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Después de Lucía

Drama Tras perder a su madre Lucía, la joven Alejandra (Tessa Ia) se muda junto con su padre Roberto (Hernan Mendoza), depresivo por la pérdida de su esposa, desde la costera Puerto Vallarta hasta la capital México D.F., intentando cambiar de vida en otro sitio lejano. En la capital ella es nueva en su colegio, donde pronto comienza a tener problemas. El padre tiene un nuevo trabajo. Pero empezar de nuevo siempre es complicado cuando se ha ... [+]
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Críticas 29
Críticas ordenadas por utilidad
4 de noviembre de 2012
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mis opiniones no demusestran nunca lo que realmente siento y esta vez tal vez pueda hacer una exepción ya que me enamoró este film. Una serie de escenas tan realistas que te hacen simplemente sentir que eres parte de la historia desde la primera secuencia ya que es una demostración del cine voyeur que en este caso es mexicano, lo mejor en México hablando cinematográficamente que he visto, ya que la trama es de un nivel magnífico, punto se acabo. Porque como iba a pensar uno que una película mexicana no sea o de narco, drogas, charros con pistolas, sea de... no de bullying, de problemas de relación, que involucra tantas cosas psicológicas que te desgarra el alma, trata de Alejandra y su deprimido padre que vienen a México a vivir para empezar de cero después de la muerte de su madre Lucía y después de tener relaciones sexuales y ser grabada y lo peor que lo envían y con un demonio quien no lo iba a ver y con dos demonios como no la iban a tachar de golfa, de zorra, de muchacha facilona y en México sokos tan molestos que simplemente en un abrir y cerrar de ojos todo da un giro en la trama... piensa que llegas a una nueva escuela, nuevo rollo, nuevas reglas, y te acoplas perfectamente con amigos nuevos y después de ese escandalo todo se vuelve una pesadilla. Terrible hasta llorar, ahora piensa que tu padre esta peor que nada, se entera que te drogas y se viene recuperando de la muerte de su esposa y tu madre, no le dices de que sufres terribles acciones de bullying... (vea spoilers) Ahora voy con el director Michel Franco, para mí uno de los directores mexicanos que menos me agrada, aborrezco su trabajo, pero esta es la exepción, es el mejor trabajo de su carrera, y de su vida, y sus protagonistas no se quedan atrás interpretando a la perfecció lo que su director quiere. Demostrar autodestrucción. La primera parte de la película es el significado de voyeur pero al pasar la película se retuerce en los peores sentimientos
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
CINEFILO1
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15 de abril de 2013
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es exageración sino entusiasmo considerar al film de Michel Franco Después de Lucía uno de los títulos más destacados e imponentes que ofrece el variado e interesante catálogo del Atlántida Film Fest en esta edición.

El realizador mexicano escoge el bullying en los institutos como telón de fondo de una historia donde se entrecruzan las aristas dramáticas y donde se ponen en tela de juicio planteamientos y cuestionamientos que atacan a nuestros estilos de vida, al egocentrismo de los acomodados y a los prejuicios viciosos de la descacharrante clase aburguesada y hedonista.

Deudor de una corriente que en los últimos años se viene extendiendo con rapidez entre las propuestas del cine de autor, Michel Franco desarrolla en esta película un estilo particularmente seco y áspero en la radiografía de injusticias y anormalidades mentales. Trazo maduro, descarnado y de desangelado pesimismo sobre una generación de jóvenes anclada, contradictoriamente, en valores caducos que atañen a la hostilidad ajena para perpetrar un estado de superioridad vacilante ante quien obra con ingenuidad lasciva adolescente.

La principal cualidad que destaca y distingue a este film mexicano de otras primas hermanas estadounidenses sobre el escarnio y la humillación entre infantes es que la composición de cámara adquiere una actitud más contemplativa y voyeur que analítica y subyugante. Se sitúa lejos de la acción pero lo suficientemente cerca, a una distancia premeditadamente estudiada, como para que nos implique como observadores y nos escupa a la cara ante nuestra parsimonia, haciéndonos cómplices de la barbaridad que estamos viendo y tan responsables como el deleznable comportamiento de esos jóvenes actores notablemente dirigidos.

Siempre son odiosas las comparaciones, pero antes he mencionado ‘deudor’ en el sentido de aproximación más que evidente de Franco a los aspectos de realización más característicos de ilustres directores europeos como el austríaco Michael Haneke y su original Funny Games, título con el que comparte unos cuantos elementos destacados. Continuando en la estela de aquel, el mexicano bebe de esos largos planos secuencia donde se cruzan el tiempo real, como si miraras un reloj de arena caer grano a grano, con la pretensión humanística más comprometida al despojar a la imagen de elementos inútiles que mancillen su autenticidad. Existe la determinación de considerar que un plano (y lo que ocurre en él) adquiere relevancia en base a la justificación narrativa de su dilatación. Sin entrar en la pedantería teórica, este film cree en dicho planteamiento primario del cine y articula en base a él su denuncia silenciosa y su vertiente antropológica, sin subrayados y con imponente honestidad.

