La muerte os sienta tan bien

Entretenida, graciosa e incluso misteriosa película de Zemeckis. Si aún no la han visto, ¡a qué demonios esperan!

Por cierto, curioso papel el de Bruce Willis, para recordar.

Mi voto: un 8 bien grande.

Partiendo de una idea curiosa y bien escrita (por el afamado David Koepp), Zemeckis dirige un simpático slapstick cartoonesco con toques dignos de "Braindead" ( la Streep sujetándose la cabeza, por ejemplo) y se rodea de atinados actores: Goldie Hawn, una Meryl Streep enloquecidamente sobreactuada, un Bruce Willis mutado en petimetre alcoholizado y una Isabella Rossellini de lo más sexy.

¿El resultado final? Pues no está mal. El tercer acto se desmanda un poco, pero el chocante final cierra simpáticamente la película.

Una de las mejores parodias sobre la frivolidad de Holliwood, quizá la mejor, y en general, sobre el culto al cuerpo y a la belleza de la sociedad actual. Nunca mejor dicho lo de antes muerta que sencilla. Los golpes de ésta película son taaan abundantes, que debería ser obligatorio verla una vez en la vida al menos, como lo de la Meca para los musulmanes.
Lo mejor cuando la Hawn no deja de ver el estrangulamiento de la Streep, ambas geniales en la peli, y por supuestísimo la escena de Madeleeeeein, cuando intenta escaquearse para no ser vista, me parto...

Película altamente original y que cuenta con un reparto de gran magnitud y que no obstante tiene un guión excelente.
Humor negro inteligente, que pone a prueba a los actores y que demuestra que el director tiene un gran talento.
Dejando atrás los puntos ya mencionados, para mí lo más interesante son los efectos, de esos efectos que se extrañan, efectos de la vieja escuela, efectos a la antigua que para esos tiempos son más que fantásticos y ahora siguen sin perder su belleza.
La historia es muy interesante y te engancha rápidamente, aunque su duración es larga (aproximadamente unos 110 minutos) no pierde el encanto.
En conclusión: es una muy buena película, que tiene innumerables puntos buenos y para un amante del humor negro es imperdible.

Comedia slapstick unida con comedia de enredo clásico, con ecos de Tim Burton, crítica a la cultura del cuerpo de los 80, ráfaga de los más innovadores efectos especiales de la época e incluso película fantástica... ¿quizá demasiados elementos para un mismo coctail? Puede. Lo que queda claro tras ver esta emblemática cinta es que hay talento y hay calida. Pero algo falla. Y ese algo, con los años ha ido quedando bien claro: un guión que va por libre, o un equipo al que pese a las aparentes ambiciones de la cinta poco o nada les importa lo que tengan que contar o si hay algo que contar. Lo que desde luego es una lástima, ya que la película comienza con una fina ironía y un caráter crítico desde luego envidiable. Las aspiraciones de su historia son originales y arriesgadas por su alto humor negro. La presentación de sus personajes es desde luego mítica, ya que tanto la descripción de los protagonistas como la composición de los mismos por el trío protagonista deriva en carcajadas en la platea: Streep, bondadosa y tontusa, una chica de provincias disfrazada de princesa que sabe llevar la elegancia de una estrella de cine con vulgaridad; Hawn, espléndida comediante, como la aparentemente ingenua pero arribista malévola y manipuladora; y Willis, espléndido como patidifuso y flácido cirujano decadente, maquillador de muertos y alcohólico. Por otro lado Zemekis, como en toda su carrera sabe lo que es el sentido del espectáculo, y por eso la película luce elegante, impresiona en sus trucos visuales y entretiene como "Grand Guiñol". Pero esa traslación de la historia a la pantalla lo que produce es que los personajes y la historia no vayan a ninguna parte, y, de repente, acaba, estando en su tramo final nublada por unos espectaculares pero ajenos de sentido, fuegos de artificio.