Haz click aquí para copiar la URL

A las nueve cada noche

Drama Cuando muere su madre tras una larga enfermedad, los siete hermanos Hook la entierran en el jardín, pues temen ser separados y enviados a distintos orfanatos. (FILMAFFINITY)
<< 1 2 3 4 5 6 >>
Críticas 26
Críticas ordenadas por utilidad
2 de mayo de 2011
8 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
La elegante y sugestiva puesta en escena de Clayton convierte al espectador en partícipe de una de las sesiones espiritistas más brillantes que he tenido la suerte de ver en una película.

El realizador es todo un experto en eso de mezclar niños cursis de estricta educación con fantasmas (véase Suspense), pero aquí, enseguida muta la cosa, y pasamos de fantasmas a fantasmones. Al chuleta progenitor de los chiquillos se le ve el plumero a 3 yardas, y es un plumero feo. Está claro, son mucho más peligrosos los vivos que los muertos, pero yo me esperaba que el peligro llegase del más allá, que el más acá lo tengo muy visto.

La peli exige del espectador una dosis importante de imaginación, y, a cambio, le regala dos historias en una. Mal. Yo me metí en esto por la primera historia, la segunda me desilusiona, pero tal vez a ti te guste. Mira a ver.
VALDEMAR
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
11 de diciembre de 2022
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
A las nueve cada noche, siete niños rinden culto a su madre, cuya muerte ocultaron con objeto de evitar el orfanato.

Jack Clayton dirigió esta pieza de terror psicológico revestida de melodrama familiar, que entronca con uno de sus títulos previos: "Suspense". Procedente de la novela homónima de Julian Gloag, muestra la existencia entre tierna y cruel de estos menores condenados a crear su propio mundo para salir adelante por sí solos.
Una película a redescubrir, oscura y fascinante, que además arroja una crítica a la doble moral de los adultos.



"El fruto del pecado nocturno de vuestra madre."
CINECLUB
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
27 de enero de 2023
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la escueta filmografía de Jack Clayton, compuesta por siete largometrajes, una producción televisiva y un cortometraje, destaca la figura de los niños. En ¡Suspense! (The innocents, 1961), son más bien pantalla, a través de los cuáles se dirimen los turbulentos fantasmas emocionales de la institutriz protagonista. En El carnaval de las tinieblas (Something wicked this way comes, 1983), es la figura central proyectora. Es la figura de su padre, o su forma de mirarle, la que se dirime en un forcejeo de reflejos, también turbulentos (la secuencia final se dirime en una sala de espejos de una feria que no deja de ser una proyección siniestra de su desencuentro con su padre: la devaluación de su figura viril en una figura falible; la no asunción de su vulnerabilidad y fragilidades). En A las nueve de la noche (Our mother's house, 1967), adaptación de una novela de Julian Gloag, son los protagonistas, expuestos a una intemperie que forcejea entre un modelo irremisiblemente ausente, su madre muerta, y un modelo que irrumpe para poseer, dominar, deteriorar y anular un espacio, la figura del padre ausente que reaparece, Charlie (extraordinario Dirk Bogarde, en un papel que no se ofreció a Richard Burton, como se pensó en principio, porque encarecería demasiado el presupuesto).

Para Charlie, el hogar y los mismos hijos se convierten en otra pantalla en la que dirimir una contienda suspendida, o interrumpida, el desencuentro en un matrimonio que determinó su huida. El resentimiento se evidencia en comentarios despectivos hacia la madre en concreto, o la mujer en general, a las que califica de volubles cuando menos, por cuanto de un día a otro pueden negar lo que antes afirmaban. No es un fantasma, por cuanto no es figura sobrenatural, pero irrumpe cual aparición en la realidad estructurada de los niños, y realiza una progresiva acción de posesión y apropiación de ese espacio. Hasta su aparición, era la casa de nuestra madre, como refleja el mismo título original (Our mother's house), y en ese posesivo ya se anuncia el territorio de combate con la figura intrusa paterna. Son siete hijos, una familia numerosa como la de la obra previa, Siempre estoy sola (The pumpkin eater, 1964), protagonizada por una mujer pródiga en hijos, pero aislada, escindida, desubicada, como un nervio seccionado, ajena al mundo, o en desencuentro en su relación con su entorno y los demás, como también en cierta medida la institutriz protagonista de ¡Suspense!, en conflicto con las inhibiciones de su deseo. Tras la muerte de su madre, los siete hijos deciden no compartirlo con nadie, con la sociedad, y optan por aislarse, por crear su propio mundo, su propia sociedad, en la que la figura de la madre sigue siendo el referente, ahora convertida en entidad trascendente. Con la madre se comunican en sesiones que instituyen y ritualizan la relación religiosa con la realidad y lo inefable: la religión como ilusión de fundación y guía de sentido a través de un fuera de campo, lo inefable, que influye y determina lo visible, la realidad; la religión como ficción o representación; la soledad esencial del ser humano en la oscuridad a la que intenta perfilar con un sentido: la oscuridad que rodea los rituales, a las nueve de cada noche, en los que Diana (Pamela Franklin) actúa como medium en la mecedora que simboliza, como metonimia, la presencia o trascendente ausencia acunadora, reconfortadora, de la figura materna.

Como organización básica establecen distribución de roles y tareas, y también configuración de infracciones y sus correspondientes penalizaciones (en la relación con la realidad se establecen cercos; la consecución de la inmunidad debe prevalecer frente a otras consideraciones; el otro es una potencial amenaza). Los colores y la luz poseen una condición amortiguada, empañada, como un objeto empapado por la lluvia. Incluso, el exterior parece una extensión en la que el mismo tiempo parece haber perdido sus referentes, como el paseo en bote entre figuras antediluvianas que realiza Charlie con sus hijos, con la significativa excepción de Elsa (Margaret Brooks), la hermana mayor, guardiana o representante sustitutiva de la voluntad de su madre, desplazamiento que concluye con la aparición de la lluvia (todo espacio parece encapotado, dominado por cierta pesadumbre). El hogar deslustrado (un posible comprador de la casa señala que su interior es deprimente) se corresponde con el interior de unos adultos que no han logrado configurar armónicamente la realidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cinedesolaris
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
28 de febrero de 2012
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La muerte de una mujer que estaba muy enferma (Annette Carell) provoca miedo y desolación en sus siete hijos, quienes deciden fingir que ésta está de viaje para evitar que los internen en un orfanato. Pero las rencillas entre ellos, las "charlas" que mantiene una de las niñas, Diana (Pamela Franklin), con su difunta madre, o la llegada de quien dice ser el padre de ellos (Dirk Bogarde), complicará, y mucho, tan delicada situación…

A las nueve cada noche es una película extraña. Y lo digo porque no es un drama al uso, tal y como podría parecer a simple vista. Tampoco una intriga o una cinta de terror, aunque cuenta con varios momentos francamente perturbadores. Una cosa está clara, Jack Clayton, el director de este curioso trabajo, imprime una atmósfera claustrofóbica muy sugerente a esta cinta que se inicia de manera un tanto errática pero gana en interés e intensidad conforme avanza.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
ddarko_1980
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
29 de agosto de 2021
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Impecable progresión dramática que va ganando interés y fuerza a medida que el film avanza, sobre todo desde que aparece el personaje de Bogarde. Margaret Brooks y Pamela Franklin ya no eran niñas y están espléndidas en sus papeles, pero el resto de los hermanos son niños, algunos bastante pequeños y no me puedo ni imaginar cómo el director Clayton les arrancó unas interpretaciones tan auténticas y brillantes de verdad. La música de George Delerue (que es otro de los grandes compositores que ha tenido el cine), adecuada y simplemente fantástica. Estoy muy de acuerdo con lo que dicen otras críticas, de que se trata de una película de terror, pero el terror de la vida misma, añado yo, que es el verdadero terror.
Daniel
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 5 6 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow