, se revela como el auténtico amo de la función.

Finalizado el año de las epopeyas psicotrónicas -empacho veraniego de zombies, robots y superhéroes- el cine documental nos regala una joya cómo Guadalquivir. En la línea de Nómadas del Viento y otros documentales de naturaleza con hondura creativa la película de Gutiérrez Acha juega bien sus cartas: imágenes imperecederas, sonido espectacular -veanla en salas ATMOS- y montaje de cine.
Sin embargo dónde la película sorprende es en su verbo, el guionista -Fernando López Mirones, el zorro del asunto- traslada su versión adulta de la antropomorfización disneyana al verbo prodigioso de Estrella Morente. Y funciona.

Pertenece a la primera época del prolífico dramaturgo y en ella late una cierta preocupación social. Merece la pena un visionado. Los actores son soberbios y la estructura recuerda al "Mesas Separadas" de Mann. Sin duda aquellos fueron los mejores años del cine español.

Una película con una gran atmósfera. Forqué es buen director y la fotografía y la música ayudan. Leblanc se come al resto de intérpretes. Vaya monstruo.
Va siendo hora de revindicar el cine de género español. Hay joyas como los Ojos dejan huella o los Peces Rojos, y también películas medias muy buenas como ésta.