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Medianeras

Comedia. Drama. Romance Mariana y Martín viven en la misma manzana en diferentes edificios; pero, aunque sus caminos se cruzan, no llegan a encontrarse. Martín diseña páginas web. Mariana es arquitecta, pero trabaja como decoradora de vidrieras. Además de desilusiones recientes, los dos tienen muchas cosas en común. Viven en el centro de Buenos Aires. La ciudad los une y a la vez los separa. (FILMAFFINITY)
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Críticas 39
Críticas ordenadas por utilidad
23 de octubre de 2011
14 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Son almas gemelas, pero no se conocen... A pesar de vivir en la misma calle y coincidir en ella y hasta en la piscina. Él ha pasado dos años encerrado en casa, haciendo todo en Internet, desde la compra hasta el sexo. Ella ha cortado recientemente una relación de cuatro años. Él diseña páginas web. Ella diseña escaparates. Él se emociona con el final del "Manhattan" alleniano. Ella también. A ella le gusta cantar su canción favorita con el volumen en alto. A él también. Ella busca a Wally sin encontrarlo, ni en el libro ni en su vida. Él pasea por el amado/odiado Buenos Aires de ambos con una mochila que contiene su kit de supervivencia urbana. Él chatea con desconocidos sin saber muy bien qué decir ni qué preguntar. Ella también...

Ella decide un día abrir un hueco en la pared de su medianera. Él también...
Amor Perro
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11 de noviembre de 2011
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
A finales de los setenta Woody Allen universalizó 'Manhattan'. Desde entonces resulta en vano cualquier intento de retratar con brillantez una ciudad. Y no son pocos los directores que lo han intentado con mucho menos éxito.

Gustavo Taretto radiografía sus amores y odios hacia Buenos Aires en 'MEDIANERAS', una comedia romántica nacida hace siete años como cortometraje que ha crecido hasta convertirse en largometraje. El director propone la ruptura del "chico conoce a chica" y apuesta por el continuo desencuentro entre sus protagonistas: Martín y Mariana, dos individuos incómodos con el mundo exterior y refugiados en un búnker de soledades cotidianas y rarezas comunes.

Si Pilar López de Ayala convierte a Mariana en un imán para el espectador, Javier Drolas hace todo lo contrario con su personaje. Las motivaciones de la primera son un carrusel de matices bien trabajados. Las emociones del segundo son opacas por una interpretación pétrea que impide la más mínima empatía.

El guión (escrito por el propio Taretto) tira de refuerzos para luchar contra la resaca posterior a cada secuencia de Martín. El espectador agradece la generosidad en los textos y las imágenes que definen la capital argentina a través de su arquitectura. Los recursos narrativos y visuales son admirables al principio, pero abusa tanto de ellos que finalmente resultan pretenciosos.

Los numerosos clichés y homenajes son excesivos y echan un pulso a la historia. Nadie gana. El tono es indescifrable y los cambios de ritmo hacen que la película deje caer la interesante estructura argumental al vacío de la indiferencia. La reconstrucción es imposible.

La propuesta del director argentino es entretenida y tiene momentos realmente brillantes. Incluso logra arañar ciertos rincones del alma de quienes seguimos creyendo en el amor como gran vía de escape en una sociedad individualista y empeñada en desprenderse de todos sus valores. Pero todo se queda en la propuesta, después se seca y se hace cemento.

Es impensable que nadie se identifique con Martín o Mariana, personajes dominados por el miedo a la incertidumbre que se sienten aliviados cuando piensan que el amor está ahí fuera esperándoles. El problema surge cuando nos preguntamos si la otra persona nos reconocerá a la primera, a la segunda o a la tercera.

No hacían falta dos Manhattan: bastaba con un Buenos Aires. Taretto se olvida del fondo a mitad de trayecto y elige quedarse con la superficie de las formas de Allen. Para encontrar un final decide abonarse al destino, el peor y más tramposo de los aliados. Último error pero no menos grave de un guión con demasiados nortes y ningún horizonte.

Sabemos que, entre la multitud, Wally va vestido de paisano. Con pistas sería demasiado fácil reconocerlo, pero por desgracia somos unos yonquis sin remedio del más difícil todavía. También sabemos dónde están las verdaderas emociones y seguimos mirando hacia otro lado. Qué pandilla de inútiles somos, ché.
Melón tajá en mano
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16 de noviembre de 2011
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las cosas importantes de la vida se preparan concienzudamente. Uno estudia la carrera que necesita para desempeñar su futura profesión. Uno elige la casa que desea (y puede) comprar para luego hipotecarse para toda la vida. Y así con todo. Excepto con el amor. Siendo una de las cosas más importantes, resulta que no lo podemos preparar sino que todo depende de la casualidad, de un encuentro fortuito, nunca sabemos cuándo ni dónde... y mucho menos con quién.

En resumidas cuentas ese es el argumento de Medianeras, la divertida historia de Mariana y Martín que viven uno frente al otro y coinciden a menudo por su calle sin llegar a conocerse. La vida amorosa de cada uno de ellos es un cromo, llena de personajes y personajillos a cual más peculiar, por no hablar de sus manías propias y la soledad que sufren aun viviendo en una de las ciudades más grandes del mundo.

