La dama de honor

Con La dama de honor el veterano y prolífico director Claude Chabrol lleva al extremo una película eminentemente “hitchcokiana”, pues el interés de la intriga planteada no sólo reside en el desarrollo de su trama criminal, sino también en la introspección de unos protagonistas aparentemente normales que sacarán a relucir sus pasiones más ocultas y actitudes más patológicas a lo largo del film. En esta adaptación de una novela de Ruth Rendell, Chabrol vuelve a darnos una visión cínica y pesimista de la condición humana, en la que predomina la mentira, la obsesión, los celos, el servilismo y la dominación. A medida que avanza la película la trama irá quedando relegada a la trastienda en favor de la observación morbosa y perseverante de la locura.

Chabrol adapta una buena novela de Ruth Rendell (dama del crimen británica con muy buenos textos), y la adapta a su estilo mucho más contenido. Allí donde hay desbordamiento emocional, Chabrol impone recelo, sombras, sugerencias, y el personaje femenino, clave en la trama, es una deliciosa criatura sexual capaz de llevar al protagonista "casi" a cualquier parte. Y este hombre joven se desarrolla muy bien con la gran interpretación de Benoit Magimel.

Hay una gran atmósfera de suspense, al principio sutil, luego en creciente angustia. El muchacho adaptado y cortés, hijo prudente y cariñoso se deja llevar por la encantadora sexualidad de una chica extraña que sólo al final desvela su verdadera patología. Pero él se rinde y cómo lo hace: qué maravilla de miradas, sonrisas, perplejidades: muchísimos detalles que se cierran de manera espléndida con los tobillos de la policía a través de una ventana.

La fotografía del español Eduardo Serra es tan buena como la música de Matthieu Chabrol, hijo: un prodigio de dulce seducción en un entorno de pesadilla. Laura Smet está sensacional en su explosiva mezcla de mujer lúbrica, día a día más apetecible y entregada al placer, lo mismo que Aurore Clément, magistral veterana del cine francés, en el papel de la madre bondadosa y sólo en apariencia ingenua.

Claude Chabrol, experto en tramas policiales y en inusuales relaciones de pareja, teje en esta ocasión una morbosa historia en torno a una familia al uso y una extraña joven que aparece de manera casual.
El magnetismo de la recién llegada, y sus secretos y mentiras, envuelven la escena y los aconteceres diarios en donde incluso las andanzas televisadas de un asesino en serie pasan a un segundo plano.
La maestría del director francés para crear sospechas y humanizar el arte criminal convirtiéndolo en juego, casualidad y chapuza universal, llega esta vez al punto sin retorno de l'amour fou.

El "modus operandi" de Chabrol, una vez más, te mantiene expectante porque sabes, si le conoces, que muchas veces en lo más obvio germinan inesperados desenlaces y las situaciones más rocambolescas no dan para un mal folletín.
Esta crónica de amores extremos, además, está envuelta en una luz especial, mérito supongo del fotógrafo, que viste de excepción la cotidianidad de una peluquera viuda, sus dos hijas y el responsable primogénito, que cae en la tela de araña impregnada en sexo que fabrica Senta, la dama de honor.

Me resultó interesante esta película francesa. Una historia que nos muestra cómo una persona ordenada y equilibrada, puede sumergirse casi a la locura por otra persona, perdiendo el control de las cosas de un día para otro. Me pareció que el guión está muy bien contado. En cuanto a las actuaciones, si bien se pueden apreciar claramente los cambios emocionales por los que pasa el protagonista (Benoît Magimel), me parecieron en algunos momentos, algo frías e inexpresivas, sobre todo Laura Smet.

Esta película me ha resultado diferente a lo que esperaba, entre otras cosas porque me esperaba un thriller, pero no lo es, es un drama con interesantes toques de intriga, eso sí. "La Dama de Honor" trata de la locura del amor, como puede hacer que dejemos de lado totalmente la razón al hacernos sentir cosas tan intensas que nos hacen de alguna manera olvidarnos de todo lo demás. La historia me ha parecido muy buena, con unas cuantas sorpresas cuando das por hecho que ha pasado lo que te estás imaginando. La atmósfera que consigue la película es impresionante, te llegan las emociones de los personajes, ese fuerte amor tan irracional y apasionado, y la música tiene mucha culpa de ello, me ha parecido muy acertada. Tampoco hay que dejar de lado lo que probablemente sea lo mejor de la película y que es, en todo caso, lo que la sostiene, el personaje de Senta. Todo el elenco de actores me ha gustado, pero sobre todo me ha llamado la atención la muy buena interpretación de Benoît Magimel. No es una película redonda porque hay cosas que te deja sin explicar, no es que sean cabos sueltos, son cosas que aparecen en la película que de alguna manera piensas que pueden aportar algo importante pero que ahí se quedan medio olvidadas. En todo caso, una película muy recomendable.