Shine a Light

Seguramente nada de nuevo va a aportar este nuevo documental-concierto de los Stones en su ya extensa colección de directos grabados a lo largo de su historia y de sus mastodónticas giras.De hecho sólo con las cajas editadas de DVD de los tour Biggest Bang y Four Flicks se reunen ya espectaculares actuaciones tanto en grandes foros como en escenarios mas reducidos para saciar a todo kiske y por supuesto sin escatimar medios.

Es por eso por lo que Shine a light no sorprende ni lo pretende,esto es un homenaje que Scorsese rinde a Sus Satanicas Majestades,es su capricho y me alegra de que lo haya hecho porque para todo stoniano y rockero que se precie siempre va a ser un deleite contemplar la caña que estos dinosaurios son capaces aún de crear....¡Dios,solo por la presencia de Budy Guy y ese blues sucio merece la pena!..y claro también como no se nota la mano de Scorsese para transmitir esa energía del directo que hace tu culo bote del asiento.

Que los Rolling saben hacer conciertos es indiscutible. Que Scorsese sabe rodar conciertos, también. Así que, habiendo lo que hay, difícil era que este proyecto no llegase a buen puerto.

¿Algo que objetar? Para nada. Majestuosa demostración de cómo rodar y montar una actuación musical, que no un documental sobre un grupo de música. De documental tiene un par de imágenes de archivo introducidas en momentos puntuales del filme, que no arrojan nada de luz sobre la figura de los cuatro músicos británicos. Sólo son documentos simpáticos (alguna que otra pupila dilatada) o curiosos.

Así que, comentada la gran hazaña técnica de Martin y su equipo, queda hablar del concierto.

La cosa empieza un poco fría. De hecho pensé que si el asunto seguía igual durante dos horas me iba a aburrir. Con Some Girls se caldea un poco el ambiente en mi sofá (hablo de mi reacción, no de la del público). Llega entonces Faraway Eyes, en la que el sonido que sale de ese instrumento tan raro es una delicia, y en la que una agradable sensación de intimidad musical invade el escenario. A partir de ese momento, el concierto se viene arriba. Principalmente, porque después del mentado tema, Buddy Guy entra en escena y se marca un blues, duelo de guitarras y armónica incluidos. Escuchar a un negro cantar y tocar la guitarra siempre mola, más aun cuando éste, en medio de un solo, da saltos de emoción (contagiosa). Y más todavía cuando en un momento de la canción se ve un fugaz plano de Richards escupiendo un cigarrillo con clase rockera.

Total, que el concierto mola.

Vale, ya sabemos que "ya no es igual que antes" (entrecomillado por ser tópico). Que Sus Satánicas Majestades se han dessatanizado un poco; ya no se presentan drogados a cualquier parte (aunque creo que aquí queda claro que Keith Richards lleva irreversiblemente colocado desde la primera vez que fumó un porro), las fans ya no suben en hordas al escenario, y ahora Sus manías de superestrellas cuestan millones de dólares. Por cierto, que lo de Christina Aguilera, al contrario de lo que se piense, poco tiene que ver con este hecho de "saneamiento", sino que denota que Jagger nunca dejará de ser un hombre ávido de felaciones post-show.

(Sigo:)

Que lo sabemos, y poco importa aquí. Porque este concierto es un gustazo. Un manjar. Porque es un placer poder gozar de la compañía de cuatro tipos (+ cojonuda banda de acompañamiento) que siguen dándolo todo, disfrutando tanto como su público a pesar de sus limitaciones, sudando música, tocando (los que las tienen) sus guitarras con brío y energía animales, tras casi ya medio siglo sobre las tablas.

Leo bastantes críticas de este más que buen documental y como de costumbre no doy crédito a la capacidad de la gente para no ver más allá de sus narices. Corto y pego lo que escribí en su día en un foro:

Bajo mi punto de vista la peli es maravillosa, pero tiene un sentido que hay que pillarle.

