Tootsie

Tootsie es, sin duda, una de las grandes comedias de la historia del cine, con una actuación memorable de un gran actor como Dustin Hoffman. El mérito principal es que con un argumento tan propicio para el desmadre y la risa fácil, Pollack contiene las cosas de manera que la risa, que sale sin dificultad, nunca se fuerza. Lo más divertido del argumento es ver como poco a poco todo se le va yendo de las manos al protagonista, que incluso enamora sin quererlo a los hombres en su nueva faceta de mujer.

Algo a recordar es la extraordinaria canción "It might be you" que interprete Stephen Bishop al final de la película, toda una joya.

Película fascinante, deliciosa, gloriosa, espléndida, humorística, precisa. Es excelente. Me rompo con ella a carcajadas, si bien está un poco pasada ya; pero conserva esa lozanía de las cosas originales y nuevas sin embargo.
La exposición de la misma tiene una progresión muy racional, y está acompasada intachablemente; y el humor es estupendo... ¡Vamos… El encanto del Cine es esto, es el percibir que el tiempo se ha deslizado en un santiamén, que es lo que le corresponde!

Hal Ashby, fue en principio elegido para dirigirla, pero sus discrepancias con Dustin Hoffman, hicieron que abandonase el proyecto. Tal vez si el gran actor, hubiese aceptado la linea que Hal Ashby deseaba imponer, hubiese recibido el Oscar de su nominación.

Sidney Pollack permitió que el actor gestionase gran cantidad de escenas, para luego él en la sala de montaje, realizar la edición que creyó más conveniente.

Es entretenida, tiene un guión que funciona, aunque los gags se ofrezcen a buen ritmo para que sus carencias no se hagan evidentes.

Lo que no se puede discutir es su éxito de público, ya que fue la película más vista en 1.982 después de E.T. Recaudando en USA 177 millones de $, con un coste de producción de 22.

Algunas películas me transportan a esa nostalgia inefable de la década de los ochenta. Mi década.
No ha habido otra tan pletórica.
Desde 1980 hasta 1989, entre mis cuatro y mis trece años, yo empezaba mi andadura y el cine comenzaba a revelarse como un prodigio, como una caja de sorpresas y un prestidigitador que siempre escondía conejos saltarines en su sombrero de copa, que soplaba sobre su palma un polvo de hadas que brillaba como el sol y que se esparcía cubriendo todas las superficies y eliminando los rincones sombríos, y que olía a todas las cosas maravillosas que yo podía recordar. Era un educador que me mostraba todos los mundos posibles e imposibles mientras me ofrecía caramelos de los sabores más deliciosos.
Durante aquellos años en los que el tiempo aún no tenía fronteras ni corría inexorable como ahora, y que se detenía cuando yo quería, vi muchas películas que resplandecían con olor a novedad, con ese olor de los ochenta que eran los años de mi infancia. Aquella estética característica del cine de ese período, las modas de entonces, la música, las corrientes ideológicas, aquellas comedias felices y sanas que siempre tenían su punto de alegre ingenuidad. Perdí la cuenta de la cantidad de comedias americanas que vi entonces. Con ellas (y con montones de series, de largometrajes de animación, de películas de fantasía y otras muchas) crecí. Me acompañaron en el viaje del crecimiento.
Nunca les estaré lo bastante agradecida.
Por eso, hoy me arrasa la nostalgia. Y "Tootsie" es una de las causantes de que tenga la nostalgia a flor de piel, porque fue una de aquellas comedias que me ayudaron un poquito a crecer, y que llegaron en la mejor época de toda mi vida.
"Tootsie" no es por sí misma una maravilla, pero posee gran valor sentimental. Ahora, cuando la veo, advierto mucho más racionalmente sus matices. La lucha de sexos, la reivindicación de la igualdad, el destierro de las actitudes sexistas, y la mejor comprensión del lado femenino y la identificación, por parte de un actor fracasado y desesperado por encontrar un papel de éxito, con esa parte femenina que no sabía que existiera en él hasta que se mete en la piel de una mujer, la que él mismo se inventa para conseguir trabajo.
Todo eso lo reflexiono con lucidez en mi treintena. Y aunque, curiosamente, disfruto de la película, hace más de veinte años, cuando predominaba la intuición y la inocencia, la disfrutaba más, y de una manera distinta. Ahora prevalece el análisis minucioso y, aunque me encanta y me llena, siempre echaré de menos aquel polvo de hadas que flotaba ante mis ojos, y que en algún escalón del recorrido se posó en el suelo y ya no volvió a flotar.
Excepto, quizás, en algunos brevísimos destellos en los que creo volver a tener diez años, y que duran lo mismo que una pompa de jabón antes de estallar en el aire.

Ni Pollack creó a la mujer, ni detrás de un gran hombre hay una gran mujer ni demás frases hechas.

Dustin Hoffman hace un gran papel y a eso nos tiene más que acostumbrados, pero la película, pese a dejar entrever el elogiable propósito de su director se convierte incomprensiblemente en lo contrario:

- en un caricaturización / ridiculización de la mujer fea a través de Tootsie,
- en una infantilización de la mujer bella a través de Jessica Lange,
- en una estereotipación de la mujer histérica a través de Teri Garr

(categorizaciones como las del diábolo, cilindro y campana),

- y en un chorro de tópicos masculinos (el director mujeriego y machista que no le quita la mano del culo a Lange o el compañero de piso casi en ademán de tocarse los huevos todo el santo día) que solo redime el bueno de Hoffman porque ha convivido con su lado femenino y por ello, se reconvierte en el hombre perfecto (jasjasjas) eso sí, sacando antes de su aletargado estado de estupidez a las mujeres que se creen todo que lo que vomita la televisión.



De acuerdo en que, la película contiene dos o tres gags en los que sí, no queda más remedio que soltar una carcajada...

Y claro, cuando llega lo inevitable: todos con todos, se hacen la picha un lío... el actor, Tootsie, Jessica, el padre, el director, la novia “histérica”...

Pero es que también es cierto que lo que se echa en falta, hasta ese momento, es precisamente la gracia de una historia contenida y de una Tootsie forzada que más repele que encandila, supongo yo, que por igual, tanto a hombres como a mujeres.

Ella/él dice que es persona, “no Dorothy, ni Doth, ni Tootsie, ni cariño, ni mujer”, sino persona. Vale, lo dejamos en persona, pero insufrible.

No me creo ni en chiste que la encantadora Jessica Lange pueda caer rendida ante el ¿carisma? de un Dustin Hoffman que explota su lado femenino hasta rayar el absurdo:

- persistiendo en la idea machacona de que la integridad moral y la inteligencia están por encima del físico de la mujer cuando todo lo que engullimos y lo que nos han inoculado (en gran parte a través del cine) demuestra exactamente lo contrario (¿por qué no toma ese papel Jessica Lange? ¿por qué lo hace Tootsie que es un cardo borriquero?)

- calzando tacones, vistiendo fajas, levantándose a las 4 de la madrugada para maquillarse y así, descubrir lo duro que es “ser mujer”... “¿cómo pueden seguir resultando atractivas y no morir de hambre?”, dice Hoffman. Idiota. ¿No se da cuenta de que es él quién exige tales cánones?

- y, para colmo de males pensando por las mujeres y convirtiéndose en adalid de sus derechos y dignidad, mientras ellas, los personajes femeninos o se pasman ante Tootsie o prorrumpen en aplausos y en fin, acaban por encontrar un sentido a sus vidas como personas, no floreros a través de un hombre que se hace pasar por mujer. Un hombre llegado para aleccionarlas...
Demasiado retorcida.