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Philadelphia

Drama Andrew Beckett, un joven y prometedor abogado de Philadelphia, es despedido del prestigioso bufete en el que trabaja cuando sus jefes se enteran de que ha contraído el sida. Decide entonces demandar a la empresa por despido improcedente, pero en un principio ningún abogado acepta defender su caso. (FILMAFFINITY)
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Críticas 99
Críticas ordenadas por utilidad
14 de octubre de 2006
30 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Notable drama del director Jonathan Demme ("El silencio de los corderos") que cuenta la historia de un prestigioso y joven abogado que es despedido cuando contrae el sida, pero los motivos no parecen del todo claros.

La historia y el guión en si son algo simplones, pero con la ayuda de un gran director como Demme y dos actorazos como lo son Denzel Washington y Tom Hanks (este último está conmovedor, sin duda en una de las mejores actuaciones de la historia del cine) se consigue un emotivo y sobrecogedor drama que nos tiene en vilo durante toda la cinta.

Consiguió 2 Oscar en 1993: Mejor actor para Tom Hanks (algo inédito por ser un papel homosexual) y a la mejor canción para la esplendida "Streets of Philadelphia" de Bruce Springteen.
Black Mamba
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9 de julio de 2007
21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Philadelphia es una honesta crónica sobre uno de esos temas que al cine comercial USA no agrada. Es reseñable que en el enfoque se huye de la sordidez o el morbo, fijándose en cómo afecta la enfermedad al aspecto humano y social, el rechazo resultante sobre todo de la ignorancia, y haciendo especial hincapié en la lucha por la dignidad.

Tom Hanks, gran actor aunque prototipo de lo políticamente correcto, arriesga en un papel difícil y hace una interpretación magistral llegando a estremecer en la recordada secuencia sonando La mamma morta por voz de Maria Callas con toda su grandeza y pasión, mientras la cámara penetra en el interior de un alma herida.

Para El silencio de los corderos Demme urdió una planificación que engrandecía actuaciones ya de por sí espléndidas, aquí su controlada dirección se centra también en los actores, acreditando grandes cualidades en dicha materia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ennis
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25 de septiembre de 2011
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película inspirada en la historia de Geoffrey Bowers, un abogado que en 1987 demandó a la firma Baker & McKenzie por despido injustificado en uno de los primeros casos de discriminación por la enfermedad del SIDA.

La historia se desarrolla en una época en la cual padecer aquella enfermedad era sinónimo de ser homosexual, prejuicio que ha ido cambiando a lo largo de los años, ya que estamos ante la presencia de un agente que a diferencia de los seres humanos, no discrimina.
Si lo analizamos desde un punto de vista médico y estadístico, podríamos afirmar que los virus constituyen hoy en día los máximos enemigos de la humanidad.

El argumento funciona bien, más que contar la historia de un enfermo de SIDA, la película tiene como trasfondo principal la discriminación hacia la comunidad homosexual, que coincide en aquellos años 80, con la irrupción del virus.

La canción “Streets of Philadelphia” ganó merecidamente el premio de la Academia. Tom Hanks tiene una performance sobresaliente y gana el Oscar a mejor actor principal, ¡OBJECIÓN! Denzel Washington se devoró la pantalla, su actuación fue simplemente perfecta, no se lo nominó ni siquiera a mejor actor de reparto, Hanks tiene pocos diálogos en comparación con Washington y en la mitad de ellos lo que se luce es su maquillaje (que sí tuvo nominación), si bien la historia gira en torno a el personaje de Hanks, el actor afroamericano bien podría haber sido nominado a mejor actor principal.
¡A LUGAR!
La discriminación que acusa y ataca la película irónicamente se vio en las nominaciones y por ende en la posterior premiación.

Mi incomprensión se aminora al recordar que “Ciudadano Kane” perdió ante “Qué verde era mi valle”.

Dr.Juventus
DrJuve
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17 de septiembre de 2007
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace catorce años era muy duro ser homosexual. No es que ahora lo sea menos pero parece que vivimos en una democracia relativa en la que está de moda tener cerca a un gay. Vamos que los gays molamos. Porque somos modernos, comprensivos, divertidos y porque tenemos lo mejor de un hombre y lo mejor de una mujer. Pero también lo peor.

Hace catorce años llegó a las pantallas Philadelphia. Una película valiente que narra la lucha contra la injusticia de un joven abogado que es despedido al descubrirse su tendencia sexual y que está infectado por el VIH. Para que le ayude se hace con los servicios de un abogado de color que debería saber más que nadie de prejuicios, pero resulta que él mismo los tiene hacia su colega. Esta es una de las cosas que hace grande esta película. Porque saca a la luz con absoluta maestría lo hipócritas que somos. Porque en este mundo hay gays xenófobos, negros racistas y esa es una verdad como un templo señores.

En resumen, que es una magnífica película, con unas interpretaciones soberbias (que grande eres Denzel) y un Tom Hanks que dejó atrás sus papeles de payaso comercial y nos dejó de piedra bordando el papel de protagonista. A Banderas le he visto hacer cosas mejores por lo que no comentaré demasiado al respecto, ya que no desentona con el conjunto.
nano
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17 de agosto de 2009
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace treinta años nadie sabía lo que era el SIDA. Ni siquiera la enfermedad tenía ese nombre. En los ochenta todo cambió… una nueva enfermedad salió a la luz. Los homosexuales, seguros de tener menos problemas que los heterosexuales en el sexo seguro, fueron los primeros seres humanos a los que se les diagnóstico masivamente la enfermedad. Se descubrió al poco tiempo que dicha enfermedad era en realidad un virus que se transmitía por la sangre, y que atacaba tanto a heterosexuales como a homosexuales. De hecho su incidencia en comunidades de drogadictos que compartían jeringuillas era muy alta. Sin embargo, debido a condicionantes sociales y la propaganda de la época, a la enfermedad se le conoció durante mucho tiempo como la peste rosa. Muchos de esos prejuicios aún se mantienen hoy día.

Conociendo todo esto, tenemos que trasladarnos ahora a los noventa para juzgar con objetividad este filme. En dicha época el SIDA estaba todavía en sus primeros años de estudio. Su mortalidad era altísima. Y ser una persona con la enfermedad te tachaba automáticamente de la sociedad, haciendo que el infectado prácticamente muriese en vida. Para subrayar esta discriminación al comienzo de dicha década a los homosexuales se les toleraba mucho menos que ahora. Y si se descubría que, además de estar enfermo, eras homosexual, las consecuencias eran nefastas. Además de todos estos puntos anteriores hay que resaltar uno de los méritos de la película. Hoy en día es muy común ver producciones donde el amor homosexual se muestra con total naturalidad. Sin embargo en aquella época la reacción más común ante dichas escenas era de odio y firme repulsión.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Rand
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