Todo lo que tú quieras

Eh!, un momento. No pienses mal. Donde digo bolas, quiero decir mentiras. Aunque, francamente, para rodar esta historia y pretender que la gente se la crea, hay que tenerlos cuadrados.

No me creo nada.

No me creo a la niña, sobre todo en su reacción final. La pobre es muy pequeñita como para saber asimilar una realidad tan dura, pero tiene que haber algo, que no se nos explica, para poder comprender su tiranía.

No me creo al padre de la niña. ¿Se vuelve mochales? No lo sé. Su pérdida es terrible y dolorosa, eso sí, pero el personaje no está bien desarrollado, o yo no lo he entendido, que puede ser.
Me da la impresión de que Achero no tiene en cuenta una cosa: el transformismo, como recurso narrativo, siempre se ha usado en el cine de dos maneras, o bien como lenguaje cómico, o bien como recurso del patetismo (ésto, las menos). El director no pretende dar ninguna de estas dos dimensiones al personaje y, sin embargo, le otorga una mezcla de ambas. No se puede empatizar con el prota, y ahí es donde la historia pierde fuelle.

No me creo el final. Eso, en España, no funciona así.

Lo único que me creo es al socio del papá, que está representado como un egoísta cabronzote, pero, en realidad, lo que nos venden como "maldad" no es más que coherencia, y es el único personaje que la tiene.

No me creo, tampoco, que le esté plantando un 5 a la peli, pero tengo dos motivos:
-José Luis Gómez, que me fascina, oye.
-Achero es valiente. Le faltan Mañas, pero le sobran Bolas.

Una historia magnífica, unas actuaciones geniales (Botto y Gómez, brutales; Nimri, por fin moderada; el resto acompañan a la perfección, incluso la niña), una música estupenda, una fotografía y una luz absolutamente sugerentes, pero mi impresión es queel resultado final del plato no está a la altura de los ingredientes.

¿Por qué? Pues por lo mismo que ocurre en muchísimas películas con algunas pizcas de más de delirios de grandeza. En vez de centrarse en explicar una historia, el director opta por vaciar en la cinta diversas filias y fobias que despistan al espectador y acabas saliendo del cine con una extraña pregunta en la mente: ¿qué me ha querido contar?

No os desanime mi nota (5), he penalizado el hecho de que me esperaba de Mañas un excelente o notable, pero creo que en su estancia en NY debería haber aprendido a contar de manera diáfana una historia, ni más ni menos. Los ingredientes hubiesen acompañado de maravilla a ese plato que sabe a regreso un poco disperso.

¡¡¡He estado en el preestreno de la película y Achero Mañas nos ha dejado a todos conmocionados!!! El director de "El Bola" vuelve a pantalla escribiendo y dirigiendo un película cargada de emotividad, que rebosa compresión humana, respeto, rebeldía, humildad... y hace un completo cuadro sobre sociedad actual donde no se pierde ni se le escapa nada. Sonrisas, risas, lágrimas y mucha humanidad se podrán vivir en las salas de cine a partir del 10 de Septiembre.

Lo mejor la pequeña Dafne, el montaje y la BSO de Levi. Lo peor... el maquillaje ¡¡¡los actores masculinos no dejan de tener brillos en la sombra de ojos desde el principio hasta el final!!

Oscar Lojo

Tercera película en diez años de Achero Mañas, el otrora actor y ahora sólo director, que me confirma que se trata de un director, más que actor, vistos los resultados. Y que me hace decir: por favor, siga haciendo usted películas, señor Mañas. Todo lo que tú quieras es una película que va de menos a más. Al principio le cuesta arrancar, pero en cuanto se destapa la trama-sorpresa (nada de spoilers, ni siquiera lo voy a apuntar en el apartado señalado para ello) de la película te dices: olé por Achero, el tema tan valiente y que podría bordear el ridículo que trata. Él lo presenta de manera creíble en mi opinión, y que justifica el slogan de la película: “hasta dónde podrías llegar por tu hijo”, o algo así.

Es una historia de amor paterno-filial que emociona, y todo radica en el amor de padre (Juan Diego Botto) respecto a su hija (Lucía Fernández, cuatro años a lo sumo y una mirada que congela-emociona-sorprende). Botto lo sacrifica todo (trabajo, consideración social de su estatus, amistades, familia…) aun a costa de que se le rían, de que le puedan dar palizas...

Hay algún matiz que reprocharle a la película. Por ejemplo, alguna visión tópica de determinados colectivos, de determinados estratos sociales. Pero también hay aspectos como qué es lo que merodea por la mente de un niño en situaciones como las que cuenta la película. Ahora bien, me he dado cuenta de una cosa: a pesar de que hay niño de por medio en la cinta, el punto de vista no deja de ser en ningún momento el de Juan Diego Botto, o sea, el padre. Porque un adulto también llora.

Hay buenos detalles de guión, como los relacionados con el pasado de José Luis Gómez, quien vuelve a demostrar una más que sobrada capacidad. Y el final… lo digo en el spoiler.

“Todo lo que tú quieras” no pasa de ser una historia bien contada. El problema es (como casi siempre) el guión, o el enfoque que se le da. En este caso (también como casi siempre), podría haber sido otro mucho más escabroso. O inquietante. O duro. O espeluznante. Sí; Mañas (que también es el guionista), podría incluso habernos llevado de la mano a dar un paseo por la locura, por el horror…

La idea que plantea se prestaba a ello.

Pero no.

Mañas huye de toda posibilidad de, cuando menos, hacerle cosquillas a la tan desagradecida memoria del espectador. Y también de jugar con la personalidad supuestamente amenazada del protagonista. Desperdicia una idea interesante (con lo escaso que está el cine de ellas, hay que ver) y opta por una historia cotidiana con pincelada grotesca, por la que Juan Diego Botto se pasea con aspecto de estrella del rock extravagante y mal maquillada (¿a propósito?).

Así que vas, ves la peli, pasas el rato y, si no fuera por el esforzado trabajo de Juan Diego Botto y, en especial, el de José Luis Gómez, que está excelente, al salir del cine ya se te habría olvidado.

Una lástima (otra vez).