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Moneyball: Rompiendo las reglas

Drama En 2001, Billy Beane (Brad Pitt), director general de los Atléticos de Oakland (béisbol), se hizo famoso al conseguir grandes éxitos por medio del método "Moneyball", programa que consiste en construir un equipo competitivo con menos recursos económicos que la mayoría de los equipos de las Grandes Ligas y empleando métodos estadísticos por ordenador para coordinar a los jugadores. (FILMAFFINITY)
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Críticas 163
Críticas ordenadas por utilidad
20 de enero de 2012
22 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Habitualmente empiezo mis críticas con un breve repaso a la carrera del director para poner en contexto el momento en el que llega dicha película, evolución, consideraciones, etc. Pero en este caso la estrella no es Bennett Miller, ni siquiera Brad Pitt. Aquí los focos deberían apuntar a Aaron Sorkin, el escritor (me niego a tomarlo como un simple guionista) que revolucionó para siempre la televisión con The West Wing y una pequeña joya como Studio 60 (injustamente cancelada antes de tiempo). Quizás se haya dado a conocer para el público medio debido al libreto de la ninguneada The Social Network pero este neoyorquino de 50 años lleva años aportando su granito de arena a la evolución del medio televisivo y cinematográfico a nivel narrativo. Todos sus proyectos tienen un punto en común: tratan sobre el cómo y el porqué, nunca del qué. ¿Qué importa el contenido si no se entiende la forma? Ya sea una cadena de televisión, la Casa Blanca, Facebook o un equipo de béisbol de Oakland, a Sorkin no le importa en realidad nada de eso. Él busca la creación, el desarrollo, la evolución y el ocaso. Las entrañas, nunca el impacto. El exterior está sobrevalorado, siempre contaminado con la opinión inexperta del público amaestrado. El interior es la realidad, es conocer hasta el último paso del truco de magia de un mago antes de que salga siquiera de su camerino. Y de eso es sobre lo que escribe este gigante de la narración, de un proceso que siempre será más que su consecuencia. Y Moneyball no ha sido tratada de forma diferente. EL 90% del film se desarrolla en el interior del campo de fútbol, en sus oficinas, con el teléfono como única conexión con el poco interesante mundo exterior. Diálogos vivos, chispeantes, rápidos como un trueno en ocasiones, heredero directo del estilo de Charles Lederer, guionista de la maravillosa Luna Nueva de Hawks, donde por primera vez los actores se pisaban las líneas unos a otros, interrumpiéndose sin piedad, en una anarquía de palabras que propiciaban un impagable caos. Steve Zaillian (La Lista de Schindler, Gans of New York, American Gangster) aporta la sobriedad que le caracteriza y se transforma en un complemento perfecto a la acelerada genialidad de Sorkin.

El principal problema de Moneyball es su temática, por lo menos fuera de Estados Unidos, donde el béisbol no goza de la misma popularidad que en el país de las barras, las estrellas y la mantequilla de cacahuete. De ahí que una parte importante del brillante diálogo caiga en saco roto ante el desconocimiento total o parcial del funcionamiento de ese deporte, pues se da por hecho el dominio de sus reglas, trucos o desarrollo en general.



Sigo en spoiler pero no es spoiler
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jlamotta
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20 de febrero de 2012
24 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con una buena acogida entre la crítica y seis candidaturas al Oscar, Moneyball es la adaptación de un libro de Michael Lewis, basado en hechos reales, y cuenta la historia de un director general de un equipo de béisbol que se hizo famoso por conseguir grandes éxitos empleando métodos estadísticos por ordenador para organizar a sus jugadores, con unos recursos económicos inferiores a la mayoría de equipos de las Grandes Ligas.

Nos encontramos frente a una película bastante normalita, que bien podría pasar como un telefilme de laaarga duración. ¿Qué narices me importa la historia familiar de Billy? ¿O las que prolongan el tiempo en pantalla de jugadores que van a durar un suspiro? Por no hablar de todas en las que Brad Pitt sale conduciendo...

Pero a pesar de la excesiva duración, el gran problema de la cinta es que no emociona. Hace exactamente dos años, podíamos ver una buena e infravalorada película en la que el deporte era uno de sus protagonistas, en ese caso fue el rugby. Su otro protagonista era Nelson Mandela, y con él el racismo. En Moneyball podemos decir que el segundo protagonista es ese complicado juego que es la vida. La película de Eastwood sí que emocionaba, no hacía falta que te gustara el rugby o que supieses sus reglas, con la mirada de Morgan Freeman visionando el partido era suficiente. Tanto en Invictus como en Moneyball conocíamos el final, pero sólo una emocionaba.

Más allá de que en Moneyball apenas veamos los partidos, está el hecho de que el béisbol es un coñazo. Me da igual que el entrenador sea Robert Redford (El mejor), Tom Hanks (Ellas dan el golpe), Kevin Costner (Campo de sueños) o que batee Tim Robbins (Los Búfalos de Durham; con Costner de nuevo). El béisbol no apasiona, a menos que seas un super-fan yanqui de este deporte, claro está. El personaje de Pitt en la película dice que “es imposible no enamorarse del béisbol”, pero lo cierto es que este deporte –al menos en el cine- no solo no enamora, sino que aburre.

Así pues, lo mejor de la película resulta ser la parte analítica, concretamente cuando Pitt y ese interesante secundario en el que se convierte Jonah Hill empiezan a formar su equipo. Lo malo es que una vez está formada la plantilla y hay cambios tras los fracasos, resulta verdaderamente tediosa (a eso de la mitad del metraje), con la salvedad de un par de escenas y las amenas intervenciones de Hill.

Una de las cosas que no me quedan claras es el motivo de la nominación al Oscar de Brad Pitt, no sé si es por liarse a hostias con todo lo que tiene a mano, por hacer ejercicio o por conducir en un aluvión de escenas que nos dejan claro lo guapo que es y que no falla en su interpretación... Pero tampoco deslumbra.

A favor de ella, hay que destacar la acertada pero breve intervención de Philip Seymour Hoffman y al ya mencionado Jonah Hill, además de una buena banda sonora, pero no creo que sea una de las mejores películas del año.
Laura_17
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31 de julio de 2012
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pienso que va mucho más allá del béisbol y del deporte en general, pues lo que consigue hacer es dejar claro que las reglas, las normas, las hojas de ruta, están ahí, pero no son indispensables y pueden cambiarse, pueden mejorarse, podemos arriesgarnos.

Es la historia de un (en realidad, dos) valiente visionario, un mánager de los Oakland Atlethics que se jugó todo a una carta para intentar sacar del pozo a su equipo con un presupuesto irrisorio y confiando en los remiendos baratos que pudo aplicar. “Moneyball” no sólo cuenta con unos diálogos que enganchan desde su primera palabra sino que además está excelentemente protagonizada por un reparto del que destaca un inmenso Brad Pitt, que da vida a uno de esos personajes que te arrancan una sonrisa de admiración.

Es una película necesaria, real, que ayuda, que enseña, que te señala un camino o al menos recuerda que existen otras posibilidades que las marcadas por la inercia a la que estamos acostumbrados. Una de las mejores películas sobre el deporte -pienso que la mejor sobre el béisbol- pese a no recurrir a las típicas y tópicas escenas emocionantes de carreras y bateadores. Aquí el poder, el verdadero homerun, está en los diálogos. Perfecto también Jonah Hill.
Sandro Fiorito
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16 de diciembre de 2011
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película más conversacional que deportiva. De reuniones de despacho y pizarra más que de juego, pelota o campo. El peso recae en dos figuras que sudan la camiseta o al menos le ponen ganas, Brad Pitt y Jonah Hill. Con especial énfasis en este ultimo, al que su actuación le puede suponer un empujón hacia delante, al menos se puede ver un cambio de aire en el, que no es poco.
Quizá no se haya adaptado del todo al juego de la “otra” liga, compartir vestuario con figuras en lugar de amiguetes es distinto, sin embargo puede que después de una larga serie de papeles de mayor o menor relevancia en comedias ligeras y gamberras, este tomando una dirección que podría aprovechar. De momento, es una buena manera de salir del encasillamiento, aunque seguirá siendo recordado por mi parte, en su mejor interpretación hasta la fecha en la, a veces algo infravalorada, Superbad, de Greg Mottola.

Brad Pitt, en su linea, bateando la bola cuando toca, y culminando con algún home run solitario, sin lucimiento excesivo, pero esta ahí. Si bien aparentemente es la estrella, deja a Hill desenvolverse cuando es necesario en el rol de talento al descubierto y arma secreta.
Se le ve suelto, con libertad de movimientos, pero su actuación no tiene el peso interpretativo y la intensidad, que si desarrolla ampliamente en El árbol de la vida. Si hay que elegir una, obviamente en la de Malick esta inmenso y merece un reconocimiento.
Phillip Seymour Hoffman, casi irreconocible a primera vista, encarna un secundario con eficacia óptima, y no creo que sobre mencionar a Ken Medlock, un veterano habitual secundario que también destaca en los primeros compases.

En lineas generales es una película bien hecha que refleja con precisión la tensión de una temporada, retratando el padecimiento de los que andan detrás de las decisiones y la amenaza en forma de guillotina y cese fulminante. Solida, pero sin un elevado nivel de dinamismo, y estando en el guion Aaron Sorkin (The social network), la carencia se hace más que notoria.
Recomendable a todo amante de los entresijos y el interesante mundo del manager deportivo, de los caza talentos y las negociaciones de alto riesgo, eso es todo.
JVMarq
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10 de enero de 2012
16 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy de los que piensan que cualquier tema, si está bien llevado, puede ser interesante para hacer una película. Pero debo reconocer que el tema deportivo (y más si es estrictamente americano, como el caso que nos ocupa: el béisbol), no es que en principio sea muy sugerente. Dicho esto, debo reconocer que a Bennett Millet le sirve de excusa el mundo del béisbol, concretamente el equipo de Oakland (equipo modesto pero con una gerencia deportiva que consigue competir con éxito contra equipos de un presupuesto infinitamente superior) para construir una metáfora sobre el espíritu de superación y el cambio, aplicado a cualquier tema de la vida. El cambio de estructura, mentalidad, sistemas, etc., etc., siempre supone un rechazo porque al ser revolucionario lucha frontalmente contra la estabilidad consolidada. Precisamente eso es el mérito principal del director de Moneyball, consigue sacarle todo el jugo a esta metáfora. Para mí, el alma de esta película no es Brad Pitt (gran actor por cierto), sino Jonah Hill con un trabajo estupendo en su papel de teórico del béisbol, lo lleva perfectamente, sin estridencias y sin querer destacar, con una actuación creíble y auténtica.

Creo que las expectativas que ha despertado la película son exageradas, no deja de ser una película entretenida, pero tampoco mucha cosa más. Estoy seguro que si Uds. sacan a Brad Pitt de esta película y ponen a un actor desconocido, pasaría con más pena que gloria de cara a la taquilla y al interés del espectador, crítica incluida. Desde luego no tendría el éxito que tiene con tanta crítica desmesuradamente favorable.
Aristofanes
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