Cecil B. Demente

Esta película una de las más peculiares que he visto nunca, una comedia disparatada contra el cine comercial. Es muy diferente a cualquier película crítica, para arremeter contra el cine comercial utiliza a un grupo de cineastas independientes liderados por Cecil B . Demente (todos ellos personajes geniales y excéntricos) secuestran a una estrella de Hollywood para rodar una película en contra de todo el tinglado del cine comercial-basura, y en el rodaje de su peli "boicotean" (por llamarlo de alguna manera) activamente rodajes, etc. Es muy interesante, ya que se critican cosas como los remakes yaquis de buenas películas extranjeras (algo demencial, pero que se le va a hacer si los usamericanos "no leen subtítulos"), la censura (con la excusa de hacer cine familiar), la hipocresía de Hollywood, la forma de ser de las estrellas, hacer segundas partes de buenas películas que se cargarían la primera, el adaptar videojuegos para hacer pelis, que el lucro sea lo que mueve hacer películas, etc. Y de paso también se critican cosas como lo que se vende en los cines (refrescos, palomitas, etc.) y sus premios (además de la calidad, como esas palomitas hechas con aceite de coco...), las personas que entran a la sala cuando la película ya está empezada, etc. Y nos muestra el contraste entre ese cine y el independiente, hecho por gente que ama el cine y se compromete con él y hacen pelis sin ánimo de lucro, solo por amor al arte, porque el buen cine es un arte. Es genial el cambio de Honey cuando comienza a hacer la película de Cecil, refleja muy bien lo contado anteriormente. Además es muy entretenida y tiene puntos graciosos muy buenos. Lástima que se haga tanto hincapié en el tema del sexo ya que no pinta demasiado (a excepción del cine porno, al que también se defiende). Además se hacen homenajes a autores independientes como Cecil B. DeMille (está claro), Pedro Almodóvar o David Lynch. Una película crítica y muy arriesgada de demanda cinéfila con la que estoy de acuerdo en gran medida (teniendo en cuenta que la película es muy exagerada). Duele que sea casi una total desconocida al lado de películas triunfadoras (y mediocres) como "A Todo Gas". "¡Muerte a los que producen mal cine!".

El independiente John Waters hace con esta película una broma que como tal hay que tomarse, lo que no impide que sea un auténtico bodrio. Un grupo de fanáticos "freaks" del anticinecomercial secuestran a la estrella del momento (Griffith) para rodar junto a ella una alocada película de presupuesto cero, dirigida por Cecil B.Demented (Dorff).
Inconexa, caótica y descabezada, me parece muy bien que al señor Waters le dé por bromear contra el cine comercial, por reivindicar el cine "underground", por criticar el "star system" o por defender el entusiasmo como primer elemento para hacer una película, pero es que él mismo no está haciendo una película, sino que está construyendo (posiblemente con toda conciencia) castillos en el aire, aniquilando lo que precisamente quiere defender. La idea argumental no era mala, pero es tan malo el guión que estamos ante una cutre película, pero inofensiva y lastimosa. Hay guiños a gente tan estimulante como Fassbinder, Pasolini, Almódovar, Lynch, Peckinpah o Fuller y a otros como Spike Lee, William Castle o Andy Warhol, aparte de a De Mille, por supuesto; hay también una defensa y apología del fetichismo, voyeurismo, del mal gusto, de la serie B y Z, del sexo y la violencia. Pero lo hay a base de imaginación, porque sino lo que hay es simplemente nada.

El transgresor, imagino que a él no le gustará este adjetivo, John Waters nos ofrece su visión de un rodaje indie tras robar al star system una de sus estúpidas estrellas y reeducarla para la causa del auténtico arte cinematográfico.
El álter ego del director estadounidense, el temido iconoclasta Cecil B. Demented, encabeza una rocambolesca acción guerrillera para recuperar el buen cine, el único cine, y fustigar hasta arrojar del templo sagrado a los mercaderes hollywoodienses. Una auténtica banda de mártires de la verdad lucharán a muerte contra la falsedad y el rancio conservadurismo que invade cualquier espacio cinematográfico.
Os aseguro que no es difícil simpatizar con sus razones y justificar las batallas de estos locos "terroristas".

John Waters es un artista original, salió en un mítico capítulo de Los Simpsons, aquí firma su mejor obra, es una historia apasionantemente loca y divertida.

Resulta que unos salvajes terroristas cultos y amantes del cine están hartos de que sólo haya producciones baratas e insulsas en los cines y secuestran a una súper actriz para obligarla a rodar una película que valga la pena. Las reglas que rigen el grupo son extravagantes y el resultado también, destacar que tiene diálogos divertidos y se acuerdan de Almodóvar.

Loca, divertida y original. No mucha gente es capaz de inventarse semejante historia.

Sólo hay que saber que su director es John Waters para imaginarse el estilo personal de esta película que hace referencia al cine "independiente" y aboga por el verdadero cine, el anticomercial.