La dinastía de los Forsyte

John Galsworthy obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1932, cualquiera diría que por aquellos años la Academia Sueca sentía especial predilección por las conocidas como «novelas-río», por los extensos relatos en torno a sagas familiares, el alemán Thomas Mann había ganado el galardón en 1929, casi 30 años después de publicar “Los Buddenbrook”, y el francés Roger Martindu Gard lo logró en 1937, cuando tenía en curso de edición las ocho novelas que componen “Los Thibault”. Por su parte, Galsworthy había iniciado en 1906, con “El propietario”, el primer ciclo de tres novelas de “La saga de los Forsyte”, que terminó en 1921, esta ingente obra, que observa, describe y critica el modo de vivir de una familia de la alta burguesía inglesa –avidez por el dinero, doble moral, lances familiares y amorosos–, le valió, sin duda, el Nobel a Galsworthy y le proporcionó una popularidad y un éxito universales, que el siempre atento Hollywood refrendó en “La dinastía de los Forsyte” (1949), una de las superproducciones de la Metro con todos los ingredientes para cautivar al público y donde se daban cita amor, violencia y pasiones de todo tipo, fue dirigida por Compton Bennett, contando con un auténtico reparto de lujo que reunía a mitos de Hollywood como Errol Flynn, Greer Garson, Robert Young, o Walter Pidgeon, además de la joven Janet Leigh.

La novela sigue la suerte de la rica familia Forsyte, pero la película se centra específicamente en Irene Forsyte (Greer Garson) y su relación con tres hombres, dos de los cuales son miembros de esta familia Forsyte. Uno de los personajes más intrigantes de la ficción inglesa de nuestros tiempos es esta Irene Forsyte, la bella y encantadora dama que lanza su hechizo magnético sobre la mayor parte del elemento masculino que se cruza en su camino, Irene es esa criatura deliciosa a quien los hombres inevitablemente adoran, así que, naturalmente, todas las grandes actrices del Hollywood de la época anhelaban el papel de Irene, Greer Garson finalmente fue la elegida y, para ser franco, la señorita Garson con sus trajes ultra glamurosos, rodeada de unos lujosos decorados victorianos y filmada en un suntuoso tecnicolor, cumple a la perfección con su papel.

Esta película no suele recibir unos grandiosos elogios, pero debo confesar que yo particularmente la disfruté bastante… Quizás fue el elenco, quizás fue el estupendo libro en el que se basa, con sus claras reminiscencias a la literatura decimonónica, o tal vez sea el hecho de que esté repleta de una espléndida escenografía victoriana, un vestuario exuberante, unos fantásticos decorados o un lujoso tecnicolor, pero la verdad es que me parece una forma muy agradable de pasar sus casi dos horas de duración.

Voy a empezar destripando algunas tele lloronas para todos los gustos, empezamos con este drama That Forsyte Woman siglo XIX, una película con grandes cantidades de guiones y escritores que me haya tropezado, entre ellos Ann Cunningham, Richard Llewellyn, Robert Nathan, Robert Lord, James Hilton, John Balderston, John Collier, Arthur Wimperis, Franclien McConnell, Lawrence Weingarten, Ivan Tors, Jan Lustig y JB Williams, para la película se acreditaron solamente tres, Tors, Lustig y Williams. La producción fue lenta desde 1937, los protagonista se iban intercambiando entre ellos estaban Norma Shearer, Joan Crawford y Franchot Tone, Myrna Loy y Clark Gable, Deborah Kerr y Greer Garson, Michael Wilding. De sucesivos directores hasta llegar Compton Bennett, eligiendo a Errol Flynn, Walter Pidgeon, reafirmando a Greer Garson, Janet Leigh y Robert Young. Una adaptación de la novela The Man of Property de 1906.

Un filme estrenado en Reino Unido en su momento en realezas, Flynn y Pidgeon confabularían un intercambio de personajes, tenemos a un Errol Flynn con una actuación sui géneris de malvado, mejor que las mayorías de sus papeles estereotipados a que nos tiene acostumbrado, le noto talento para el drama, una estupenda Garson e inocente Leigh y confuso Young. Un drama de soledad, machismo, sometimiento, desamor, engaños, infidelidad, enredos, de muy buena fotografía en tecnicolor, clasista, costumbrista por demás añorable.

Serie A Modern Comedy 1967.

Soy un admirador de Errol Flynn, y no estoy acostumbrado a ver como lo maltratan, lo humillan y lo desprecian en una película. Absolutamente nadie se cree que Errol Flynn pueda ser rechazado por una mujer pero, lo cierto es que, en su prolífica aunque no pletórica vida amorosa, fue rechazado como todo el mundo, aunque su promedio de éxito con respecto al número de mujeres con las que lo intentó, estoy convencido que supera con creces al de la mayoría de hombres (y eso que su número e intentos tienen que haber sido desorbitado con respecto al del resto de varones, a excepción de Don Juan, Casanova, y Wilt Chamberlain).

Tampoco me gusta ver a Errol Flynn interpretando a un hombre amargado, cabreado, serio, y haciendo de antagonista. Aunque, según los entendidos, este tipo de personajes son los que demuestran la capacidad interpretativa de los actores, y Errol Flynn tuvo tiempo para demostrar que era un buen actor, algo de lo que se dudaba cuando solo interpretaba a héroes de películas de aventuras.

He titulado así mi crítica por lo siguiente: