Playmobil: La película

Tras el gran éxito que significó ‘La gran aventura LEGO’ era cuestión de tiempo para que Playmobil tuviera también su película, el resultado, sin embargo, está bastante lejano a lo logrado por su competencia.

La historia inicia en el “mundo real”, una joven, Marla (Anya Taylor-Joy) sueña con viajar por el mundo y llenar su pasaporte de diferentes sellos, pero sus sueños se ven frustrados cuando una tragedia alcanza a su familia, debiendo quedarse a cargo de su hermano pequeño, Charlie (Gabriel Bateman).

Al poco tiempo, cansado de vivir encerrado y bajo el control de su hermana, Charlie escapa de casa y se introduce en un lugar donde hay una gran colección de figuras y mundos de “Playmobil”, justo cuando llega su hermana, ambos son atrapados en un mundo animado y convertidos en pequeñas figuritas, donde conocerán nuevos amigos y aventuras que les cambiará su vida.

La película presenta diferentes problemas que van de una introducción en acción real que se prolonga demasiado, a una historia que en general luce poco interesante, a la que le afecta una perdida del ritmo cerca de la mitad del metraje y sobre todo que está narrada sin gracia ni encanto, en un relato donde ninguno de los personajes animados consigue ser lo suficientemente atractivo para sostener el interés.

Inevitablemente hay que comparar esta película con las realizadas por Lego y la diferencia es abismal, esta es un producto al parecer diseñado para un público muy infantil por lo que al público mayor difícilmente le parezca atractiva, sobre todo por su falta de magia e ingenio, y su total falta la irreverencia, quedando así en una película muy ligera, básica y además aburrida.

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Los juguetes que han marcado la infancia de muchos de nosotros por fin tienen película, aunque no destacará dentro de un género con muchísimas opciones mejores. Sobre todo por una historia tan genérica y típica desde el primer minuto, que el factor sorpresa y la originalidad brillan por su ausencia, cogiendo casi todos sus elementos narrativos de cintas similares de Disney y otras compañías.

Además, poco importa que los protagonistas sean muñecos de Playmobil, ya que apenas se aprovechan las características concretas de estos muñecos, tal y como hace LEGO en sus largometrajes. Eso sí, entretiene holgadamente y tiene varios gags y personajes bastante graciosos, algo es algo.

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Ser padre en periodo vacacional, hoy en día, consiste principalmente en tener una inventiva fuera de lo normal para ocupar el tiempo libre de tu retoño con actividades de lo más variadas y variopintas.

Una de ellas, como amante del cine que soy, consiste en tragarte prácticamente todos los estrenos infantiles del verano, incluyendo reposiciones (hace unos días vi por tercera vez en mi vida “Los Goonies” en una sala de cine; la segunda fue con la madre del niño hace unos años, en una operación de marketing que sospechosamente se parece cada vez más a las reposiciones que todos los años hacen en televisión de “Verano azul” en periodo estival).

Las dos pelis que he visto están basadas en juegos/juguetes con los que dos generaciones de niños de distintas épocas han/hemos disfrutado muchísimo.

Lógicamente, el tratamiento que debía darse a cada película no era el mismo, pues mientras una estaba basada en personajes de videojuegos muy actuales, otra se inspiraba en unos muñequitos de plástico que tienen más de 40 años.

La sorpresa, en mi caso, viene en que, por edad y cariño hacia el juguete, la que quizás debería haberme interesado más me ha parecido un pestiño soso, cursi, sin alma y lo que es peor aburrida.

Siento mucho decirlo, pero no.
La peli de los Clicks (yo siempre los llamaré así) de Playmobil (aunque ahora insistan en que se llaman así) no se acerca ni de lejos a lo bien que está tratada la historia en la Lego Película, por poner un ejemplo de un caso muy parecido.
Mientras que en una todo es original y ocurrente, en la otra todo va forzado y sin gracia.

Es una película familiar y agradable de ver pero nada más. El guion es de lo más sencillo: una hermana, Marla, debe buscar a Charlie, su hermano perdido en el mundo de Playmobil después de que ambos sean arrastrados a él por la luz de un faro. Marla emprende la búsqueda con la ayuda de un hombre que tiene un camión para preparar comida callejera. Esto es una escusa para ir de mundo en mundo hasta llegar a donde está su hermano. Los mundos de Playmobil están bastante bien pero no me ha agradado el carácter serio de los personajes principales, salvo Nerón, todos son excesivamente rígidos y no hay sonrisas o risas. Si, hay algunos chistes sueltos de vez en cuando pero el tono general es que Marla está rodeada de amigos que la ayudan pero ninguno sirve para reírte a pierna suelta un poco, ni el cocinero, ni el espía, ni el robot.
Lo peor es que no hay coherencia interna en la trama, saltas de un mundo a otro porque sí; y el tono familiar no ayuda mucho porque es demasiado previsible. Poca originalidad.
Lo bueno de la película es que tiene canciones que aminan un poco la trama, aunque si no te gustan las películas musicales puede que para ti no tenga nada interesante.
Los niños pequeños la verán con agrado o la ignorarán.

Inevitable el tener en mente la maravillosa LEGO película -ambas, de hecho- al estar viendo esta adaptación de los famosos juguetes que poblaron mi infancia, al menos si eres un adulto. Una producción disfrutable únicamente para los más pequeños, que bien podría haber sido un producto directamente para videoclub si viviéramos en aquella época. La aparición de Anya Taylor-Joy le da un puntito extra a día de hoy, pero es algo anecdótico.

Sin saber exactamente qué quiere ofrecer, Lino DiSalvo hace una película que huele a encargo demasiado y que a la misma vez siempre se siente como una consecuencia directa de la exitosa LEGO película a la que jamás se le acerca. Parece que me toca decir que aunque de juguetes soy de Playmobil, en lo cinematográfico soy más de LEGO.