Doble vida

Original en su desarrollo, es una cinta que va a encantar a los actores y a la farándula del teatro. Cuenta con detalle todos esos nervios que se pasan antes de un estreno, lo que conlleva defender un papel de actor o actriz. Este exceso explicativo, desde el inicio, hace que la película se aplome hasta que despega, por fin, cuando pasamos su ecuador.

En ese momento, adquiere tintes de cine negro, sin descuidar que tratamos una trama psicológica; Jekyll y Hide; Freud en estado puro. En ese momento, dan ganas de volver a retomar la película desde el principio para atar cabos.

En la película se ven escenas de la obra de teatro “Othello”, de Shakespeare. Si no la has visto, quizá te pierdes un poco, como mi caso, pero no influye. Por otra parte, el doblaje es patético, muy mal hecho. Me habría encantado verla en VO, pero no la he encontrado con subtítulos.

Por último, la actuación de Ronald Colman es brutal. Se llevó el Óscar, sin ir más lejos… Merecido.

Apasionante melodrama con tintes policiacos, sobre un actor teatral que acepta interpretar a Otelo aun temiendo que acabará absorbido por el personaje. George Cukor funde en la pantalla teatro y literatura a lo largo de esta originalísima historia donde el mito shakesperiano cobra vida más allá del escenario, con las consecuencias de prever. Ronald Colman ganó un Globo de Oro y un Oscar por el difícil papel protagonista, esa especie de Dr. Jekyll y Mr. Hyde en Broadway.



"El personaje empieza a encarnarse en tu vida y entonces comienza la batalla: imaginación contra realidad."

La dura senda del monumental alabastro, la bilis, la doble vida de Ronald.
Cassavetes, Mankiewicz, Paul Thomas Anderson, Fritz Lang, Iñarritu, Aronofski. Noche de estreno. Eva al desnudo. Embriagado de amor. La mujer del cuadro. Birdman. Black Swan.
Mejor el principio sobre todo y el final que durante el tramo central más defectuoso pedestre, doctor Jekyll y mister Hyde, la transformación del hombre lobo, Jack el destripador o el estrangulador de Boston.
La relación con la representación teatral es poderosa y hermosa, la cuestión más central o esencial que plantea la película, la asunción del personaje por parte del intérprete tal cual, resulta demasiado simple, pueril u obvia, confunden o toman al pie de la letra la del actor esquizofrenia, es, por lo tanto, una metáfora sin metáfora, literal, a lo bestia, sin matiz ni gradación, asesinato a sangre fría literaria, no hay distancia ni lírica apenas, es prosa carne cruda, no hay gracia o tan poca, la anuncian a bombo y platillo y después la plasman a machamartillo, caiga quien caiga, ese tono además de cierto cine clásico, el de la inmensa mayoría por desgracia, que trataba o tomaba al público por niños a los que había que darles todo bien masticadito, papilla, para que los pobres no se herniaran o les doliera tanto la cabeza, tan didáctico o bruto su discurso.
La trama detectivesca o criminal, la investigación nada más es también pobre o lamentable y hasta ridícula, lo mejor, ya dijimos más arriba, es Ronald Colman y ese retrato del mundo del teatro en vivo y en directo, esa vorágine ese vértigo, la pasión verbal, el barroquismo poético tortuoso shakespeareano, ese amor a lo otro que hay en todos nosotros, esa comprensión/superación de la realidad, la penetración en la verdadera vida, la inventada o imaginada ficticia, por supuesto, claro.

Lo único que a mi entender se puede salvar de esta pesada, pretenciosa y aburrida película es la actuación del gran Ronald Colman. Pero disponer de un actor que se come literalmente la pantalla (creo que no hay escena en la que no aparezca) es como he dicho un desperdicio lamentable. Garson Kanin acierta en sus guiones algunas veces - "Nacida ayer", "La costilla de Adán"... - pero no es garantía de éxito, y esta vez creo que las musas le abandonaron solo ponerse a la máquina de escribir. Lo lamento, pero lo máximo que le puedo conceder es un 3, y me considero benévolo.

Drama psicológico con elementos de thriller y de cine negro dirigido por George Cukor y escrito por el matrimonio formado por Ruth Gordon y Garson Kanin.

La película rinde un claro homenaje al teatro, focalizando su acción melodramática en la enajenación de un actor teatral con las facultades mentales alteradas debido a la variedad de personajes representados durante su exitosa carrera profesional.

Este trastorno acaba por afectar a su vida personal, provocando en él una desconcertante confusión entre realidad y ficción, enfatizada por una fabulosa fotografía de luces y sombras por parte del operador Milton Krasner.

Debido a su influencia teatral, el guión presenta un exceso de palabrería, mientras que el ritmo narrativo de Cukor adolece por momentos de una exagerada parsimonia.

Ronald Colman está espléndido, consiguiendo el Oscar y el Globo de Oro por su meritoria interpretación, mientras que Miklos Rozsa también lograría la preciada estatuilla por su hermosa banda sonora.
Shelley Winters por su parte no logró ningún premio por este film, pero sus vivaces intervenciones son de lo más destacado de esta atípica obra de George Cukor.

Nota: 6,5