Haz click aquí para copiar la URL

Buscando al Sr. Goodbar

Drama Tras una breve relación sentimental con un colega, Theresa Dunn (Diane Keaton) decide independizarse de su opresiva familia. Así comienza una metamorfosis que hace de ella una compasiva profesora de niños sordos durante el día y una mujer que busca toda clase de placeres nocturnos por los tugurios de la ciudad. (FILMAFFINITY)
<< 1 2 3
Críticas 13
Críticas ordenadas por utilidad
18 de junio de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No recuerdo obra, como la magistral Buscando al Sr. Goodbar (Looking for Mr. Goodbar, 1977), de Richard Brooks, adaptación de la novela de Judith Rossner publicada dos años antes, que refleje con tal agudeza la deriva y fuga emocional de los matadolores (como se califica en la propia obra), esa arrolladora inmersión en la embriaguez vital que es, por un lado, precipitación de caballo desbocado (fruto de la decepción o del desajuste con un modo, o una rutina y plantilla, de vida que se siente como restricción e imposición) y, por otro, anhelo de plenitud, que es resistente impulso de acción para quebrar los límites (sobre todo los que son impuestos), el placer revitalizador de transgredir, la ruptura, que es grito, con un hábito de vida corriente que se siente anodino e insuficiente, el látigo vivificador, aunque linde con los abismos, de la noche para despertar del aturdimiento y entumecimiento de la vida diurna (la costra de la costumbre, inercial). Añádase otro aspecto fundamental en la ecuación, como el hecho que la protagonista, Theresa (Diane Keaton), fuera mujer. En una de las secuencias iniciales, en un documento televisivo previo a las campanadas de nuevo año de 1974, sobre unas manifestaciones de 1970, se señala que ha sido la década de las mujeres, de los movimientos de liberación femenina (y su reclamación de un salario equitativo así como las mismas oportunidades de acceso al mundo laboral, el derecho al aborto y la libertad sexual). Theresa encarna el prototipo de mujer liberada. La mujer que no quiere ajustarse a un guion de distribución de roles que se define por el constreñimiento. Theresa es un relevo, o una continuadora generacional, de la insatisfecha Mary (Jean Simmons) de la también fabulosa Con los cerrados (1969), de título original The happy ending (el final feliz), que comenzaba con la ruptura de lo que había sido un sueño falaz, un matrimonio que no se correspondía con la resolución de los cuentos de hadas, el final feliz de <<se casaron y vivieron felices para siempre>> (ya que ella más bien se convirtió en un mueble cual satélite suplementario de la vida de su marido: la madre no entiende que quiera abandonar a su marido cuando no hay nada reprobable e incluso subsiste en cierta medida el amor). Mary se rebela a esa vida aparcada y programada, y se lanza sin red a su independencia, esto es, a la vida que ella quiere elegir, enfrentándose en el camino a los (hombres) que siguen ofreciéndole otras ventas de sueños. Theresa es presentada como alguien más que viaja en un transporte público (y que es empujada por alguien que lee la revista pornográfica Hustle, con todo lo que representa, y que es incapaz de pedir perdón).Tanto una como otra no quieren plegarse a otras voluntades, ni a plantillas establecidas. Quieren ser dueñas de su propia vida, tomar sus propias elecciones.