Yo creo que Scorsese simplemente ha querido mostrar dos cosas. Una, un concierto de los Stones tal y como ve un espectador, que además es él. Dos, la personalidad de cada uno de los cuatro Stones y como su conjunción hace el grupo. Desde ese punto de vista los minutos del principio están plenamente justificados. Ahí vemos a Marty inmerso en plena preproducción, como se choca con el monstruo burocrático-empresarial que son los Stones hoy día, la mezcla de planificación y caos que arrastran. Con cuatro brochazos ya te sitúa a los cuatro Stones: la profesionalidad y arrogancia de Mick, la sobriedad de Charlie, el espíritu juvenil y golfo, pero un tanto inocentón, de Keef y Ronnie. Me encanta como muestra que, pese a toda la leyenda no dejan de ser cuatro tipos, con sus virtudes y defectos, inmersos en una locura mastodóntica. La parte de los Stones saludando a los Clinton y demás famosetes me parece significativísima al respecto.

Pero luego... Hasta el momento antes del concierto Marty está nervioso por la filmación, pero en cuanto suena el primer acorde se acaba todo. Se sumerge en el concierto y nos lo muestra como un aficionado lo ve. Es como decir, cuando se meten en el escenario lo demás se olvida, algo que luego explicita en una de las entrevistas (la de Keef durante "Connection"). Al igual que un aficionado, empieza el concierto mirando a todos alternativamente, tratando de oir la aportación de cada uno (de ahí que cada vez que enfoca a uno suba el volumen de su instrumento, como cuando en un concierto tratas de afinar el oido para escuchar la guitarra o el bajo). Luego se va asentando tu mirada y te fijas en el grupo en conjunto, para volver a la sensación eufórica al final.

Y por supuesto, entre canción y canción a uno se le suele venir a la cabeza muchos recuerdos asociados al grupo. En la peli, ese es el lugar que ocupan las entrevistas antiguas. Marty recuerda entre tema y tema los años mozos de ambos, y las compara con lo que está viendo, como hacemos todos: en algunas cosas no han cambiado nada, en otras como hemos cambiado. Por eso las entrevistas están tan dispersas y parecen tener poco sentido a priori. Una prueba de lo que digo me parece el detalle de meter una entrevista a mitad de "Connection", dejando la interpretación de fondo. ¿No os ha pasado en conciertos que a mitad de una canción os asaltan pensamientos sobre el músico en cuestión y no atendeis a lo que está tocando en ese momento? Pues eso.

Y luego, acaba el concierto y vuelve la locura, el Show bussiness, el preocuparse de que todo salga perfecto. Mi conclusión: a pesar de todo, los Stones siempre te alumbran y deslumbran: "Shine a light".

Martin es un maestro, y los Rolling, alguien da más?
La fotografía deslumbrante, y ahí han participado otros.
Si te gusta el rock es tu película, si no también.
Atención, la segunda hora de la película es mejor que la primera, y de lo mejorcito la canción con el moreno, y cuando Keith es vocalista.

Bajo mi criterio merece un 8 sobre 10.

La ví, me considero un gran fan de ambos, de los Rolling desde que tengo uso de razón, decoran las paredes de mi casa, la vitrina de mis cd´s incluso este maltrecho portátil en el que escribo , a Scorsese lo descubrí un poco más tarde. No hace falta presentación: el mejor grupo de rock de la historia y uno de los mejores directores de Hollywood, bien, resulta que voy, enciendo el dvd, pongo Shine a Light y cuando termina pienso,...igual no tendría que haberlo visto, algo me decía que no iba a funcionar, que quizás tanta expectación me decepcionaría y lo hizo. Bien, vimos un concierto de los Rolling y es grande, ¿Y qué?,¿Donde está Scorsese? ¿Cortando y copiando con el DVD editor? y lo peor ¿Donde están los Rolling?. Los Rolling no son sólo lucecitas y sexagenarios tíos tocando ruido, esos son los de ahora, ¿Es disfrutable? por supuesto no hablamos de Justin Timberlake, pero estos no son los Stones que sonaban en Casino, Uno de los Nuestros (por comparación de como los utilizaba Scorsese), no son los de Exile of main Street, Beggars Banquet, Some girls o Sticky fingers, pero bueno eso lo sabíamos, aunque se esperaba que Scorsese los rescatase.