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The Master

Drama Drama sobre la Iglesia de la Cienciología. Lancaster Dodd (Philip Seymour Hoffman), un intelectual brillante y de fuertes convicciones, crea una organización religiosa que empieza a hacerse popular en Estados Unidos hacia 1952. Freddie Quell (Joaquin Phoenix), un joven vagabundo, se convierte en su mano derecha. Sin embargo, cuando la secta triunfa y consigue atraer a numerosos y fervientes seguidores, a Freddie le surgirán dudas. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 215
Críticas ordenadas por utilidad
20 de mayo de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de ser estudioso del cine y sus técnicas, soy espectador; del mismo modo en que, antes de ser escritor de novelas, soy lector. Filmaffinitty es un punto de referencia para el espectador, y todo aficionado al cine que desea saber si un filme merece o no la pena; a pesar de que opiniones las hay como estrellas en el firmamento. De buena, buenísima, a mala, malísima, o simplemente pasable, la película que nos ocupa merece el calificativo de: INTERESANTE.
Como llego algo tarde por culpa de un atasco, resumiré algunas de las lindezas de los retóricos: "atmósfera lenta", "ambigua", "tortuosa", "no resulta apasionante", "le falta algo", "pura complejidad", etc. Y, sin embargo, es una obra cuasi maestra. Difícil es de entender; al menos, para el hombre de a pie. Por si fuera poco, alguien aduce a su compleja estructura, relacionándola con 2001. ¡Pues estamos listos! Soy un testigo vivo del poco fervor que suscitó en su día, y mucho tiempo después, la película de Kubrick. Sólo el tiempo se encargó de elevarla a la categoría de hito cinematográfico. Así pues, qué decir. En este caso, alabar la interpretación de Phoenix, la sutil fotografía, la magnífica puesta en escena, la elaboración de muchos planos, Hoffman... y más. Es la forma de contar la historia, lo que la hace merecedora de los calificativos anteriores. El resto, es historia: la visceral antinomía entre los entendidos y el simple espectador. Es como quien bebe un Cavernet Sauvignon y siente en el paladar la textura de un buen vino; y el experto catador que se ve transportado a un lugar paradisíaco, pleno de aromas y sabores. Así de fácil... o díficil.
Jose Ramon Sales
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4 de enero de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seamos sinceros, creo que Paul Thomas Anderson nos la ha querido colar, creo que se ha querido hacer el místico, pero no ha sabido medir. La película tiene una trama principal, pero esa trama está conectada por una serie de escenas que en muchos casos no tienen una explicación clara, y algunas extraños comportamientos de los personajes son la mejor muestra de ello. Me atrae, consigue mi atención, y tiene momentos de brillantez por separado, pero a la hora de unirlas se desmonta, porque no tienen explicación más allá de lo que cada uno quiera interpretar, y la verdad es que para esas cosas no suelo ser muy juguetón, querido Mr. Anderson.

El verdadero punto fuerte de la película está en las interpretaciones, especialmente las 3 principales, y especialmente los dos personajes masculinos que son los que más aparecen. Mi querida Amy Adams está fantástica en su papel de mujer abnegada a la causa de su marido, con unos valores morales muy fuertes y un inquietante mundo interior. Del tristemente fallecido Philip Seymour Hoffman se puede decir más de lo mismo, un papel de esos que te mantienen atento a lo que pueda decir en todo momento (aunque algunas veces las cosas que diga resulten disparatadas), porque interpreta a la perfección el papel de un líder de masas capaz de vender hielo a un esquimal. Y lo de Joaquin Phoenix es un escándalo. No he visto 'Lincoln', y en 2012 hubo grandes interpretaciones como las de Hugh Jackman en 'Los miserables' o Bradley Cooper en 'El lado bueno de las cosas', pero es un papel de Oscar, y no es algo extraño porque Phoenix es uno de los grandes actores de su generación (bendita generación de 1974).