La primera colisión sentimental con un hombre es condicionante fundamental, ya que la decepción determinará sus decisiones y elecciones. Martin (Alan Fenstein), su profesor, es un cínico depredador sexual que no tiene reparos en reconocerle, tras que ella le pregunte por qué no hablan tras disfrutar del sexo, que no soporta a las mujeres después de follárselas. Su primera relación es un rápido coito que la deja perpleja por su brevedad, y por la desconsideración con respecto a su satisfacción, como quien ejecuta un trámite e inmediatamente pasa a otra tarea. La perplejidad de Theresa se torna dependencia, y su insistencia, que linda con la súplica, se estrella con la indiferencia expeditiva de su profesor. La primera reacción de ella, por ser alguien sin doblez, no es advertir la mezquindad de él sino pensar que reside en ella la causa (culpa) de que la relación no funcione. Theresa aún es una chica con ilusiones, por lo tanto aún no reacciona contra lo que, después, ya asumirá que es recurrencia en la conducta humana, y en particular, en la masculina. Hasta entonces su reacción, aun moderada, era contra la actitud de Mr Dunn (Richard Kiel), su padre, y sus valores religiosos y de masculinidad dominante (de algún modo, como otro modelo de actitud intelectual, Martin representaba su supuesta oposición que se revelará igual de falaz). En los magníficos títulos de créditos, una serie de fotos fijas de ambiente nocturno, destaca una imagen en movimiento, la del rostro de su padre ( de hecho, son los ojos que se mueven, en un contrapicado de su rostro). El representante de la figura autoritaria, su padre, Mr Dunn, no duda hasta en despreciarla al denigrar su físico en comparación con su hermana, Katharine (Tuesday Weld). Los hombres que rodean la vida de Theresa son unos auténticos necios que quieren imponer su criterio, e intentan sojuzgarla, emborronarla, anularla, utilizarla. No soportan que contraríe su voluntad, que les rechace, que pueda prescindir de ellos, que no les corresponda en sus sentimientos, que no quiera estar disponible cuando ellos quieran.

Hay una mordacidad e irreverencia que convive con un jubiloso sentido vital, manifiesto en esas fugas imaginarias de Theresa, flashforwards que son reflejo de sus anhelos, como cuando se imagina disfrutando del sexo con su profesor o incluso el entierro de su padre. Ejemplar, en ese sentido de desapego vital (el desapego es liberación, escribió Cioran), es también el montaje secuencial mediante el que narra la absurda cadena de hechos desde que un cliente le deja dinero, tras realizar el acto sexual con ella (aunque más bien con la pantalla del televisor, ya que en todo momento miraba una película pornográfica), pensando que era una prostituta, dinero que después le quitará un policía tras que ella se lo cuente después de tener sexo con él, por lo que ella, ya que uno y otro, por distinto motivo, la denigraban, decide seguir el juego, cobrando dinero a otros hombres.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cinedesolaris
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
18 de septiembre de 2021
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante historia sobre la revolución sexual femenina en los setenta, protagonizada por una excelente Diane Keaton en la cumbre de su carrera, en la que sería la última película destacable del gran Richard Brooks.

La liberación sexual de una joven profesora de niños sordomudos, le lleva a buscar su satisfacción sexual en los ambientes más turbios de la ciudad, al consumo de drogas y a relacionarse con gente pintoresca y peligrosa lo que desembocará en funestas consecuencias.

Se trata de una época en la que se tambalearon los pilares de la sociedad occidental, en la que se abandonaron los referentes morales entregándose al placer y consumo inmediato sin asumir las consecuencias de los hechos, una actitud propia de una sociedad inmadura, infantil y vacía, una sociedad desquiciada que trata de sustituir los sentimientos y las relaciones humanas por el sexo desenfrenado y el consumo de drogas.

El tipo de vida nocturna que describe la película tuvo un abrupto final pocos años después a comienzos de los ochenta con la aparición del sida.

La película supuso el debut de Richard Gere, Tom Berenger y Brian Dennehy.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Harold Angel
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
14 de febrero de 2016
6 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Dones bastant perdudes", es el ciclo dirigido por Isabel Coixet (no voy a decir lo que pienso de esta directora...), que están dando en la Filmoteca de Catalunya. Sólo he visto esta película, pero ya me basta para hacerme una idea... es un drama totalmente prescindible, aunque Keaton esté estelar. No la veo como un icono de la lucha feminista por la liberación de la mujer, más bien una advertencia a los excesos, todos los extremos son malos, ya que en mi opinión representa a una mujer casi enferma. Últimamente intento evitar películas excesivamente violentas o con escenas con mucha carga sexual, que rozan la pornografía, pues no hacen falta estas cosas como reclamo o para maquillar films mediocres de contenido y trama. Busco la sencillez de estilo y forma, que expresen el mensaje con decencia... el resto que pueda decir de este largometraje sería "paja", y os la voy a ahorrar.
En resumen, no me gustó, hubiera salido de la proyección, pero quería ver el esperado final...
julià ribas
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow