El camino a casa

Si la palabra poesía se define en el diccionario como la manifestación del sentimiento estético, y como la idealidad, lirismo y cualidad que suscita un sentimiento hondo de belleza, deberemos entonces concluir que esto es exactamente para el cine Zhang Yimou. Y muestra de ello es este magistral trabajo en el que, a través de las cosas cotidianas y más sencillas en la vida de una muchacha en una pequeña aldea, es capaz de darnos la muestra más sublime de amor.

Partiendo del blanco y negro, se nos cuenta una historia retrospectiva donde en contraste nos deslumbrará la magia del color, igual que deslumbrarán los sentimientos de esa historia al personaje del hijo mientras nos la da a conocer... Porque, aunque con la más que estimable colaboración -como ya ocurriera en la también excelente "Ni uno menos"- de la fotografía de Yong Hou, en manos de Yimou el color es eso: mágico.

La escena de la entrañable muchacha genialmente interpretada por Zhang Ziyi, esperando mientras mira al camino nevado, es uno de los pocos momentos de toda la historia del cine donde la imagen por sí misma nos comunica el sentimiento con fuerza inusitada. Esa espera, plasmada así en la pantalla, se convierte en todo lo que da sentido a una vida y en lo que justifica la existencia de los personajes. Si a alguien aquí se le escapa alguna lagrimilla o se le remueve el alma será simplemente señal de que alguna vez amó o quiso ser amado así, como lo hace la protagonista.

En cosas tan simples como una comida preparada con exquisito cariño e ilusión, se nos hace ver lo fundamentales que son todos esos pequeños momentos que se nos ofrecen o que ofrecemos y que muchas veces no son valorados como realmente merecieran. Por eso, después de ver esta película, uno graba en lo más hondo de su ser todos aquellos detalles que debieran ser importantes y se promete a sí mismo que cuando crea que ha podido olvidarlos siempre le quedará volver a ver "El camino a casa", porque realmente esto es la película: nuestro camino a casa, la "casa" que es todo aquello que verdaderamente importa.

"- Tenemos que respetar a los mayores y cuidar a los niños.
- En la vida hay que tener ambición.
- Leer y escribir forma parte del conocimiento.
- También es bueno saber sumar y restar.
- Hay que apuntar siempre todo lo que te ocurre.
- Tenéis que conocer el pasado y el presente..."

En 1999 Zhang Yimou filma el que es probablemente el mejor film que ha realizado, superando a todas las grandes obras que había hecho hasta entonces, con esta lírica, nostálgica y sencilla historia de amor. Con unos toques de melancolía y de pesadumbre, pero también de alegría de vivir, de compasión y de fraternidad, es imposible no conmoverse con un relato tan sincero y tan universal como el que nos ofrece en esta obra maestra Yimou.

"El camino a casa" supone también el debut en el cine de la actualmente consagrada Zhang Zi-Yi, en el papel de la carismática Zhao Di, y es un debut sencillamente asombroso. Gracias al maravilloso trabajo de la actriz veremos el mundo a través de sus ojos transparentes y apasionados, y el propio Yimou le hará una verdadera declaración de amor con la cámara, envolviéndola en todo momento con una admiración y una identificación preciosas.

Todos queremos vivir una historia de amor como la que se relata en "El camino a casa", y, sobre todo, encontrar a nuestra Zhao Di particular con la que poder compartir nuestra vida.

Esas miradas entre la joven Di y el maestro Luo Changuy es una de las más bonitas muestras de amor de la historia del cine.

Simplemente maravillosa...

Efectivamente "El camino a casa" narra, mediante una elipsis, una historia con muy poca acción.

Predominan las miradas, los gestos, los detalles. He leído en varias referencias a la película que se trata de una obra de gran sencillez. Eso sí, en el mejor de los sentidos. Pero quiero dar mi opinión al respecto; ¿hay algo más grande, profundo y conmovedor que disfrutar de uno de los romances mejor filmados en la historia del cine?. Sencillo sería si contara una historia con poca trascendencia, con poco empaque. "El camino a casa" relata, con una sensibilidad pocas veces vista en pantalla, la razón porque los seres humanos aprendemos a compartir la vida con alguien. Y eso, creo yo, está en las antípodas de la sencillez.

Yo todavía no lo sé, pero si un cineasta del otro lado del planeta consigue empatizar con nuestro corazón, puede que siga creyendo que puede existir este tipo de amor tan puro, tan real.

Y eso, para mí al menos, no es ficción. Es vida.

Magistral obra de Zhang Yimou. Resulta complicado en la cinematografía contemporánea contemplar una obra de tanta sutileza, elegancia y sensibilidad. Muy recomendable a todos los que buscan un sentido a la vida. Si este prodigio vital no les emociona quizá deban reflexionar si su sensibilidad existe.

Otra vez nos pone Zhang Yimou ante una película sencilla, honda, delicada, conmovedora, intimista, que te emociona desde el primer plano al último, en la que cuida todos los detalles con precisión hasta el final y es que la película con su aparente sencillez es sobre todo, lo que expresa es puro amor, sentimientos verdaderos y una ternura inmensa. La película además de contarnos una maravillosa historia de amor, también nos muestra un respeto por las tradiciones, la jubilación, la vejez, y quizás la nostalgia de un pasado ideal.

La fotografía como en todas las películas de este director está muy cuidada, de una serena belleza, casi rayando en la magia, la maravillosa forma de como nos muestra esos bellos paisajes vacios pero a su vez llenos de vida, de una gran belleza plástica, como detalle decir que al igual que en la maravillosa Vivir, prescinde del color azul volviendolo a utilizar sólo para los títulos de credito del final.

¿Qué le faltan diálogos a la película? es que no le hacen falta, lo explica casi todo con la fuerza de las imágenes, porque nos encontramos ante una película fundamentalmente visual, en el que la fascinación juega un papel esencial. ¿Qué es lenta? es que la delicadeza y sutileza con la que están contadas las cosas requieren ese ritmo, y que decir de la interpretación de Zhang Ziyi, pués que está soberbia, que al igual que a la película no le hace falta expresarse, con la mirada tiene suficiente y es que el verdadero talento el verdadero arte, se tiene o no se tiene, así de sencillo y así de trágico.