Pan y tulipanes

En homenaje al usuario Macarrones diré que esta película es un milagro. Es una película que lo da todo, que entrega el alma abierta en cada secuencia y que te invita a desconectarte el cerebro y verla con el corazón.

Rosalba lleva un día en Venecia, mira por la ventana hacia el mar y su rostro habla por ella. Aparenta cinco años menos y su mundo ya no está fuera, está dentro. Así que Carl Gustav Jung le diría: mira, mira dentro Rosalba, y despierta. Despierta de la vida que crees que quieres y deja entrar en tí, despacio, la que quieres.

Esta película sabe, como el zen, que quien quiera someter su vida a los deseos de su mente la perderá, y quien se deje llevar por la vida, la ganará. Algo parecido dicen que dijo un tal Jesús. Así es el señor Girasol, cuyo nombre en la película no recuerdo ahora, y así dice en la secuencia de la discoteca: "la vida no me llevó por ese camino...".

Ay el señor Girasol. ¡El personaje de comedia más creativo que he visto nunca! Porque todo el mundo sabe que un personaje cómico tiene una perspectiva particular y acentuada de la vida. Es un tacaño... Un tontito... Un atrevido... Pero el señor Girasol no. Él es educado. Es exageradamente educado... Y la verdad, ¡no sabía que podía tener risas tan adentro!

El cine de Silvio Soldini es un cine de las pequeñas cosas. Objetos pequeños que marcan el antes y el después en la historia presentada. En Pane e tulipani es una pequeña pinza que le hace perder el bus a la extraordinaria Licia Maglietta. Luego, el acordión y las flores.

Otros aspectos claves en el cine de Soldini son la fotografía, los colores, el respeto en la representación de las mujeres y un toque de realismo mágico mezclado con una mirada realista y respetuosa de los lugares. La floristería es un ejemplo de lugar casi realista. porque no existe en Venecia, pero tiene el carácter de una 'bottega' veneciana, lejos de la organización perfecta de las tiendas de las grandes marcas iguales en todo el mundo. Su dueño anárquico podría bien ser un carácter veneciano.

Mientras Rosalba descubre la belleza de la libertad y el detective la busca (o mejor dicho, las busca), recorremos con ellos una Venecia cotidiana, con pocas estampas de la ciudad turística que se conoce en el extranjero. La fiesta de cumpleaños celebrada en una isla es un aspecto de los “verdaderos venecianos” que ni siquiera conocemos los que vivimos o nos críamos a pocos kilometros. La locandiera (personaje que parece haber salido de la Commedia dell’Arte) y la mamá obrera son las únicas que hablan en dialecto veneciano, un elemento importante que no aparece en las versiones traducidas, y por eso pierden mucho de la vivacidad de estos personajes.

Un artículo que aconsejo para entender la peli y la noción de paisaje es el de Bernadette Luciano, "Rethinking identity in the cinema of Silvio Soldini".

Una agradable comedia, suave, plácida y serena que propone un viaje de autodescubrimiento y que tiene en sus intérpretes su mejor baza.
Cuando a Rosalba, una ama de casa, su marido y sus hijos la dejen colgada y olvidada en un autoservicio durante una excursión, algo se le removerá por dentro y decidirá no esperarles y volver a su casa por su cuenta haciendo autoestop.
Pero este viaje de retorno a su hogar, supondrá una toma de conciencia de sus anhelos reprimidos y decidirá obedecerlos tomándose una pequeñas vacaciones de su olvidadiza familia y, desviándose de su ruta, viajará hasta Venecia.
Allí irá tomando contacto con nuevos amigos y recuperando experiencias enterradas.
Una película tierna, de segundas oportunidades, con toques de humor.
La narración resulta un tanto extraña, para mi gusto, donde el autor mezcla de manera brusca los pensamientos y sueños de Rosalba con su realidad. A mí por lo menos, me desorientaba a veces y me descolocaba. Y tampoco el humor que baña toda la cinta, es de mis preferidos. Es un humor bañado de melancolía, con un fondo trágico.
Bruno Ganz hace un papel excelente, como camarero de oscuro pasado que encontrará en Rosalba su segunda oportunidad.
Y Licia Maglietta, por supuesto, compone un personaje magnífico.
Un viaje de reencuentro con el interior de uno mismo. Una peli para sosegarse y serenarse.

No es genial. Ni lo pretende.

No es una película inolvidable.

No es el gran bálsamo de Fierabrás.

No es cine italiano del de toda la vida.

No es una obra maestra del séptimo arte.

No es la panacea ni es el oráculo de Delfos.

No es Fellini ni tampoco Antonioni; es sólo Silvio Soldini.

No es la más graciosa ni la más original ni la más superdivertida.

No es nada de eso. Pero en "uno de esos días difíciles"... cucha tú, ésta es tu peli.