El tercer protagonista de la película es indiscutiblemente Buenos Aires. Se traza un paralelismo entre los contrastes arquitectónicos de la ciudad y los de las personas que la habitan. Buenos Aires es el perfecto reflejo de los tiempos que vivimos, edificios de toda índoles compartiendo fachada en las mismas calles y gente de lo más variopinta circulando por ellas. La protagonista tiene el famoso libro infantil “¿Dónde está Wally?” y juega también en la vida real a encontrar su propio Wally, su hombre ideal, sin saber que vive a muy pocos metros de ella.

La verdad es que la película se disfruta desde el principio, tiene el típico sentido del humor argentino, siempre certero y ocurrente. Los continuos cruces entre los protagonistas antes de conocerse crean una tensión sexual que no es que no esté resuelta sino que ni tan siquiera se ha planteado todavía.
AGOLPEDEEFECTO
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11 de octubre de 2011
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cómo encontrar el amor si no sabes dónde esta?

Gustavo Taretto nos entrega Medianeras (exhibida en el reciente BAFICI) largometraje adaptado del corto de 2004.
La construcción (y la palabra no es casual) qué realiza del film es una estructura (desestructurada) donde, si bien hay pasajes innecesarios y donde la historia (una historia simple, minima, universal) se torna reiterativa y parece caer de su andamio inicial, siempre sale a flote.
Taretto plantea qué, no importa donde se encuentre lo qué es nuestro (amor, si es que lo hay, si es qué hay uno para cada uno) siempre tarde (o temprano) lo terminamos encontrando (o el nos encuentra a nosotros) no importa qué pared (medianera) nos separe o hagan que no nos reconozcamos, algún día (algún viento, alguna piel) ocurre.
El director usa, efectivamente, el recurso del juego donde “buscamos a Wally”, ese Wally qué como le ocurre a la protagonista, mariana (la española Pilar López de Ayala) no logramos encontrar cuando esta escondido (vagando) por la ciudad; siempre estamos buscando nuestro verdadero yo, o mejor dicho, nuestro verdadero igual.
Aquel premiado corto de 2004, coincide con la primera parte del metraje, una especie de búsqueda arquitectónica en una cuidad (cualquiera) donde se hace difícil encontrar personas en un mundo (tan) virtual.
Medianeras es una extensión, es una historia agradable, donde no faltan las referencias a la cultura pop, con protagonistas qué acompañan y un Taretto, qué si bien realiza varios intentos de darle forma al film (de hecho plantea dos o tres películas en una) logra qué esa estructura carezca de si misma (y esto es el gran acierto del film) des acartona lo almidonado de esta historia (como hay muchas sobrevolando la ciudad)
Medianeras no presume, tira tips (algunos efectivos, otros no tanto, otros reiterativos) pero nunca deja qué su concepto se le vaya de las manos.
Deja buen sabor, es otra muestra (una más) del buen momento del cine argentino y muestra lo qué se puede hacer con pocos recursos (materiales) pero con mucho sentido.
Es impensable e inevitable, sentado en la butaca, no identificarse con esos fotogramas qué se suceden, con sus personajes, con Mariana, con Martín.
Medianeras, si se quiere, funciona como una biografía (amor, desamor, búsqueda, encuentro, o no) de todos nosotros.

Dos almas extrañas van a verse hoy no se habían cruzado nunca bajo el sol y al mirarse así, sabrán quienes son, qué estaban marcados, la cuenta empezó…
¿Cual es aquel camino qué tengo que tomar? Si solo hay un destino al qué puedo llegar Si siempre viaje solo Y siempre vos fuiste mi faro en la ciudad…
vcleblanc
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25 de marzo de 2012
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Medianeras” (2011) nos presenta un mundo caótico, con una ciudad enmarañada, llena de contrastes y sinsentidos, en nuestra época en la que, a pesar de la tecnología, parece que nos hemos distanciados los unos de los otros, en este universo cinematográfico se encuentran dos personas que están llamadas a estar juntas, pero no se conocen.
“Medianeras” es una mirada profunda al ser humano en su relación actual con la sociedad, que lo ha vuelto un paranoico intimista, escondido tras la pantalla de su computador para entregarle una aparente seguridad, y que sin embargo, funciona, cuando vuelve a su relación natural, a su finalidad como individuo.

El director nos propone una mirada casi documental del entorno bonaerense y lo replica como metáfora de la vida de los protagonistas, a pesar de que a veces la voz en off, pueda resultar un poco excesiva, la película de Taretto, es sin lugar a dudas una obra llena de carisma, ternura, y que a pesar de todas las trabas que intente poner el espectador con la película, termina conmoviéndolo…

Punto y aparte la actuación de la bellísima española Pilar López de Ayala, que cumple increíblemente y su acento porteño es tan auténtico como todo lo que hay en esta película.
El final, es una apología a la misma película porque nos invita a seguir usando la tecnología siempre y cuando estemos en lugar que debemos y con la persona que amamos…
Ojosdeperroazul
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