7500: Avión secuestrado

Crítica – Valoración de la Película “7500: avión secuestrado”.

Resumen: Tobias es el joven copiloto de un avión que es secuestrado por unos terroristas, quedando él como único negociador con los atacantes desde dentro de la cabina sellada. Cuando los secuestradores matan a un pasajero y amenazan con matar a más gente inocente si Tobias no abre la puerta de la cabina, este hombre normal se enfrentará a la prueba de su vida.

Crítica: Es una película alemana del año 2019 que es dirigida por Patrick Vollrath y protagonizada por Joseph Gordon-Levitt. Es un thriller sobre el secuestro de un avión por el terrorismo islámico, con una duración de 92 minutos.

Al principio, nos muestra cómo las cámaras de seguridad del aeropuerto siguen a un joven que podría resultar sospechoso; después todo transcurre con normalidad hasta que la cortina que separa a los pasajeros del espacio de la tripulación comienza a moverse y estalla el ataque. Con esa introducción y después aparente calma, el director consigue crear un suspense y una tensión que sabe mantener durante el resto de la película.

Es un buen thriller de un secuestro de un avión, con la particularidad de que lo veremos todo desde dentro de la cabina. Un lugar reducido en el que los espectadores se ven atrapados junto a los pilotos y casi en tiempo real durante los 93 minutos que dura podremos observar el desarrollo del secuestro.

A nivel de interpretación, resaltar a Joseph Gordon-Levitt que está impecable, siendo el que lleva todo el peso de la película. La película al estar solamente rodada dentro de la cabina, da una sensación de claustrofobia y llegas a sentir la angustia que está viviendo el protagonista Tobías ante semejante secuestro.

La película se desarrolla en tiempo real, o sea el embarque de los pasajeros y el vuelo se muestran en continuado, sin cortes ni elipsis. Todos los elementos de austeridad narrativa de la película generan clima y tensión, pero luego comienzan a lindar con lo tedioso. Ese dispositivo lleva a que se trate de una película de prácticamente un solo personaje, como si fuera una suerte de naufragio dentro de la cabina de un avión.

A modo de conclusión, he de decir que me ha parecido una película que tiene un comienzo muy bueno con una constante tensión por lo que está ocurriendo, pero que en los últimos 30 minutos tiene un desenlace muy largo y muy vacío, en el que no sucede prácticamente nada. Me quedo con la impecable interpretación de Joseph Gordon-Levitt y su comienzo.

Puntuación: 7/10.

Existe en ella algo diferente, muy difícil de hallar en productos de género extremadamente transitados. Joseph Gordon-Levitt, resulta un valor seguro por su versatilidad, a la hora de enfrentarse a diversos registros.

La película se apoya en una narrativa visual distinta, no es que el resultado sobresalga, pero entretiene, que a estas alturas resulta más que suficiente.

Algunos tramos confusos e incluso claustrofóbicos, no la desestabilizan. Aceptable en conjunto.

7500 (2019), del director alemán Patrick Vollrath, narra el intento de tomar un avión por parte de un grupo de extremistas en tiempo real y con la utilización de cámaras de seguridad. Es un ensayo que busca construir a la película de la manera más verídica posible.

Por Nicolás Bianchi

Al revés de la premisa nietzscheana, 7500 pretende que no haya interpretaciones, solo hechos. La percepción general que queda luego de mirarla es que el objeto de la película es presentar una toma de un avión alemán, por parte de un grupo de jihadistas islámicos, de la forma más verídica y ascética posible. Como si hubiera una suerte de atentado terrorista estándar que se puede replicar al detalle.

En la película lo primero que se presenta es una serie de imágenes de las cámaras de seguridad en la que vemos a los terroristas. Mostrar a través de estos dispositivos es uno de los artificios de 7500 para impostar de verdad, de realidad a sus imágenes. Pero es un viaje como el de Ícaro, el personaje de la mitología griega que por querer volar cerca del sol hizo que la cera que sostenía sus alas se derritiese, provocando su caída en el mar. 7500, título que proviene del código que utilizan los pilotos para avisar de un ataque terrorista, también por querer aproximarse tanto a lo que sería lo real ve chamuscado el fuselaje de su avión.

