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El lobo de Wall Street

Comedia. Drama Película basada en hechos reales del corredor de bolsa neoyorquino Jordan Belfort (Leonardo DiCaprio). A mediados de los años 80, Belfort era un joven honrado que perseguía el sueño americano, pero pronto en la agencia de valores aprendió que lo más importante no era hacer ganar a sus clientes, sino ser ambicioso y ganar una buena comisión. Su enorme éxito y fortuna le valió el mote de “El lobo de Wall Street”. Dinero. Poder. Mujeres. ... [+]
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Críticas 566
Críticas ordenadas por utilidad
28 de abril de 2014
86 de 125 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un colega mío escribía acertadamente que tras verla en el cine volvió a casa con tal mono que había volcado el azucarero en la mesa de la cocina y había pillado a su mujer y la había... bueno, la había dejado dormir. En mi opinión, es la mejor peli de Scorsese desde La última tentación de Cristo y su afamado Goodfellas, época dorada de creatividad del director neoyorquino. Su musa se sale (quizá el mejor papel de Di Caprio hasta hoy), y los secundarios gordos, frikis, y enfarlopados hasta las cejas, dibujan un excelente y alocado vodevil cinematográfico. Es imposible que te caigan mal.

Y ahí reside una de las virtudes de la cinta, Di Caprio santificado como procer de una sociedad que ineludiblemente camina hacia ese final: el triunfo (dinero) fácil (sin esfuerzo). Lo sabemos y lo aceptamos, al menos durante las casi tres horas que dura la película. Luego ya es otro cantar, y uno se pregunta si sería capaz de estafar a trote y moche si estuviera en el lugar del italoamericano y tuviese la capacidad de lograrlo. Cuando uno mira la sociedad actual ve reflejado a Blesa, ex presidente de Bankia, un tipo con menos glamour que una aceituna y que con esa cara de gañán, sorprendentemente, ha arruinado a medio país llevándoselo crudo. Y al parecer quedará impune.

Todo tipo de reflexiones buyen después de ver está película, sobre todo la de que se puede ser así de miserable y triunfar en la vida, ya que nuestro héroe no termina solo y olvidado en un calabozo de Sing Sing, sino que continúa sus días realizando charlas por todo el mundo sobre "cómo triunfar", como si la estafa, el engaño, el robo y el atraco fueran sinónimos de trabajo honrado y eficaz.

Scorsese se disfraza de genio y nos manda un mensaje claro: os voy a hacer reír, aunque no os haga ni puta gracia. Y sin nadie fumando en la oficina.

Sobresaliente.
Txarly
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25 de enero de 2014
66 de 89 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre los dos remakes que Scorsese ha hecho de su Goodfellas es mejor esta que Casino.
Y entre la original y esta, sólo está claro que es un acierto pinchar a Sid Vicious en vez de Sinatra, pero el Sloop John B... ¡los Beach Boys no se tocan!
Básicamente se tira de Ciudadano Kane, la mentada Unos de los Nuestros y los canales religiosos sudamericanos que se pillan por el TDT, pero me juego los huevos a que Scorsese ideó las escenas después de ver un film de medio pelo (que he recomendado toda mi vida) llamado Boiler Room. Me juego los huevos. También se palpa que ha estado devorando pelis coreanas en su mansión últimamente y se le ha atrofiado la neurona de la vergüenza ajena, esa que en occidente se activa cuando vemos sonrojados una escena de 20 minutos de chinos retorciéndose por el suelo en sobreactuación teatrera dilatada hasta la implosión de la paciencia humana.
Ya sabemos que hace un tiempo que Martin es un poco copiota, pero hay que reconocer que ha pillado Boiler Room y la ha potenciado visualmente de tal forma que ha cobrado vida propia y deja la otra en más pobre de lo que ya es, a pesar de su encanto.

Así que con su musa habitual en plan crack (porque hay que reconocer que el Di Caprio se sale, lo que no quita que siga siendo un cubrecarpetas) y unos cuantos frikis gordos puestos hasta las cejas, tira palante con una historia vieja y lineal, haciendo saltar, eso sí, todos los radares de la dirección general de ritmo con una eficacia tan brutal que las horas se pasan volando. Y como cualquier peli de drogas, sexo y oficinas, mola.

Además guarda la compostura, porque aunque salen muchas tías en bolas y mucha peña poniéndose lonchas, no recuerdo que se vea a nadie fumando en la oficina, algo que sería intolerable.

Y sí, es verdad, como dicen por ahí, que el prota es un niñato tipo el gordo de Megaupload, que no madura nunca y tal y cual. Pero no se trata del sueño americano, no; se trata sin duda del sueño de cualquier hombre que tenga entre 14 y 100 años. Yo he vuelto a casa con tal mono que he volcado el azucarero nada más llegar y a mi mujer la he pillado por banda y... la he dejado dormir, vale, es verdad, pero bueno ,aquí estoy deseando acabar la crítica para cambiar de página y seguir al dedillo el consejo de McConaughey.

Vamos, que no me importaría que Scorsese rodase una de estas al año. Se lo agradeceríamos todos. Que se deje de documentales insulsos de rockeros y amplíe la trilogía de la farlopa hasta el decálogo.
Sines Crúpulos
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17 de enero de 2014
81 de 121 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sé que voy a contracorriente pero, a pesar de sus numerosos premios, reconocimientos y nominaciones, “El Lobo de Wall Street” me ha desilusionado. Considero que es una película menor y, hasta cierto punto, mediocre. Puedo entender que, para recrear la vida de un corredor de bolsa sin escrúpulos en Wall Street (lo segundo es, por lo visto, condición indispensable para lo primero), sea preciso dedicar una parte del metraje a la plasmación del despilfarro, del lujo sin medida, de la lujuria, del desenfreno y de otras inmoralidades e ilegalidades que llevan aparejada la codicia sin control ni límites. Pero tres horas de proyección cuyo único común denominador sea tal avalancha de impudicia, dispendio y ostentación revela un desinterés manifiesto por abordar la historia con rigor y una preferencia por dejarse llevar por el estilo más obsceno de la comedia adolescente y descerebrada. Personalmente, estaba saturado antes de la primera media hora de semejante festival de Barbies operadas, Ferraris y yates espectaculares, y pastillas y polvos esnifados. Y a los noventa minutos, ya no daba crédito a que Martin Scorsese firmase el largometraje.
Porque, por mucho que quiera vender que se trata de una parodia de ese universo financiero, responsable en gran medida de una de las peores crisis económicas mundiales, la triste realidad es que roza más la apología de ese estilo de vida. De hecho, son pocas las diferencias entre varias de sus escenas y los últimos videoclips de Miley Cyrus, productos vacíos, artificiales y prefabricados que pretenden divertir y excitar pero que, al menos en mi caso, fracasan en el intento. Les invito a comparar las imágenes de la otrora angelical chica Disney lamiendo herramientas de construcción y contorneándose sobre una gigantesca bola de demolición con la escena en la que el protagonista gesticula obscenamente mientras engaña por teléfono a un pardillo para que invierta miles de dólares en Bolsa. Tan solo faltaba de fondo la decadente música de Pitbull para que la horterada lo inundase todo. Y así, casi tres horas.
El film está basado en el libro de memorias de Jordan Belfort, donde narra su evolución personal desde el tan manido sueño americano hasta la codicia financiera más salvaje. Es una idea que se puede abordar de muchas maneras. Por ejemplo, hace tres años se estrenó la recomendable “Margin Call”, nominada al Oscar al mejor guion y, un cuarto de siglo atrás, Oliver Stone trasladó su visión a la gran pantalla en “Wall Street”. Cualquiera de estos dos títulos supera con creces a esta concatenación de secuencias sobre la chulería y la prepotencia de un grupo de tiburones de las finanzas carentes de escrúpulos.
No obstante, pese a terminar harto de su personaje, reconozco la buena labor interpretativa de Leonardo DiCaprio y centro los fallos en el guion y en la dirección. El actor se limita a obedecer con solvencia las órdenes de Scorsese. Le acompañan numerosos rostros conocidos, como Matthew McConaughey, Jean Dujardin o los directores Rob Reiner y Jon Favreau – a cargo de pequeños papeles-. Todos ellos contribuyen a personificar la juerga desenfrenada que ha ideado el realizador italonorteamericano.
Este indiscutible referente del Séptimo Arte ya trabaja en sus dos próximos proyectos: “Silence”, con Andrew Garfield y Ken Watanabe y “Sinatra”, biopic del célebre actor y cantante. Ambos largometrajes tienen previsto su estreno en 2015. Confío en que con ellos recupere su rigor profesional y un estilo personal cuya calidad y brillantez ha demostrado sobradamente en tantas ocasiones.
www.cineenpantallagrande.blogspot.com
@gerardo_perez_s
gerardops
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26 de enero de 2014
79 de 124 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cómo puede tener un 8,0 esta bazofia? Es todo muy falso, sobreactuado e irreal.