No creo que se convierta en un icono del cine como señalan algunos críticos, sobretodo teniendo en cuenta la inmensidad que ya es el cine y que cada vez será mayor, pero dentro de esa inmensidad lo que tengo claro es que de momento no es fácil encontrar muchas películas capaces de reunir tanto talento interpretativo como en esta. Y eso sin duda es lo que hace que 'The master' sea especial, más aún que su enigmático transcurso y sus escenas sujetas a múltiples interpretaciones (o a ninguna). Sus actores son los que hacen que 'The master' se acerque al cielo, aunque lo suficientemente lejos como para que lo pueda alcanzar
Markisho
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8 de enero de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Confieso que es la primera película que veo de Thomas Anderson, y me ha fascinado. En la próspera América de los primeros años cincuenta del siglo pasado, en el comienzo de la guerra fría, asistimos a una verdadera epifanía, un viaje a los infiernos de un desequilibrado y alcohólico ex combatiente de la II Guerra Mundial. Hoffman y Phoenix son dos bestias pardas (una lástima la reciente pérdida del primero), eso nadie lo duda. Su duelo actoral es lo mejor de esta magnífica, enigmática y compleja cinta. En esa sociedad de la opulencia no parece haber sitio para un desarraigado, por lo que es el jefe de una incipiente secta será quien se haga cargo de él. Pese a que el guión comienza a hacer aguas en la segunda mitad, ya nos han contado entonces lo principal: seguimos las peripecias de alumno y maestro por Estados Unidos, en una suerte de via crucis sin fin, con una fotografía espectacular y ese duelo actoral que no decae. No hay desmayo en la interpretación de los dos protagonistas (muy bien secundados), en una suerte de continuo quid pro quo psicoanalítico. Hay escenas inquietantes, y los sectarios viven muy bien a costa del dinero de los incautos. Crítica al sistema de valores caduco que impera en USA casi desde su fundación, no parece que guste mucho al director la fe del carbonero, la salvación segura, la vida muelle: cada uno debe ser dios de sí mismo, a lo Hölderlin, en una cinta que rezuma autenticidad y buen cine por los cuatro costados.
capote
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1 de septiembre de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película grande, una obra maestra. Ya he dicho varias veces esto, lo sé, pero en esta ocasión es así multiplicado por 4 (una dirección y unas actuaciones exquisitas) y dividido (y por esto no tiene mejor nota en FilmAffinity) "por X", dependiendo de cuanto te guste esto: su rareza.

Es diferente, muy diferente pero evocadora. Si sabes apreciar la belleza en el cine, esta será una de tus favoritas.

Claro está, no es una película para ver pensando en ponértela después de comer y echarte una siesta o con amigos en casa.

@TuAmigoCultureta
TuAmigoCultureta
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7 de enero de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Joaquin Phoenix es la decrepitud moral de una sociedad. Es el animal que nunca ha podido ser domesticado. Un alma errante perdida entre los rostros de una sociedad en clara decadencia que ahoga sus silencios rotos con mezclas explosivas de angustia y dolor. Es un pasado que jamás cicatrizará. Es el rostro del amor imposible e inexplicable. Es la sexualidad enfermiza mal canalizada. Es violencia y sufrimiento. Los surcos de su rostro sin impenetrables barreras para la compasión y la felicidad. Es el eterno aprendiz de la vida que jamás comprenderá la lección más necesaria, que es la de perdonar el dolor pasado. Joaquin Phoenix es un maestro.

Philip Seymour Hoffman es la voz de la esperanza ingrata. Es un eco de falsedad. Un vendedor de humo con forma de bálsamo para la herrumbre del alma. Su sonrisa esconde una mentira universal disfrazada de idea teológica con aires de pseudociencia. No es sólo un cienciólogo; es un pensador sectario que busca mentes que moldear a su antojo transformando al individuo en un colectivo carente de voluntad. Sus canciones están vacías de afecto y moral, pero cargadas de catártica falsedad. Su amor, inconfesable, choca de frente con su ética y su manera de entender una realidad que no necesita entendimiento. Es un animal domesticado por su propia ideología. Philip Seymour Hoffman es un maestro.

Amy Adams es la voz de la inconsciencia. Es la sombra que acompaña sin descanso a la voz cantante. Es consejera y compañera. Es una sonrisa que disfraza una mente poseída por la locura colectiva de una idea. Es la hilandera que teje los hilos de un plan más grande que ella. Es la imagen del terror por su poder de persuasión. Amy Adams es una maestra.

Paul Thomas Anderson es la pieza que une todas las partes. Es guionista de la desgracia y la inmoralidad. En su cabeza las ideas fluyen más rápido que las palabras y bombardea al espectador con mucho más de lo que este puede soportar desde la butaca. Entre imágenes hipnóticas por su fuerza y poderío; y un discurso denso que admite demasiadas lecturas y revisiones, Anderson es la voz que grita contra una sociedad corrompida por su propia crisis de valores. Paul Thomas Anderson es un maestro.

"The Master" es la obra de los maestros. Un canto al hombre, al animal, al amor, al dolor, a la religión, al poder, al bien, al mal, al sexo, al alcohol, a la violencia, a la reflexión... Es tan densa que no puede ser perfecta, porque exige más de lo que uno puede dar. Pero sin duda, es una experiencia maestra para dejarse arrastrar por sus imágenes y reflexionar su mensaje durante bastante tiempo. Es cine que no deja indiferente.
EuTheRocker
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