Tobias Ellis (Joseph Gordon Levitt) es el personaje principal del thriller y el ayudante o segundo piloto del avión en cuestión. El espectador ya sabe que los terroristas están a bordo pero todavía no los ve. Todo transcurre, y así va a ser por el resto de la película, en la cabina del avión. El piloto Michael (Carlo Kitzlinger) comienza con los preparativos para iniciar el viaje, en lo que el film se detiene con la meticulosidad de un curso de instrucción para aeronavegantes. La llegada tarde de uno de los pasajeros permite introducir algo de distensión, y un único toque de humor, dentro de las cuestiones operativas del despegue.

El primer desvío de esa realidad dura que impone la película se da cuando Tobias es saludado con un beso en la boca por una de las azafatas, que resulta ser su mujer y además está embarazada. La familia completa se encuentra en el vuelo que está por unir Berlín con París. El avión despega y 7500 presenta uno de sus elementos mejor utilizados: la cámara que está por encima de la puerta de la cabina y por la cual, a través de un pequeño monitor de seguridad, los pilotos pueden ver quien quiere entrar. Como se trata de la azafata que viene a ofrecerles la cena abren la puerta. Allí comienza el ataque de los terroristas.

El film se desarrolla en tiempo real, o sea el embarque de los pasajeros y el vuelo se muestran en continuado, sin cortes ni elipsis. Todos los elementos de austeridad narrativa de la película generan clima y tensión, pero luego comienzan a lindar con lo tedioso. Ese dispositivo lleva a que se trate de una película de prácticamente un solo personaje, como si fuera una suerte de naufragio dentro de la cabina de un avión.

Sin embargo, lo más flojo es una suerte de metamensaje que se pretende instalar desde el comienzo. La película inicia con la cita de una muy recurrida frase de Mahatma Ghandi, aquella que dice que “ojo por ojo deja al mundo ciego”, y que luego se puede continuar leyendo en la actitud de Tobias, el personaje principal. Con menos solemnidad y artificialidad se hubiera redondeado un producto mucho más entretenido. De todas maneras 7500 logra algunos momentos interesantes y exhibe un puñado de buenas ideas.

El principal problema de "7500: Avión secuestrado" es que, aunque sea la primera vez que vemos una película que transcurre por completo en el interior de la cabina de un avión, esa premisa la hemos visto ya demasiadas veces y mucho mejores que esta, como las fantásticas "Buried" o "The Guilty". Es decir, confiar todo el potencial de una película a su originalidad y a su actor principal, puede resultar un tiro en el pie si no haces algo diferente a lo que el espectador ya conoce. Y "7500: Avión secuestrado" no es lo suficientemente original como para destacar especialmente. Es una película entretenida, eso sí. Joseph Gordon-Levitt está bien en su papel y la película está bien rodada. Pero al final te quedas con la sensación de que el espacio único no es más que una excusa para abaratar los costes de la producción, porque nada justifica el escenario único ni nada es especialmente relevante.

"7500: Avión secuestrado" es una película entretenida, que flaquea algo en su parte central pero que dura lo suficientemente poco (92 minutos) para llegar rápidamente al desenlace que es lo que espera el espectador. Tampoco es que el desenlace sea una maravilla (como si lo eran los giros finales en "Buried" o en "The Guilty").

Dadle una oportunidad si os apetece, no es un peliculón de esos que te dejan con la dentadura al aire, pero es una película razonablemente entretenida.

La película bien podría haber dado mucho más por lo realista que se estaba poniendo al comienzo de la película a la hora de "preparar" el avión.

Pero a la media hora de visionado, ya queda establecido dónde se va a establecer el resto de la película: en la cabina.

Una película de aviones, tiene y mucho, donde establecer las escenas para que haya más tensión: películas como Plan de Vuelo: desaparecida, Vuelo Nocturno o, incluso la reciente de Netflix, Cielo rojo sangre (aunque con una temática diferente), pudieron abarcar más espacio para centrar la atención en lo que se le quiere mostrar al espectador.

Y al pobre copiloto, le tenemos mirando al cuadro de mandos, a uno de los terroristas inconsciente y a la cámara que enfoca la entrada en la cabina. Con la que se hubiese liado en el fuselaje, y sólo se oye a los terroritas gritar aparte de los gritos proferidos por algunos de los pasajeros.

Los 3 puntos se los doy a Joseph Gordon Levitt, que con esta película, ha demostrado el potencial dramático que tenido su caracteriación como protagonista de la historia.