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Un hombre de suerte

Comedia. Drama Original y surrealista crítica al capitalismo a través de las aventuras de un joven vendedor de café. (FILMAFFINITY)
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
21 de junio de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el otoño de 1974 había oído hablar de la película “La Naranja Mecánica” de Stanley Kubrick pero creo que en estas fechas su estreno en España se prohibió por la censura franquista. En cambio esta otra película extrañamente se salvó de la censura y tuvo gran repercusión más que nada por el actor McDowell de quien se sabía era el protagonista de la cinta de Kubrick pero que casi nadie la había visto salvo quienes pudiesen viajar al extranjero, que en aquél entonces tampoco eran muchos.

Yo la ví (la de "O Lucky Man) y aunque ya era adulto tampoco tenía la madurez suficiente como para apreciar y asimilar el transfondo de crítica mordaz al sistema capitalista de aquél entonces (no muy diferente al actual) que se hacía en esa película en clave de comedia negra y supongo que fué gracias a estar encuadrada en este género cinematográfico por lo que se libró de la muy severa censura franquista.

Esta película me pareció sorprendente en aquél entonces y cuando volví a verla muchos años después ya con más madurez y mejor comprensión de las cosas, me pareció más sorprendente todavía. Recuerdo que más o menos unos años después, ya fallecido Franco, se suavizó la censura y por fin se pudo ver La Naranja Mecánica aunque al igual que “O Lucky Man” con más que sospechosos cortes de algunas secuencias.

Y resulta también curioso que me llamase mucho la atención la oscarizada actriz Helen Mirren como protagonista femenina de esta película en la cual hace varios papeles, porque me quedé con su cara en aquél entonces pero nunca con su nombre y no me dí cuenta hasta hace algunos años, después de haber visto la película Queen Elizabeth que la actriz protagonista era la misma que muchos años atrás aparecía en la película aquí comentada aunque mucho más joven, lógicamente. Gran fallo mío por no ir mucho al cine y no tener memorizados a muchos de los actores de reparto, cosa que sí solía hacer muchos años atrás.

Una gran película que el tiempo con su erosiva destrucción de cosas por ahora no ha podido con ella y su temática no ha perdido actualidad, además su realización o dirección es realmente impecable y aunque dure unos 180 minutos en ningún momento se hace pesada ni aburrida. Para mí una de las mejores películas de la producción del Reino Unido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Carlos Bronson
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5 de marzo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No entiendo como esta película pasó tan desapercibida en su momento no logrando tan siquiera una nominación a los Oscar por mejor guion original o mejor banda sónora. Menos aún entiendo que aquí en Filmaffinity no la hayan votado ni 1000 personas.
La película sigue las aventuras de un joven Mick Travis en un viaje por el largo y ancho de Inglaterra en su busqueda por tener éxito en la vida. Esta premisa le permite a Anderson dividir la película en episodios para críticar cada aspecto de la sociedad: Desde las empresas, la sanidad, los políticos, las cárceles, la religión...No deja títere sin cabeza.
Plagada de momentos genialmente reflexivos ("¿Sabe que está empaquetando cafe de Nigeria que será mandado de nuevo a Nigeria" o cuando Travis asegura que los hombres son buenos mientras dos individuos le roban la cartera sin que se dé cuenta) y escenas totalmente surrealista (por ejemplo, cada vez que Anderson quiere introducir una canción lo hace cortando a un plano de una banda de música en un Pub) que sirven para hacer más llevaderas las 3 horas de peli. Además cuenta con una genial actuación de McDowell (Muy alejado del jóven revolucionario de "If" o del jóven psicópata de "La Naranja Mecánica").
Mucho más divertida, reflexiva y "destructiva" que "If", contiene toda la genialidad de esa obra multiplicado por 5.
Peliculón.
Cacahuete Kiwi
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30 de noviembre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de haber trabajados juntos en la reaccionara “If…” (1968), Lindsay Anderson y Malcolm McDowell volvieron a reunirse en ésta singular, algo larga y extraña tragicomedia sobre las andanzas de un comercial de una casa de cafés (terreno peligroso y poco rentable en Inglaterra) que por razones de trabajo lo trasladan al otro lado del país; al Norte, donde va a ser objeto y testigo de varias situaciones rocambolescas que no solamente van a chocar con su perfil de buen vendedor sino que va a chocar con un sistema impuesto por unas credenciales dogmatizadas por una sociedad tradicionalmente conservadora apoyadas en los pilares básicos como el patriotismo.

Apoyada por las canciones de Alan Price y que pautan las diferentes situaciones en que se ve envuelto el personaje de Michael Travis, interpretado por McDowell y que todavía no se había quitado de encima la resaca de “La naranja Mecánica” (A Clockwork Orange 1971), aunque aquí sí que es un buen hombre de verdad y las palizas que le deparan por menos dolorosas no son como para animar al personal. Dentro de ésta sátira del capitalismo se esconde un mensaje cruel sobre cómo sobrevivir en el intento de tirar adelante.

Entre los secundarios (que interpretan diferentes papeles a lo largo del film) se encuentran Ralph Richardson, Rachel Roberts y Helen Mirren.
Natxo Borràs
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12 de mayo de 2023
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Como el mundo que gira sobre sí mismo, como los puntos cardinales sobre los que viajamos cual odisea durante la película y su maravillosa banda sonora.
Llevaba tiempo reticente a verla por su duración poco más de tres horas, pero realmente no se hace larga teniendo en cuenta los paréntesis de la ya mencionada banda sonora y ésos cortes como si fuesen capítulos que lo más que hacen es apartarnos más del humor absurdo para acercarnos a uno más negro.

Es una película muy bien montada con una actuación de Sir McDowell más que brillante y del tipo que más me gustan; las que te hacen reflexionar.
Habiendo cumplido éste año las 50 primaveras tristemente, trata temas aún muy actuales. Político, social, de clase, estatus, relacionales incluso si ponemos la lupa de ti mismo.

Detalle a mencionar (sin desarrollar) las constantes sátiras a La Naranja Mecánica (no sólo por nuestro querido drugo), creo que a Malcom no le sentó muy bien que el señor Kubrick no contara con él más adelante de aquélla obra maestra que le precede en su talento. Y bien de acuerdo hemos de estar después de verlo como un hombre de suerte que las pasa tan... canutas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
demonioblanco
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23 de septiembre de 2023
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“Un hombre de suerte” es un absoluto disparate firmado por un desprejuiciado y atrevido Lindsay Anderson. Un producto cultural así sólo podría haberse llevado a cabo en la década de los 70, donde el cine fue libre porque la sociedad estuvo a punto de alcanzarlo. Por desgracia, tanto en un ámbito como en el otro, apenas resultó ser un suspiro, pero nos dejó los mejores años para el Séptimo Arte, aunque no sea ésta precisamente una de sus obras más conseguidas.

Es difícil relatar el argumento porque no lo tiene: estamos ante un conjunto de momentos episódicos deslavazados que le ocurren a su protagonista que, en una “road movie” permanente y acelerada, va pasando por todos los lugares, tiempos, estadios y clases sociales posibles, con una conclusión tan lúcida como misántropa: la sociedad no tiene remedio porque el ser humano tampoco lo tiene. El mismo elenco actoral va interpretando a todos los personajes que van apareciendo en los numerosos cuadros que se suceden durante unos muy excesivos 183 minutos de metraje que, sinceramente, se acaban haciendo largos.

No es la única referencia cinéfila que retumba en mi cabeza durante su visionado, dado que resulta más que evidente, y yo diría que incluso autoralmente expreso, la larguísima sombra sobre este film que proyecta “La naranja mecánica” de Stanley Kubrick, con la que comparte intenciones visuales, compromisos políticos argumentales y una parte de su elenco actoral. Lindsay Anderson no estaba por disimular su admiración por la obra de Kubrick.

Pero la anarquía no se exhibe sin pudor tan sólo en el guión (firmado por por David Sherwin a partir de una idea original del propio actor protagonista Malcolm McDowell, con ciertos pretendidos tintes autobiográficos pasados por el tamiz de las drogas visto el resultado) , sino que alcanza a su aspecto formal, donde cabe todo tipo de texturas: desde el cine mudo con sus rótulos hasta montajes psicodélicos, pasando por todas las gamas posibles de caligrafías visuales sin prejuicio alguno, en un ejercicio libérrimo de autoría total. Todo ello, además, aderezado por las canciones de Alan Price porque, aunque no lo parezca, estamos ante un musical.
Sergio Berbel
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