Cold Prey: Fanáticos del Snow

Una película más de terror-adolescente, que se salva un poco de parecer lo mismo gracias a que viene importada de Noruega, ese país tan alejado de los temibles USA fabricantes de películas en serie. La fotografía, caras distintas alejadas del típico look californiano y nombres que no incluyen Jenny o John; nos hacen creer, al menos, que se trata de algo diferente.
Es, eso sí, altamente predecible. Pero se le perdona todo por ese intento de homenaje reiterado a El Resplandor.

Sí, es cierto que sabes en cada momento lo que va a pasar, quién va a morir y casi cómo va a hacerlo, pero también es cierto que mantiene una atmósfera de miedo e inquietud que la hace entretenida para quien guste del género. Verla una noche tonta en la que no sabes qué hacer no puede hacer ningún mal. Y, además, es cortita

En realidad es lo mismo de siempre, un grupo de personas que se quedan aisladas (en el espacio, en un avion, en el ártico, en el mar, en el coche, en el water... ), con algo o alguien que se empeña en hacérselas pasar canutas (un alienígena, un tiburón asesino, un cocodrilo cabrón, un pulpo gigante, un jilguero carnívoro, un demente, un psicópata, un agricultor cabreado o un político mosca porque se ha quedado sin la comisión de un blanqueo).
Pues Cold Prey es lo mismo, unos amigos que se quedan aislados en un albergue en medio de las montañas nevadas de Noruega. Sin embargo el argumento está muy bien reinventado, es creíble.., es ¡¡creíble!! Hacía tiempo que no disfrutaba con un peli de miedo, aunque en realidad no es miedo, no hay nada sobrenatural, sólo un cabronazo tarado con un pico pero aún así, está muy bien. A mi por lo menos me ha gustado, me ha sorprendido bastante. La recomiendo, ya lo creo.
Hay otras dos partes, la segunda no la he visto, la tercera sí y no mola demasiado aunque he de reconocer que tiene su puntito. Bien por los noruegos (y las noruegas).

En esta película se combina el deporte de aventura; como es el snowboard, con una historia de escalada por la nieve y algunas misteriosas desapariciones, para desembocar en una película slaher típica de adolescentes.

Alejada del estereotipo norteamericano, nos encontramos con una cinta original, en cuanto a contenido. Los espectaculares paisajes nevados del norte de Europa ayudan a adentrarnos en la particular historia de un psicópata al estilo norteño, Cubierto de pieles, su actitud fría y sanguinaria recuerda mucho a grandes asesinos del celuloide como: Leatherface o Jason Voorhees, pero en plan esquimal.

El final de la película es bastante inesperado y revelador.

Sin duda, una cinta que podrá gustar mas o menos al público en general, pero que sin duda aporta un soplo de frescura a un género (Slasher) sobresaturado de producciones norteamericanas.

Cold Prey está muy bien. Es simple empezar así, pero es directo y es verdad. ¿Para qué usar florituras?: la película es una fórmula mil veces vista, pero ejecutada eficazmente, por lo que consigue crear una tensión y un mal estar que sabemos que no son fáciles de conseguir. Conoces la historia, pero si te la cuentan bien contada, la vuelves a disfrutar.

Cinco amigos deciden ir a las montañas a disfrutar de un día de nieve y esquí. Uno de ellos se rompe una pierna y pronto empieza a anochecer, así que no les queda otra opción que pasar la noche en un hotel abandonado en medio de la nieve…

¡Qué disfrutables son los slashers cuando están bien desarrollados! Este subgénero que nos ha dado tantas alegrías (y disgustos, pero vamos a quedarnos con lo bueno) está poblado de cintas que repiten una y otra vez la misma ecuación: chicos jóvenes caen como moscas a manos de algún desalmado, y sólo una final girl a la altura puede acabar con su malvada persona. Y por supuesto, si la cartera da de sí, el malo volverá una y otra vez en innumerables secuelas. Una fórmula tan gustosa como simple, que por algún motivo funciona por mucho que pasen las décadas.

Cold Prey lo hace bien: el elenco liderado por Ingrid Bolso Bernal es normalito, pero ella tiene la fuerza necesaria para plantarle cara a lo que les acecha. Llora con miedo, pánico, angustia y puede parecer una nimiedad, pero que la prota muestre todas esas emociones es importante para que la cosa funcione. En cuanto a guion las situaciones son tan simples como os podáis imaginar: edificio abandonado, nadie alrededor que te pueda ayudar, jóvenes con movidas de amoríos, sitio inhóspito y desasosegante, pero todo está bien compuesto. De alguna manera, la historia trillada se traslada a la pantalla con eficacia. Se consigue tensión con los silencios al recorrer los pasillos, con planos que se alargan para conseguir nerviosismo en el espectador, con las emociones mencionadas antes bien trabajadas, la localización con recovecos como la despensa o la caseta de herramientas, las situaciones en las que tienes que separarte porque no te queda otra.

En definitiva, el uso de las herramientas narrativas y visuales están más que correctas. Por todo ello suponemos que, a su director, Roar Uthaug, no le ha ido nada mal desde entonces. Ha tenido una carrera fructífera dirigiendo Tomb Raider (la versión con Alicia Vikander) o la reciente Troll, producida para Netflix en 2022. Cold Prey tuvo además una segunda parte, y se comenta que está muy conseguida, aunque la dirigió otra persona.

No puedo despedirme sin comentar que en España, la película se tradujo como Fanáticos del Snow lo cual me provoca mucho asombro y confirma que quienes escogieron ese título solo vieron los cinco primeros minutos. Yo diría que por tal incompetencia merecen pasar unos días en el hotel abandonado de la peli.

Si tenéis ocasión no os la perdáis, y si es con amigos en la nieve, todavía mejor.

https://www.terrorweekend.com/2023/03/cold-prey-review.html