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Crimen y castigo

Drama Raskolnikov, un estudiante pobre, asesina y roba a una vieja avara y considera que su crimen está justificado porque la considera un parásito de la sociedad. Al principio consigue eludir las sospechas de la policía, pero no el tormento que le causa su aislamiento y su sentimiento de culpa. (FILMAFFINITY)
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
18 de diciembre de 2009
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este es el ambiguo dilema que nos propone “Crimen y Castigo”, su realizador trata que acompañemos del oscuro camino que toma su protagonista hasta su honrosa redención. Si hay algo elogiable en la película de Sternberg es que no trata de proporcionarnos un thriller, aunque tenga ciertos toques, su trama destila una carga dramática enorme a la vez que original y poco vista en la pantalla, que nos presenta a una persona brillante, pero que a pesar de su enorme talento, las enormes dificultades que puede depararle la vida, puede obligarle a cometer los actos más impuros y horribles, y ese es el de quitarle la vida a otro ser humano.

Aquí poco importa quién sea la víctima, sí era buena o mala persona, aquí lo que verdaderamente importa es la intención que conlleva a realizar tan vil acto y de sus fatales consecuencias para toda persona que a pesar de sus oscuras y horribles acciones, aún posea algo de integridad o de moralidad. Las malas acciones pesan nuestra conciencia, y el dilema que nos cuestiona el film es sí uno puede convivir con tan pesada carga. ¿Puede vivir uno de forma normal después de lo que ha hecho? ¿Realmente puede olvidar el pasado? Es ahí donde destaca “Crimen y Castigo”, su planteamiento no es únicamente inusual, sino que está llevado de forma sobresaliente y a pesar de sus años, sigue siendo un film de referencia que no ha perdido calidad ni mensaje con el paso del tiempo, ha sobrevivido bien, pues su mensaje es aún muy contemporáneo. No solo nos plantea el sufrimiento del responsable del crimen, sino también de aquellas personas que le rodean y que le quieren, como sus familiares y amigos, que ven como la persona se va marchitando, y caen finalmente en la cuenta que todo se hizo por ellos, en una época injusta por la gran depresión. Y lo más brillante de todo es que el crimen es cometido por una persona culta, con estudios y con un futuro prometedor, pero empañado por la época que le ha tocado vivir.

Lo bueno es que Sternberg no se conforma con ello, y también se nos plantea la idea del un asesinato perfecto a través del personaje del policía que investiga el crimen y que es a la vez un admirador de la mentalidad del protagonista. Esa curiosa relación abre las puertas a un juego de culpas y de engaños, sobre los métodos más interesantes para desenmascarar a un criminal y no por las pruebas del crimen, sino por su mentalidad y forma de actuar posteriormente. Es un juego interesante, a la vez que un tanto macabro, de ahí su notoria morbosidad e irreprochable atractivo. “Crimen y Castigo” quizá no sea una obra maestra, pero su temática y planteamientos nunca han sido tocados desde la vertiente que utiliza Sternberg. Lo que hace que estemos ante un film tan excepcional como único. Donde lo brillante y lo bizarro se mezclan asombrosamente. Un brillante viaje de redención.
directorscut
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11 de marzo de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Libérrima pero magnífica adaptación de la novela “Crimen y Castigo” de Fiodor M. Dostoyevski. La película cuenta con una ambientación extraordinaria y una gran imaginación visual –marca de la casa del esteticista Von Sternberg- especialmente por el expresivo uso de los primeros planos, una cierta estética expresionista y estilizada, de aire enfermizo, y una poderosa carga dramática, fruto de un depurado guion que extrae, en tan solo 90 minutos y con enormes libertades, el espíritu de la novela. La apuesta para el papel de Rashkolnikov interpretado por Peter Lorre podría considerarse una elección arriesgada, dado su escaso atractivo físico, pero se convierte en una de las bazas principales de la película, con una actuación espeluznante por momentos, dotando a su personaje de una potencialidad siniestra, casi animal, verdaderamente admirable y acompañado de un buen conjunto de secundarios en el que destaca el papel del inspector interpretado por Edward Arnold y la bella Marian Marsh como Sonia. Excelente película.
Gould
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15 de febrero de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Josef Von Stemberg, decubridor de Marlene Dietrich, tuvo que afrontar el reto de condensar el ladrillo de Dostoievski, Crimen y Castigo, una obra densa y meticulosa, hija del realismo literario decimonónico. No obstante, nuestro director apuesta por un film onírico, cambiando el ambiente sórdido de la Rusia Zarista por una atmósfera atemporal y occidentalizada, sin renunciar a cierta simbología originaria. Con ese primer logro salva la película de convertirse en una reproducción literal y apersonal. También se apoya en algunos cambios temporales respecto al guión que le entrega el gran literato ruso.

Debido a la extensión de la novela, el guión de la cinta se centra en lo plenamente argumentario, dejando la psicología de la culpa en manos de la interpretación de los actores, especialmente de Peter Lorre y al final de la película, también de la inefable en belleza, Marian Marsch.

El guión apenas se desvía de su objetivo, salvo por la relación de Tonia con su insoportable novio forzado, por cierto, interpretado en clave de humor por Gene Lockhart. Es la única licencia diversiva (de diversión) que se permite Stemberg.

Las interpretaciones de Lorre, Marsch y Arnold son soberbias, si bien en los dos primeros casos aún se denotan vestigios del cine mudo, de hecho, los ojos saltones de él y los rizos de ella son estereotipos de los años 20. Ella, en su personaje, exhibe una cierta moral cristiana que en realidad no aparece en la novela, pero que no queda tampoco incoherente ni ridicula, lo que sumado al rostro inmaculado de esta actriz le otorgan un espíritu angelical ya jamás superado en el cine, como el de esas mujeres santificadas de las Cruzadas de Cecil B. Demille.

El personaje policiaco que interpreta Arnold resulta incisivo y asfixiante, como preludio del Teniente Colombo, que sabe desde el comienzo cual es su presa y tiende todo tipo de trampas y subterfugios psicológicos para minarla.

Respecto a la cuestión estética, dos apuntes, luces y sombras de maestría casi inigualable, Stemberg difumina y granula con una coherencia artística deslumbrante, porque es un genio olvidado que aportó mucho en materia de iluminación y realización. La luz está enfocada donde interesa, sobre todo en los ojos límpidos de la prodigiosa Marsch que por momentos parece fabricada de porcelana y lapislázuli.

Los movimientos veloces e histriónicos del pequeño ratón Lorre ayudan a generar sensación de desasossiego y a sacarnos de dudas sobre cual será su final, (spoiler). Aquí se genera el dilema del prisionero entre el Raskólnikov criminalista y entre el frágil hombrecillo bueno atormentado. Y es que en este caso, el guión de Stemberg plantea un crimen aparentemente "justo" por la avaricia y despotismo de la víctima asesinada.

En fin, una maravilla digna de ver varias veces (3 o 4) en una década y no aburre, entresacándosele siempre nuevas experiencias visuales y piscológicas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Hammersfall
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3 de octubre de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran película que nos cuenta como un hombre muy inteligente, pero con mala suerte en la vida, lo cual le tiene acosado por las deudas, decide asesinar a una perversa prestamista para robar su dinero... pero su propia conciencia, y los continuos ataques psicológicos del jefe de la policía, le traen por la calle de la amargura.

La película básicamente se basa en los enfrentamientos verbales y mentales entre los dos principales protagonistas, Peter Lorre y Edwars Arnold, ambos magníficos en sus papeles, logrando una lucha de titanes sin necesidad de enfrentamiento físico.

Una película que se disfruta segundo a segundo, pese a tener una trama bastante simple, pero que da muchísimo de sí.
TANOMUERTO
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13 de agosto de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Notable y cuidada adaptación al cine, de una de las grandes obras de la literatura, Crimen y Castigo de Dostoyevsky. Un relato criminal psicológico que ahonda en el sentimiento de culpa que atormenta a un prometedor estudiante tras cometer un crimen.
El relato presenta con claridad, celeridad y sencillez, la situación de cada uno de los personajes, exponiendo, de esta forma, los motivos que empujan al protagonista a cometer el crimen, dando paso a una incesante batalla emocional e intelectual que le permitan salir airoso de las posibles pruebas que puedan incriminarle. Inteligente y magnético relato de suspense, donde hay espacio para el amor, la familia, el honor y el peso de la culpabilidad, introduciéndose en los pensamientos y sentimientos del personaje principal.

La película se apoya en las bases que presenta la novela de Dostoyevsky, ofreciendo un apasionante y magnético juego del ratón y el gato, en el que el protagonista deberá sortear con ingenio y astucia cualquier prueba que pueda incriminarle y hacerlo desde ambos lados de la ley, participando en la búsqueda del criminal y anticipándose a los movimientos de la policía, sensacional.

El director trata con respeto la obra que tiene entre manos y ofrece un trabajo plausible, distribuyendo las acciones y los tiempos con acierto, logrando potenciar el suspense y las inquietudes éticas y morales de todos los personajes. Los intérpretes están a la altura de la calidad del relato, donde todos ellos, incluidos secundarios, tienen repercusión en las decisiones del personaje principal, encarnado por el mítico Peter Lorre, cuyo rostro apesadumbrado encaja, a la perfección, con el papel de un personaje atormentado por la culpa. Las líneas de dialogo en algunas secuencias son extraordinarias, apreciándose la influencia de la novela de Dostoyevsky, destacando las secuencias compartidas y protagonizadas por Peter Lorre y Edward Arnold, donde se ofrece una excepcional batalla psicológica, con toques de humor e ingenio.

El relato ofrece diversas lecturas de interés relacionadas con la posibilidad de la existencia del crimen perfecto, la idea de una especie superior, el peso del sentimiento de culpa en la conciencia y la redención. Una adaptación fiel y resumida de la obra de Dostoyevsky. Totalmente recomendable.
Jon
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