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El incendio

Drama Lucía y Marcelo tienen 30 años y están yendo con cien mil dólares a pagar su futura casa. Pero el vendedor no llega y la escritura se posterga un día. Tensos y frustrados, vuelven a su antiguo departamento alquilado y esconden el dinero. En el transcurso de esas 24 horas de espera y estrés, se revela la verdadera naturaleza del amor entre Lucía y Marcelo, de la crisis por la que están pasando, y de la violencia que los atraviesa. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
24 de septiembre de 2015
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Impresionante escena de amor en el garaje, síntesis de la tensa y atractiva relación de los personales.
Sería bueno que se hiciera una película ( si aún no se ha hecho, lo desconozco) de los momentos de una pareja en el decurso del tiempo, a través de escenas de amor de sus protogonistas.
Increíble Pilar Gamboa.
jbarrant
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22 de julio de 2020
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Simple y llanamente, una de las mejores películas que he visto en lo que va de año. Un fidedigno y desgarrador drama argentino asfixiante que puede y debe competir con la intocable “Revolutonary Road” de Sam Mendes como radiografía de lo que le ocurre a una pareja cuando se agota el amor y sólo queda el resentimiento y el odio. Absolutamente magistral y durísima a un tiempo, desoladora y perturbadora, intensa hasta decir basta, descorazonadora, cargada de dolor y de impotencia, una joya del cine moderno es “El incendio” de Juan Schnitman.

Porque "El incendio" es una película agreste, árida, violenta, malhumorada, encarada contra el mundo, fantástica, real como la vida y el desamor mismos. Es una inmersión a pulmón y sin comodines a los infiernos más profundos de la vida en pareja, dejando al aire todo lo imposible de la convivencia sin tapujos, sin pudor, sin perdón, sin condescendencia, tan implacable con sus personajes como con el espectador, violentado en algunas escenas durísimas física y psicológicamente hasta gritar basta.

El argentino Juan Schnitman, cual Lars Von Trier del otro lado del Atlántico, se impone a sí mismo límites en la narración cinematográfica: todo ocurre en 24 horas dentro de la vida de una pareja a la que ya no le queda nada por compartir; todo en apenas cuatro espacios; todo en largos planos secuencia de cámara nerviosa y apenas montaje; todo entre una tensión insufrible; todo a punto de estallar en violencia descontrolada; todo reducido a dos personajes, dos actores que desnudan su alma ante la cámara, soberbios Juan Barberini y, muy especialmente, ella, Pilar Gamboa. Lo de Pilar Gamboa es de esas interpretaciones que, una vez vistas, ya no vas a poder olvidar jamás. Ella sabe encarnar como pocas veces se ha visto en la pantalla el dolor asfixiante de no poder más, de saber que no puedes seguir ni un minuto más junto a la persona que amaste y que algún rescoldo aún existe paradójicamente, pero con la que no se puede compartir nada más nunca más. Pilar Gamboa es una diosa de la interpretación y en esta película está su culmen absoluto.

El resultado de tanta maravilla perfecta junta es una radiografía de lo peor de la pareja, de lo peor del ser humano que, lejos de terminar atando cabos, los desata todos para que el espectador se siga torturando tras el visionado del film, aún más si cabe. Porque su final abierto es antológico, desgarrador, te deja cavilando para siempre. Como su arranque, donde es imposible saber si estamos ante una película de atracos o de una pareja de comportamiento extraño. Y ojo a la reflexión sobre la violencia en las aulas que se desliza en la película como subtrama que te deja helado. Es lo que tienen las obras maestras, que perturban.
Sergio Berbel
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21 de diciembre de 2022
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Esta película no se encontraba en mi lista de pelis argentinas a ver. Un buen día me puse a chusmear el catálogo de https://play.cine.ar/ y encontré esta (y varias más, tiene muchísima producción nacional), me atrajo la sinopsis y recordaba haber visto actuar muy bien a Pilar Gamboa.

Cuando terminé de verla sentí la necesidad de esperar para escribir la crítica. Hay mucha violencia en este film, pero bien. Es decir, está muy bien tocado el tema de la violencia en la pareja, se nota por parte de ambos protagonistas un odio-amor tremendo, y no sólo está bien actuado, sino que también está bien contado.

Hay una gran sutileza en la forma de contar estas 24 horas que acompañamos a los protagonistas. La forma en que nos muestran ciertas cosas, nos dejan entre ver otras y algunas que directamente no nos muestran, pero están ahí, latentes. Parece una pareja cansada, viviendo por costumbre y no por amor. Se dicen que se aman, pero no les pasa nada, y esto último es un gran logro actoral.

