Esos tres

El espaldarazo definitivo al desarrollo del cine tuvo lugar en Hollywood a partir de la primera mitad de los años veinte. Y W. Wyler pudo inscribir su nombre entre los que contribuyeron a conseguirlo durante esa década irrepetible.
Esta película es el paradigma del progreso en el séptimo arte porque ya posee todos los elementos formales que caracterizan al cine contemporáneo.

Tanto más meritorio en la medida de que nos encontramos ante una historia compleja, difícil de contar y cargada de implicaciones emocionales relacionadas con el honor y con la verdad.
Divertida y ligera cuando debe pero también sólida, sincera y plausible.
Magistrales cambios de plano, ritmo siempre ajustado a la acción, credibilidad casi absoluta en cada escena, emoción a lo largo de todo el largometraje, interpretación irreprochable y dirección exquisita a partir de un guión contundente, muy serio y profesional.
En 1936 era imposible filmar mejor.

La llegada del cine nuevo se había consumado en la mitad de los años treinta para mayor gloria de sus artífices.

Hace tiempo, viendo otras películas, se me dio por pensar cual era el personaje de película más malo que había visto. A uno se le vienen a la cabeza esas infinitas listas que circulan por ahí de las 10 mejores, las 10 más vistas, las 10 más caras, los 10 más malos,... Bueno, pues yo nunca he sabido confeccionar una lista de este estilo. Creo que he visto demasiadas películas para tenerlo tan claro. Esto viene a colación del título de la crítica, ya que resulta que el personaje de la niña es el personaje más vil y despreciable que he visto, sino en mi vida, en muchos, muchos años. No digo más para no desvelar la trama pero merece verla sólo por la actuación de la chiquilla.

Papelazo el de la niña Bonita Granville que sustenta prácticamente ella sóla todo el metraje. El resto de actores tampoco están mal, hacen un trabajo bastante aceptable, pero a uno le queda la sensación de haber visto ya, en algún otro lado, las mismas situaciones.

No digo más, hay que verla.

Primera de las dos versiones que de la obra de Lillian Hellman, The children's hour, hizo Wyler. Esta primera, aunque superior a la segunda, la calumnia, se ve lastrada por la época. Al ser del año 36, Hellman, (guionista de las dos versiones) tuvo que dar la vuelta a su obra: en este caso, nada de homosexualidad y, mucho menos, sucidio final. El año 1936 no es 1961, y para burlar la censura segura, hay que dulcificar. Aquí, en contra de la obra y la segunda versión, que calca el original, Martha de quien está enamorada no es de su amiga Karen, sino de Joe, su prometido. El resto es bastante fiel. Las niñas del internado, verdaderas diablesas, están magníficas, en un reparto que queda mucho más lucido que en el remake.
Pese a los recortes, la cinta es una denuncia de la hipocresía y la doble moral de la sociedad, una constante en la obra de la autora norteamericana. Wyler realiza uno de sus grandes trabajos, y la sensación final es, pese a la evidente moralina que desprende, de que los prejuicios y la falsedad victoriana no conducen a nada, sino que le hacen a la gente la vida imposible.

No suelo escribir críticas cuando otros usuarios ya han dicho más o menos lo mismo que pienso yo; no me creo tan importante... ¡para qué repetirse! Pero vaya, me apetecía comentar por fin una peli del que posiblemente es mi director favorito.

Siempre he pensado que el que pone toda su personalidad en la creación de una película es el guionista. Él se tiene que enfrentar al misterio de una hoja en blanco y elegir entre millones de posibilidades, cosa que no ocurre con el resto del equipo. Quizás los directores que a lo largo de la historia del cine han despertado más admiración y pasiones también eran autores de sus obras (guionistas): Billy Wilder, David Lynch, Woody Allen, Tim Burton...
Por eso me llama la atención el caso de William Wyler: hasta donde yo sé, él no escribía, sólo dirigía... ¡Pero vaya dirección! Sus películas tienen mucha personalidad, y de cierta forma son... perfectas. No hay planos de relleno y todas las escenas hacen avanzar la historia. Enganchan porque en todas las escenas hay tensión, conflictos (en clave de melodrama, que era el género que más tocaba). Muchas películas y series, después de casi cien años, deberían aprender de esto, porque parece mentira que "Esos tres" esté escrita y realizada cuando el cine sonoro acababa de nacer.

"La calumnia" es una de mis pelis favoritas. Como siempre se ha dicho que era un remake de "Esos tres", creía que se había reescrito añadiendo el conflicto de la homosexualidad, pero informándome me ha sorprendido descubrir que es al contrario: "Esos tres" es en realidad la reescritura de la historia, adaptando parte del conflicto principal a los cánones de la censura. Aún así, como historia, funciona. Por mi parte investigaré más sobre Lillian Hellman y todas sus obras: creo que es una narradora como la copa de un pino.

Original de la posteriormente mejor remake: La Calumnia (1961). Merle Oberon muy atractiva, con Miriam Hopkins, y Joel Mc Crea en un papel poco usual para él.
En La Calumnia se insinúa una relación lesbiana entre las mujeres, aquí una especie de trio sexual.
La película se va encrespando poco a poco, con una tensión irracional pero real, que no responde a ninguna planteamiento racional pero que es cierta.
Desde luego consigue lo que quiera, porque Wyler es un auténtico maestro.
Tremendamente moderno el tema. Como la sociedad es capaz de destruir toda una reputación por algo que no ha existido. Si viviera Wyler haría una película sobre Twitter, Facebook y demás redes sociales.
La mentira es abominable en sí misma, pero cuando destroza una familia es un crimen inmenso.º