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Yanqui Dandy

Musical. Comedia. Drama La biografía del bailarín de vodevil George M. Cohan, creador del himno norteamericano ”Over There”, sirvió de base para este musical, en el que Cagney demostró sus grandes dotes para el baile. Aunque se trata de una comedia, es una obra de propaganda bélica realizada en plena Segunda Guerra Mundial (1939-1945). (FILMAFFINITY)
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
14 de diciembre de 2010
7 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Contra los criterios más pesimistas, en tiempos de la II Guerra Mundial las entradas al cine alcanzaban los más altos niveles en los Estados Unidos de Norteamérica y, los Estudios cinematográficos, en vez se quebrarse se fortalecían. Había que unirse pues, al sentimiento patriótico que animaba al país, y entonces, comenzaron a producir películas que siguieran el juego a la integración nacional y, al tiempo, atrajeran más y más gente a las salas de cine. Los escritores incondicionales con el régimen -como Robert Buckner-, comenzaron a revisar los anales históricos en busca de personajes símbolo del más rancio patriotismo, y así, el guionista tropezó con la historia de un tipo al que, probablemente, ningún joven recuerda, pero que fue actor teatral, autor, compositor y bailarín, y cuyo nombre era, George M. Cohan.

El nacionalismo, Cohan lo heredó de su padre -quien lo bautizó George como homenaje al presidente Washington-, y junto a él, su madre y su hermana, conformaron, Los Cuatro Cohan, un grupo de artistas que llevaba la música y la bandera en la sangre… y en la estrategia de negocio. Después, George haría lo suyo con su compañera, y luego esposa Mary, y siempre habría banderas en el escenario para hacer alarde de un chovinismo que conquistaba enseguida a los más ceñidos yanquis. A él mismo, comenzaron a llamarlo, Yanqui Dandy, como identificación del americano por excelencia. Lo de, Doodle (Garabato), era por la manera en que se movía en el escenario.

Michael Curtiz (un húngaro con serias dificultades para el inglés, aunque llevaba ya 15 años en USA), fue el encargado de hacer la que luego, curiosamente, se convertiría en la más pro-americana de las películas hollywoodenses. A los yanquis que se cobijan con una bandera, les encantó, pues, la producción tiene brillantez escénica, canciones tradicionales, bailes populares, una exaltación desmesurada del nacionalismo estadounidense… y hasta la Casa Blanca aparece como un lugar de puertas abiertas al que puede acceder cualquier hombre del pueblo para ganarse una condecoración del Congreso.

A, James Cagney, quien representa a Cohan, le dieron el Oscar -¡tenían que dárselo!- aunque lo merecía más por anteriores actuaciones, pues en, <<YANQUI DANDY>>, resulta incómodamente prepotente y presuntuoso.

Con gran sutileza, Michael Curtiz –quien, siempre que podía, intervenía en los guiones con efectivos detalles- introdujo una frase que puso en boca de la soprano, Fay Templeton, y que resuena en nuestros oídos cuando aguzamos el Ver lo que venimos viendo:

“(Lo de Cohan) no es más que un vulgar y chillón despliegue de banderas”.

Título para Latinoamérica: TRIUNFO SUPREMO
Luis Guillermo Cardona
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