Film que no necesita de atributos melodramáticos ni bandas sonoras de énfasis lacrimógeno para atacar los nervios y la paciencia del más íntegro, angustiando solemnemente al personal presentando a los villanos sin el más mínimo factor de juicio autoral y prescindiendo del siempre atractivo y ambiguo juego de moralidades entre malhechores y víctimas.
En tiempos en los que la industria mexicana es eternamente aquejada por dejar ir lejos de sus fronteras con demasiada facilidad a sus más importantes directores (Guillermo del Toro, González Iñárritu, Alfonso Cuarón…), una nueva oleada de realizadores serios y comprometidos reivindican su atención con un cine poderoso y necesariamente agasajado, entre los que ya se incluye por méritos propios Michel Franco y esta película.

Una aportación verdaderamente recomendable para los que gusten de encontrar reflexión y enjundia en el celuloide y que no debería limitarse a servir de aportación anodina para engrosar las listas de los muchos festivales independientes que se celebran cada año.
La película deja, tras varios minutos concluida la proyección, ese regusto amargo en la garganta y en el estómago revuelto tras haber asistido a un espectáculo en el que la delgada línea que, en ocasiones, separa la realidad de la ficción, aquí se torna especialmente dispersa. Esas inefables e intensas emociones que nos genera, como bien sabemos, solo el buen cine.
Weis
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13 de marzo de 2013
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dramática cinta que sobresale por la excelente dirección actoral en un tono muy realista y algo crudo. Si bien el grado al que llega la trama puede ser algo extremo, es totalmente verosímil dada la buena construcción de los personajes que actúan de acuerdo con sus circunstancias. Y es que las circunstancias son la clave en la historia, donde cada elemento es parte del caldo de cultivo que genera un fuerte caso particular que refleja una problemática universal. Es clara la intención de generar el sentimiento de indignación y condena pero sin caer en lo básico ni en el clásica evolución aleccionadora para los personajes. Sin embargo el final poco concluyente evita que termine de cerrar completamente el concepto de crítica social, faltando también un poco de desenlace para ciertos personajes. Independientemente de sus falencias la película es bastante entretenida y aumenta la emoción conforme avanza. Una dirección y fotografía interesantes y bien logradas. Recomendable y a pesar de ser un tema muy recurrido, no deja de dar jugo.
mikealeks
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27 de noviembre de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ganadora del premio «una cierta mirada» en el Festival de Cannes, la segunda película de Michel Franco aborda un problema social muy presente en el cine: el acoso escolar en la era de las nuevas tecnologías. La forma de grabar y los encuadres, entre los que destacan los planos fijos y fuera de campo, así como los numerosos instantes de silencio, sumergen al espectador en la profundidad de las emociones de Alejandra (soberbiamente interpretada por Tessa Ia). Duras, frías y hostiles, las escenas de vejaciones se suceden para meternos en una especie de círculo vicioso del que no hay salida. Cualquier tipo de racionalidad, comprensión o comunicación es vano en esta contemplación obligatoria de una violencia cuyas razones escapan a la víctima y, tal vez, a los propios agresores. La falta de comunicación y la sobriedad de las imágenes aportan realismo a la película. El largo plano secuencia del final es la guinda que completa este pastel de belleza y frialdad. Con «Después de Lucía», Michel Franco ofrece una visión pesimista a la par que realista y universal del mundo, en el que una simple acción en una red social puede afectar indefinidamente la vida de una persona.
Para esta y otras críticas, podéis visitar nuestro blog Los Indiscretos : https://losindiscretos.org
LosIndiscretos
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26 de noviembre de 2018
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
He visto varias películas sobre acoso escolar y todas me producen la misma sensación de impotencia.
Me da mucha rabia comprobar que la gente que acosa en institutos y colegios se ve respaldada por unas leyes injustas por el hecho de ser menores.
Un delito es un delito, se tenga la edad que se tenga...me niego a tratar a un matón o matona de quince años cómo si su edad le liberara de sus acciones.
En esta película, la joven Alejandra, qué ya ha sufrido una pérdida importante en su vida, llega a una nueva ciudad y a un nuevo colegio y enseguida es acogida por un grupo de amig@s, la mayoría (se intuye enseguida) niñ@s de papá y mamá.
Ella está ilusionada por haber encajado tan pronto y tan bien en su nuevo destino, pero pronto será consciente de que, incluso, las personas más amigables, se pueden convertir de la noche a la mañana en tus peores enemigos y en unos verdaderos monstruos.
Me ha gustado el respeto del director hacia el personaje de Alejandra, evitando las escenas morbosas y con saña.
También he agradecido que se vea que la relación con el padre es muy buena y que él hace todo lo que puede para que su hija se comunique con él. Aunque ella decida hacer frente a su dolor en soledad.
Incluso el director del colegio intuye que ocurre algo, pero cómo los acosadores/as evitan hacerlo delante de profesores, si ella no habla, no pueden hacer nada.
En resumen, una película muy necesaria en estos tiempos y que igual que muchas otras películas de temática similar, debería proyectarse en todos los institutos del mundo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Gwyllion
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