Porque es fácil actuar de que no amas a alguien que es solo un compañero de película. Pero actuar que no amas a alguien y hacernos sentir que te duele, que alguna vez lo amaste es un gran mérito por parte de ambos protagonistas. Pilar Gamboa está a un gran nivel, diciendo sin decir (sobre todo al final del film). Su compañero de pareja, Juan Barberini al principio no me pareció tan bueno, pero en el transcurso de los 95 minutos de film me tapó la boca (algo así como lo hizo De Paul en el mundial a varios que los criticamos). El elenco secundario aparece poco y están bien.

En mi mente estaba esperando un incendio real, fuego. Que bien que está el nombre del film. Porque el fuego, está dentro de nuestros protagonistas. Ambos son una llama que empiezan a crecer, a alimentarse mutuamente y así generando un incendio en esa pareja. La no comunicación es clave para entender lo que le pasa a nuestros protagonistas. No hablan, no se cuentan lo que les pasa por dentro. Parece que cada cosa que dice el otro es un poco de gasolina para alimentar el incendio. Ambos están al salto, ocultando cosas y esperando que el otro tome la iniciativa para apagar ese incendio que los está quemando, consumiendo lentamente y dejándose morir.

Un tema que está bien tocado es la masculinidad frágil por parte de él. Esa violencia que solo puede sacar golpeando, tirando y rompiendo cosas. En vez de elegir la comunicación, el hablar. Crecimos en una sociedad donde al hombre se le pide que sea “macho pecho peludo”, una sociedad que nos hizo pensar que pedir ayuda está mal, que es mejor guardar todo y explotar eventualmente. Por suerte eso está cambiando y con el tiempo vamos a ver más Dibu Martinez que habla libremente con ir al psicólogo y pedir ayuda.

Me resultó interesante como está filmado el film. Mucho plano corto, mucha cámara en mano. Generando una buena intimidad, para contarnos mejor lo que les pasa a nuestros protagonistas. Hay algo que en la narrativa que me pareció genial. Primero nos muestran a los dos, nos cuentan una parte de la historia juntos. Luego la seguimos a ella. Se juntan y luego lo seguimos a él. Mientras veía el film caí en cuenta de eso, como no hubo un corte brusco o una pantalla en negro para contarnos los “lados” de cada uno. Súper interesante.

Mi recomendación: Buena película de origen nacional para ver gratis en cine ar.

Mi puntuación: 7/10
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Un Poeta Crítico
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29 de abril de 2016
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película pretenciosa con relaciones estereotipadas y un guión inverosímil para su contexto narrativo. Gran intepretación de Juan Barberini. Pilar Gamboa me resulta INSOPORTABLE en su papel cliché de la psiquis femenina.
Latam
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21 de septiembre de 2016
1 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabo de revisar el inicio de la película y me he llevado una sorpresa porque la cámara en ese primer plano de nuestros dos enamorados (o no) en la cama NO se mueve. Es increíble, no me lo creo. Iba a empezar mi crítica diciendo que la cámara recurre al tembleque desde el minuto uno y no para hasta el último, pero no, técnicamente empieza con la cámara quieta. Luego se lavan los dientes: la cámara tiembla. Conato de fornicación: la cámara tiembla. Pillan el coche: la cámara tiembla. Se sientan a hablar de sus cosas: tembleque... ¿Por qué?; ¿por qué?; ¿por qué? ¿Es necesario tanto temblor? Porque en la renombrada escena de sexo en el garaje puedo entenderlo, si el chaval tiene que salir por patas porque un adolescente psicópata le quiere matar lo entiendo, pero ¿de verdad es necesario ese temblor de cámara incluso cuando están hablando tranquilamente sin excitación alguna?

Odio tanto el tembleque de la cámara que incluso creo que una película así, pese a su potencial, todo acaba desmoronándose. Dicen que la puesta en escena es maravillosa.... Me río, me río y me vuelvo a reír... Cuando un recurso que debería ser puntual es tan recurrente se convierte en exceso imperdonable.

¿La historia? Qué más dará ya cuando a la media hora uno está tan harto de que la cámara no deje de moverse... ¿Se quieren de verdad o se odian? Me da exactamente igual ya al final... Los actores maravillosos, eso sí. Al gran John Cassavetes le encantaría una película así. A mí me ha parecido una muestra nefasta del cine actual.
Luisito
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