Ordinaria locura

La mediocridad de la vida de Bukowski la resumió en la frase de su epitafio: "No lo intentes" y la ocultó con el alcoholismo y en el ambiente en que vivió. Quizá lo que más me gusta de esta adaptación cinematográfica es que no respeta mucho ni el ambiente ni el estilo del Bukowski original, hay una sensibilidad y atmósfera superior llena de luz. La obra de Bukowski es más tragable de leer que de ver visualmente.

Frente a la degradación humana y material en la adaptación de otras novelas de Bukowski, esta película sí narra con más altura de miras la (supuesta) sensibilidad poética, humana y hasta filosófica del alcoholismo de Chinaski, pero quizá lo que más me gusta de ella es que no respeta ese atmósfera soez, sucia, nihilista y autodegradante del alcoholismo de Bukowski.

Ben Gazzara no pega para nada con Hans Chinaski el alter ego de Bukowski, uno lo percibe como demasiado hedonista y epicúreo. Hasta parece que las situaciones degradantes se las toma con una sonrisa indulgente de aceptación, nada que ver con el Matt Dillon de Factótum alelado, anestesiado que replica frases lacónicas con algo de chispa, que parecía vivir en otro mundo, o un Mickey Rourke por su parte, hace de cabr0n cargado de chulería y pasotismo, y con un punto de impulsividad sadomasoquista.

Es una adaptación coherente con una sensibilidad y delicadeza muy italiana a pesar de estar situada en Los Ángeles, con un buen ritmo, y que a pesar de todo me dejó un buen sabor de boca, para ser una adaptación de Chinaski.

Lo que en el Factótum con Matt Dillon que hace de borracho insensible pero inteligentemente lacónico, va a tirones, que nada tiene una conexión duradera, pero representa más fielmente la degradación y desorientación humanas del borracho que se pasa la vida con la ilusión de ser un escritor al que publican y que es reconocido, aquí todo es representado con belleza y cierta dignidad

como permite que sus "compañeras" promiscuas y busconas se pasen media vida en el bar. la mugre ambiental, representa mejor el olor y el sabor del vómito, el solipsismo e indiferencia del borracho, los hoteles y bares de mala muerte.

Aún no recuerdo cuándo ni por qué anoté esta película. Lo más seguro es que fuera a raíz de alguna crítica de algún depravado sexual que ya está cansado de ver las mismas chorradas en el cine. Sea como fuere, aún estoy bendiciendo el día que decidí apuntarla en la lista de "pelis que quiero ver (no próximos estrenos)".

La película narra las experiencias autobiográficas del poeta y escritor Charles Bukowski moviéndose entre los mundos del alcohol y de las mujeres. Que sea autobiográfica, no deja de ser algo puramente anecdótico y únicamente aporta un mayor grado de autenticidad y realismo sobre la vida. Lo importante de esta película radica en la manera en que está contada: desde la total y absoluta sencillez de quien lo narra, es decir Charles.
El espectador acaba metiéndote tan dentro de Bukowski, que le da la sensación de estar viviendo su propia vida, de beberse el líquido de las botellas de alta graduación como si fuera agua, de perseguir a una mujer que desprende sexo por todos los sus poros de su piel y terminar en su casa "amándola" de manera salvaje sin conocer siquiera su nombre...

En realidad, detrás de todo ese manto existe una filosofía Karpe Diem, pero mucho más adulta, realista y sátira.
Y como muestra de ello, basta leer este extracto de su propia biografía:

"En 1969, después de que el editor John Martin de Black Sparrow Press le prometiera una remuneración de $100 mensuales de por vida, Bukowski dejó de trabajar en la oficina de correos, para dedicarse a escribir todo el tiempo. Tenía entonces 49 años. Como él mismo explicó en una carta en ese entonces, “tengo dos opciones, permanecer en la oficina de correos y volverme loco... o quedarme fuera y jugar a ser escritor y morirme de hambre. He decidido morir de hambre.” Pasó menos de un mes tras dejar el trabajo en la oficina de Correos, cuando acabó su primera novela, titulada Post Office (en castellano, El Cartero)."

Una enorme y desconocida película.

Nota: 7'5


Un pequeño apunte:
Leyendo la biografía de Charles, descubrí que también tiene otra película biográfica titulada "El borracho" (Barfly), y su argumento es:

"Joven escritor alcohólico y genial, Henry Chinaski pasa su vida en los bares. Su preferido es el "Golden Horn", frecuentado por un variado grupo de vagabundos, prostitutas y otros desechos de la sociedad. Henry se lleva muy bien con Jim, el barman de día, pero discute frecuentemente con el barman de noche, Eddie, iracundo y fanfarrón. Sus peleas son objeto de apuestas por parte de sus clientes. Cuando gana, Henry gasta su dinero recorriendo el resto de bares del barrio. Así es cómo encuentra a Wanda, una mujer todavía bella y tan alcohólica como él."

Ni que decir tiene que ha pasado al saco de "pelis que quiero ver (no próximos estrenos)".

Inferior a otras obras sobre Bukowski como Barfly y superior otras como Factótum, especialmente en cuestiones como la poesía que, aunque irregular, toma forma a través del carisma de Ben Gazzara y el romanticismo de Ornella Muti. El principal defecto de la película es su lento ritmo que funciona bien para la poesía como ente en sí mismo, pero no para la narrativa del film. Interesante para todo fan de Charles Bukowski, pero no imprescindible.

Creo que hay una sola palabra que define a la perfección esta película: lamentable. Una pérdida total y absoluta de tiempo. Una película lenta y aburrida en la que no sucede absolutamente nada, más allá de las borracheras del protagonista y los polvos que este va echando aquí y allá.

Con la anodina interpretación de Ben Gazzara, esta película se suma a la lista de las películas que jamás debería haber visto.

Me gustaría que Charles Bukowski siguiera vivo para (entre otras cosas) preguntarle que opina de esta pésima adaptación de su novela.

Cabe destacar el pésimo recurso de la voz en off para narrar ciertos pasajes de la novela, completamente fuera de lugar.

Si te sobran 100 minutos de tu vida, puedes malgastarlos viendo un claro ejemplo de como no hay que hacer cine.