La voz en off parece una copia mala de la de Goodfellas. Más de la mitad de los diálogos son a gritos. La trama gira en torno a los excesos de estos "magnates": barcos, drogas y putas. Pero no nos hace plantearnos nada, ni provoca ninguna emoción; es un circo dirigido a un público que espero que no exista, si es una broma no sé dónde está la gracia.

Al poco rato de empezar a verla pensé: ¿a qué clase de retrasado mental le puede gustar ésto? Encima dura tres horas.
sinnick
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19 de febrero de 2014
52 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este es el primer comentario que he escrito dejando pasar algunas horas, ya que en pleno y justificado ataque de vehemencia hubiera incurrido gratuitamente en el insulto, cosa que Scorsese sí ha hecho sin ningún pudor de principio a fin con “El lobo de Wall Street”, un mastodóntico bodrio, interminable y cansino, que no “Casino”. Parece ser que Paul Thomas Anderson, Tarantino y otros que recibieron cierta influencia, superaron hace tiempo al maestro Scorsese, que desde relativamente hace poco está recogiendo sus frutos. Se le resistió el Oscar muchas veces, bien por trabajos que fueron ignorados como su “Taxi Driver” por el que no fue ni nominado, o que no fuera galardonado por su “Toro salvaje”. El caso es que tampoco es la primera vez que Scorsese aborda la comedia. Ya lo hizo por ejemplo en la fallida “El rey de la comedia”, con un comedido Jerry Lewis y, de cómico de la función, suplantando el rol del “gracioso” teníamos a un mareante De Niro. Caso contrario fue el resultado de otra comedia suya, notable, que pocos recuerdan (o vieron), “Jo, qué noche”. En definitiva, temo que no haré un comentario al uso sobre este film porque no hay nada que comentar ya que el primer síntoma que desprende todo esto es que noto envejecer, y mucho, a su director, porque no tiene nada que contar, al menos en este caso y porque peca de casposo como el que más. No hay personajes definidos, son situaciones una tras otra las que dan avance a la narración de la película, pero sin progresión de los mismos. Puede que la razón sea, que aunque esté basada en una novela de sobre un tiburón de Wall Street escrito por él mismo, así será el menda que la escribió, un pobre de espíritu cabeza con hueca, carente de estilo literario. Es como si escoge como guión las andanzas de cualquier edil de un ayuntamiento corrupto de los muchos que tenemos en España escrito por cualquiera de estos cicateros, o escrito por cualquier “negro” con su mismo talento, da igual, todo tendrá una base hecha de mierda y sin ningún valor artístico o cinematográfico. Y en todo este despiporre, nunca mejor dicho, para colmo y como si fuera a provocar a alguien a estas alturas, o será para dárselas de “moderno” frente a los americanos, a saber, saca algunas orgías (todas ellas sosísimas), planos fugaces de algunos chochitos, (con vello recortado a lo brasileño o depilados, nunca “sin reformas”), algunas tetas que han pasado por quirófano, breves lucimientos de posaderas masculinas y mucho esnife de coca y todo ello sazonado con testosterona de diseño, todo digno del cine español de la época del destape. Su montaje confunde ritmo con el histerismo, así como sus actores, hasta hay fallos de racords, como que después de estar los protagonistas semidesnudos echando un polvo, al segundo se levantan con la ropa perfectamente puesta. De principiante. Así que por último recomendarle a Scorsese, aunque sea tarde, que vea cine realizado por ejemplo por Ozores, rodadas mucho antes y posiblemente con más gracia, o el “Pepito Piscina”, de Luis María Delgado, que da título a este comentario y cuyo personaje, que corría a cargo de Esteso, era más interesante que este bobo de Wall Street.
Maggie Smee
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